Ruth Beitia:“El deporte debería ser cuestión de Estado”
15 medallas internacionales más tarde, Ruth Beitia decidió el pasado mes de octubre hacer público en rueda de prensa su despedida del deporte de élite. Ella, que había acostumbrado a los aficionados al atletismo a celebrar importantes logros en las alturas, lidiando con el listón en su modalidad de salto de altura y saliendo mayoritariamente victoriosa. 15 medallas más tarde la deportista pasa a convertirse en leyenda.
Nadie ha puesto en duda el título oficioso de mejor deportista española de todos los tiempos. Sobre sus espaldas, ratificando esa condición de reina del deporte nacional, un palmarés brillante: Juegos Olímpicos, oro en Río 2016; Mundiales al aire libre, bronce en Moscú 2013; Europeo al aire libre, oro en Helsinki 2012, Zurich 2014 y Amsterdam 2016; Mundiales en Pista Cubierta, Plata en Doha 2010 y Portland 2016, bronce en Moscú 2006 y Sopot 2014; Europeos en pista cubierta, oro en Goteborg 2013, plata en Madrid 2005, Turín 2009, París 2011 y Belgrado 2017, y bronce en Birmingham 2007.
Esta decisión llegó a los 38 años de edad, tiempo en el que cultivó el atletismo como una forma de vida, la misma que le moldeó como persona. ¿Cuál fue la sensación de Ruth Beitia el día después de haber anunciado su adiós al deporte de élite en rueda de prensa? “La verdad es que me levanté feliz, entre otras cosas porque el duelo ya lo había pasado. Pasé cuatro meses bastante malos, en los que las lesiones y las molestas hicieron aparición en una persona que en la vida había pasado por eso durante un periodo tan prolongado. La retirada fue una decisión muy meditada, ya había hablado con la gente que no quería que se enterase por una rueda de prensa. Además, tengo la sensación de que lo dejo en el momento preciso. Tengo 38 años y puedo decir que la vida me dio una prórroga increíble. Estos últimos años han sido mis mejores como deportista, soy lo que soy gracias al atletismo y creo que lo debo dejar en el momento preciso para no fallar a lo que me ha dado el deporte a mí”.
Después de este giro brusco en su guión personal, Beitia sigue vinculada al deporte desde distintos frentes. Por un lado, con la misma práctica de actividad física… “El deporte sigue en mi vida, entre otros motivos porque los médicos me aconsejaron que no dejara la actividad de manera radical. También es difícil romper el cordón umbilical con un grupo de personas con los que he estado toda mi vida y sobre con todo mi entrenador, mi 50%, Ramón Torralbo, con el que he estado nada más y nada menos que 27 años. Hablo con él por teléfono casi todos los días y los martes y jueves intento estar con el grupo. El resto de días me ha dado para gastar rápidamente mi lista de futuribles, de cosas que quería hacer desde hace tiempo, como patinar, montar en bici, alpinismo, esquiar… clases en el gimnasio. Son cosas que antes no podía hacer y ahora son parte de mi vida”.
Por otro, por su vertiente profesional como política en Cantabria, su comunidad de origen: “Antes de quedar Campeona Olímpica tenía más competencias en el Parlamento, pero he decidido pasar algunas de esas actividades a un compañero y quedarme sólo con el deporte. Ahora estoy mucho más tranquila. Hemos pasado una racha reciente con un ritmo frenético por el trabajo con los presupuestos, pero sí, ahora es todo un poco menos intenso. Se puede decir que también sigo vinculado al deporte con esa faceta y en otras, tanto como diputada por el Partido Popular, como en el Comité Olímpico y también en la junta directiva de la Federación Española”.
Desde esta faceta como parlamentaria, la medallista olímpica trabaja para que el deporte se haga más hueco en la sociedad, empezando por intentar implantar más horas de actividad física en los centros educativos: “Creo que el deporte debería ser cuestión de estado. Hay que mostrar aún más a las instituciones lo importante y beneficioso que puede ser su práctica para el ser humano. En eso estamos, en que el deporte pueda tener una hora más en los institutos, en los colegios; que se note que hacer actividad física evita que la gente tenga que ir tanto al médico y muchas otras consecuencias del sedentarismo”.
¿Y qué ha florecido en la vida de Ruth Beitia una vez que ha dejado a un lado la competición de alto rendimiento?: “Soy una persona muy inquieta y ahora mis amigos me dicen que antes, cuando competía, tenía más tiempo libre. Quiero retomar el teatro, me he apuntado a clases de inglés, sigo trabajando y estudiando psicología; también viajo mucho, dando conferencia y recogiendo premios… La verdad que es difícil pillarme en casa”.
En el largo camino de Ruth Beitia, desde sus inicios y durante este largo recorrido lleno de éxitos y récord, se han mantenido dos constantes inamovibles. Su relación inquebrantable con su entrenador, y su posición inflexible en contra del dopaje. Bajo esas premisas, la lucha y esfuerzo diario hasta el gran éxito en los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro: “La Medalla de Oro fue la consecución de un sueño junto a la persona que me cogió hace 27 años de la mano para lograr unas metas que al final han sido compartidas al 50% con mi entrenador”.
“Tenemos la sensación –continua Beitia- de haber logrado gran un éxito para el deporte español, y estamos contentos no tanto por lo que hemos conseguido, sino por cómo lo hemos conseguido. Siempre con la satisfacción del trabajo bien hecho, de la lealtad del uno con el otro, del espíritu del sacrificio, de esa guía de valores que te enseña el deporte y que se puede extrapolar a cualquier aspecto de tu vida. Y, por encima de todas las cosas, con esa sensación de hacerlo hecho con honestidad y limpieza, trabajando muy duro sanamente y limpiamente”.
¿Cree Ruth Beitia que el atletismo está bajo sospecha por los sonados y regulares casos de dopaje que se destapan en este deporte?: “Creo que son casos aislados. Es ingrato la sensación de tener que estar una hora de los 365 días del año vigilada, siempre hay que estar pendiente de decir dónde estás, con quién estás, etc… por si aparecen los responsables antidopaje para hacer una análisis de orina o de sangre. Pero yo soy una fiel defensora del antidopaje y seguiré luchando siempre en este sentido. Voy a seguir luchado contra el dopaje, con el fin de que todos los deportistas puedan luchar bajo las mismas condiciones”.
Las grandes noticias para Ruth Beitia no sólo tuvieron que ver con las sonadas conquistas deportivas. Ella, a la par de su Oro Olímpico, pone en lugar privilegiado de su palmarés el premio International Fair Play (Juego Limpio) de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, recibido por su gesto de consuelo a la italiana Alessia Trost cuando ésta quedo eliminada en la calificación de los campeonatos del mundo. Así lo explica ella: “La medalla olímpica es el gran logro que he conseguido como deportista, pero hay otra conquista importante que he conseguido como persona, que ha sido el Premio Fair Play que me dieron en Londres en este último mundial. Son dos logros muy representativos, uno como deportista y otra como persona, que es lo que soy gracias a deporte. Esta sensación de tener estos dos galardones es increíble”.
Desde su conocimiento, después de una vida deportiva en la que lo ha ganado casi todo, Beitia tiene un claro y sencillo consejo no sólo para los jóvenes que se acerquen y quieran practicar esta disciplina, sino también, y sobre todo, para sus padres: “Lo primero que tiene que pensar un niño es en disfrutar. Ya llegará el tiempo de profesionalizarse, de pensar en resultados, en rivalidades muchas veces estúpidas que se generan en el deporte. El mensaje, más que a los críos, yo se lo daría a los padres. Cuando sus hijos vengan de hacer deporte no tienen que preguntarle si han ganado, deben preguntarle si han disfrutado porque en el deporte base eso es lo que debe primar”.