El rally Dakar ultima los preparativos para comenzar a rodar este sábado pendiente de la amenaza terrorista, más patente que nunca después de que el Gobierno francés, patria de la organización, desaconsejara “fuertemente” pasar por Mauritania, escenario de dos recientes atentados.
Mientras en Lisboa los participantes proseguían con aparente normalidad con las verificaciones técnicas y administrativas previas al desarrollo de la prueba, en París la seguridad de la carrera se encaramaba hasta el orden del día del Consejo de Ministros.
Al término del mismo, el portavoz del Ejecutivo, Laurent Wauquiez, desvelaba que el Ministerio de Exteriores desaconsejaba viajar a Mauritania a todos los franceses, incluidos a los participantes y organizadores del Dakar.
Dos recientes atentados en el país, uno de los cuales segó la vida de cuatro turistas franceses, llevó a París a endurecer su postura y emitir una advertencia de un tono desconocido hasta ahora.
Todo un jarro de agua fría para los organizadores de la prueba, que hasta ahora esgrimían orgullosos el “placet” de París y Nuakchot para seguir adelante con el rally y que, descolocados, se vieron obligados a pedir tiempo para estudiar el contexto.
“Con el fin de poder apreciar la situación, (los organizadores) van a reunirse con las autoridades gubernamentales francesas y mauritanas para informarse de los elementos nuevos que han podido motivar esta comunicación pese a las garantías reiteradas por el Gobierno mauritano”, indicó la organización en un escueto comunicado que no aclaró las dudas y sólo retrasó la incertidumbre.
El portavoz del Gobierno francés también dejó en mal lugar a las autoridades mauritanas, que se obstinan en poner paños calientes sobre la situación de su país.
Aunque no reconoce que los atentados de los últimos días sean obra de terroristas radicales islámicos próximos a Al Qaeda, Nuakchot ya ha anunciado un redoble de la seguridad, hasta 2.000 soldados, y agentes de paisano para blindar la carrera.
Todo ese arsenal de medidas no ha apagado la inquietud por un tema que, por el momento, ha fagocitado el rally.
El responsable comercial de la empresa organizadora, Laurent Lachaux, reconoció que el Dakar se enfrenta a “una confluencia de factores en toda África que nunca antes se había dado”, pero evitó sacar ninguna conclusión precipitada.
“Mañana -por este viernes- sabremos más”, indicó en una rueda de prensa conjunta con los responsables de la petrolera Total, uno de los principales patrocinadores del rally.
Las petroleras, como Total o la española Repsol, se han apresurado a confirmar que sus empresas en Mauritania no han detectado riesgos particulares, por lo que están convencidas de que al final el rally se disputará.
También los participantes parecen seguros de que volverán a enfrentarse a las dunas mauritanas, auténticas jueces de un rally que cumple 30 años.
El ganador de la pasada edición en la categoría de motos, el francés Cyril Despres, mostró su total confianza en que los organizadores tomarán la buena decisión, pero señaló que, de no disputarse “sería una pena para todo el mundo, los participantes, la organización y para África, porque cada año acoge el rally con los brazos abiertos”.
En idénticos términos se expresó el ganador de 2006, el español Marc Coma, a quien “no se le pasa por la cabeza” que el rally no llegue a su terreno favorito.
Su jefe de equipo, el ex piloto Jordi Arcarons, aventuró una explicación al jaleo: que Francia quiera presionar a Mauritania para que incremente todavía más la seguridad en el rally.