Narvay Quintero: “Al plátano canario le va a costar la recuperación del mercado absorbido por la 'banana' en Península”
El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, el herreño Narvay Quintero (AHI-CC), en pocos meses, tras el cierre de la actual legislatura (2015-19), llevará cuatro años al frente de ese departamento autonómico, donde, de forma general, ha recibido el aplauso de todas las organizaciones profesionales agrarias.
Llegó a mediados de 2015 y hoy reconoce que le faltará tiempo para resolver o mejorar algunos asuntos relevantes, entre los que incluye, sin lugar a dudas, un mayor avance en la comercialización de los productos agropesqueros locales, un ámbito en el que se ha evolucionado con el proyecto Crecer juntos pero admite que queda mucho por hacer.
Quintero se agarra en esta entrevista al que sin duda ya se ha convertido en el gran logro de su estancia al frente de la Consejería: el pago de todas las ayudas atrasadas del llamado Posei adicional, una gestión con compromiso cumplido en tiempo y forma y por la que ha recibido las felicitaciones de todo el sector agrario local.
Pero esa no es su única satisfacción, pues también valora sobremanera el cambio introducido en el sistema de apoyo público a la primera instalación de jóvenes agricultores y ganaderos, con un balance de 250 nuevas empresas agrarias.
En un sector donde lo más difícil es tenerlo todo controlado, el consejero de Agricultura admite una honda preocupación por el futuro del tomate de exportación por las consecuencias del brexit y también bastante incertidumbre por lo que puede pasar con el plátano este año y los venideros. A esto une que queda mucho trabajo por delante para garantizar de manera eficaz las cuotas de pesca para túnidos en beneficio de la flota artesanal canaria.
Toca hacer balance del año que se ha ido. ¿De qué está más satisfecho?
El año 2018, en general, ha sido positivo. Si hablamos de los compromisos cumplidos por la Consejería durante ese ejercicio, tenemos que en noviembre pasado ya se pagó el cien por cien de las ayudas de Estado atrasadas del Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (Posei), el llamado Posei adicional. Fueron 32 millones de euros en total, y el último año pendiente fue 2011. Pagamos desde 2011 hasta 2017. Son 32 millones de fondos propios, y esa financiación [que ahora será al cien por cien del Estado, y así ocurre desde 2017] ya la hemos introducido en el Estatuto de Autonomía y en el Régimen Económico y Fiscal (REF) recién aprobados. Se puede decir que el nuevo REF es muy agrario, pues tiene cinco componentes muy importantes que van a potenciar este sector.
Ofrece mejoras en los seguros agrarios, en los que ahora llegaremos hasta el 65% de subvención y ello nos permitirá bajar el coste de los seguros agrícolas, ganaderos y pesqueros. Esto es importante porque en los últimos años las primas habían subido, y en la ganadería hasta se habían duplicado. Además, hemos conseguido una solución para igualar el agua de riego [la ayuda estatal al agua alumbrada en pozos y galerías y a la desalada con destino a la agricultura] al coste peninsular. Como todos sabemos, el agua es uno de los principales costes de producción de nuestro sector agrario. También son importantísimos los logros en el capítulo de bienes corporales [bonificaciones fiscales] y en el transporte de mercancías, con el cien por cien del coste cubierto y con la entrada del plátano en el sistema. Además, se consiguió el cien por cien del pago del Posei adicional por parte del Estado.
Pero la ayuda al transporte del plátano por ahora no llegará al 100%...
Ya en el nuevo REF ese apoyo al plátano está al cien por cien. En los Presupuestos del Estado para 2018 hay 10 millones de euros que servirán para pagar el año 2017. Nosotros prevemos que con esa cantidad se cubra alrededor del 40% del coste de transporte entre Canarias y Península. Hay que insistir en que ya en el nuevo REF está la ayuda al transporte al cien por cien para todos los productos agrarios locales. También para el plátano.
¿No le parece a usted que donde más difícil está siendo avanzar es en la comercialización de los productos locales?
Es la pata que nos queda, pues hacemos un buen producto. Hemos introducido 28 millones de euros en modernización de explotaciones, y es muy importante la innovación, pero ahora nos queda la comercialización y la difusión de nuestros productos. Otra cosa que se prometió desde el principio de esta legislatura es la implantación del logo de Canarias como región ultraperiférica (RUP) de la Unión Europea (UE). Tenemos que darlo a conocer entre la gente, porque esto es una realidad. Si hacemos una campaña como las anteriores, para consumir producto canario, vemos que el consumidor local no sabe qué son la RUP. Por eso, primero tenemos que explicar qué es el sello RUP, que identifica productos de calidad de Canarias. Conseguido esto, luego nos metemos en la campaña para que se consuman más. Teníamos un problema con esto.
Junto a esa actuación, hemos conseguido generar sinergias entre el sector primario y otros sectores, porque vemos que hay cabildos que sacan sus ferias y sus marcas o incluso los ayuntamientos. Además, las empresas privadas están vinculando el sector primario a otros sectores, y la restauración y el turismo están empezando a tirar del sector primario local porque ya lo ven como un beneficio propio. Si yo soy restaurador y tengo un producto canario, ahora me da prestigio, mientras que antes me daba igual. Eso se ha generado y al final también es cultura.
O sea, que la comercialización es lo más duro...
Sí, la comercialización es el trabajo más duro. No es muy fácil porque se tarda muchos años, porque es generar cultura de consumo de lo local. Voy a poner un ejemplo: vas al País Vasco y en ningún restaurante u hotel ves que no esté el vino de Rioja alavesa, que es uno de los de allí. El empresario tiene asumido que es parte de su ADN. Esto nos falta. Queda seguir insistiendo en esto año tras año.
¿Y el trabajo para potenciar el consumo de lo local entre las nuevas generaciones de canarios?
En los centros educativos isleños llegamos a 80.000 niños, y con productos ecológicos a 10.700. Ya hemos cerrado con dos hospitales el consumo de productos locales por parte de sus pacientes. Ha costado un poco, pero tenemos que dar ejemplo. Esto le falta a los canarios, pero tenían que empezar las instituciones públicas. Si los cabildos o ayuntamientos tienen un local y lo arriendan durante 10 o 15 años, eso debe ser algo normal; hay que exigir un mínimo de compromiso con los productos locales. Esas cosas hay que cuidarlas porque tenemos que dar ejemplo. Hemos avanzado, pero nos queda mucho camino por recorrer. Más vale empezar que dejarlo para otra legislatura.
¿Y qué me dice de las líneas de apoyo público para la implantación de jóvenes agricultores y ganaderos?
Hago un balance muy positivo del nuevo sistema que hemos gestionado. Este parte del compromiso de todos. El compromiso es un seguimiento previo y posterior, y además se hace un plan empresarial para ayudar a que la explotación sea rentable. De qué me vale darle a un joven una ayuda para que dentro de dos años la tenga que devolver, peor para él y para mí, por los problemas de reintegro. Es preferible que diga no a aquellos proyectos que no tienen viabilidad, y a los que sí la tienen los ayude antes y cuatro años después. Ese plan ha sido muy positivo. Tenemos 250 empresas agrarias nuevas. El convenio con entidades bancarias también ha sido positivo. La gente joven no tiene liquidez, y también era un problema que le pidieran dinero al padre o la madre o algún familiar e hipotecaran sus casas. Nosotros hacemos de avalistas con la propia ayuda. La Consejería hace el ingreso directamente al banco y hay una firma ante notario entre Agricultura, el joven y el banco. Financiamos los intereses y el coste del proyecto. Esto es positivo, pero pasa que tenemos un problema... El romanticismo está muy bien, pero el joven tiene que ir al campo con el conocimiento de que es una empresa y de que va a tener una calidad de vida decente. No nos engañemos. Debe tener una renta adecuada y unos servicios adecuados.
El sector primario está en las zonas rurales, pero, si tengo que llevar a mi hijo a la piscina y tardo media hora, 40 minutos, o no tengo esos servicios, al final estoy obligando a que la unidad familiar se desplace. Hay que ser serios. No le puedes pedir a un joven que ha terminado la carrera que se traslade a un sitio donde no hay internet o donde no hay servicios porque al final quiere tener calidad de vida, vacaciones. No podemos ser esclavos en el sector agrario. Otra parte positiva es que ahora vemos que los proyectos agrarios son de alta calidad. Son de gente preparada y formada. Además, el 34% de ellos ecológicos. Esto es importante porque se trata de una agricultura diferenciada.
¿Cómo está viendo lo ocurrido con el plátano en su casi único mercado exterior?
En 2019 vamos a tener más incertidumbre que en 2018. El año pasado ha sido positivo para el sector. Es verdad que el 4 de enero de 2018 nos sentamos juntos para que las organizaciones de productores firmaran un acuerdo conjunto y evitar así tanta retirada de plátano del mercado. En 2018 ha bajado el corte y no ha hecho falta la retirada. En el acuerdo que firmamos en ese enero, hay un compromiso de reducción a la mitad de la retirada, dando miles de posibilidades: donar al Banco de Alimentos, exportar al continente africano. Esperamos que esto siga así. Pero es verdad que hay unos precios altos y la caída de la producción no ha generado menos renta. No ha sido así: se ha generado mayor renta. Los millones de kilos que se han perdido no han perjudicado al ingreso del platanero. Todo lo contrario.
En el primer trimestre y el segundo de este año, vamos a tener un pico de producción por efecto de las condiciones meteorológicas. El problema de la caída de la producción es que a veces se ha demandado plátano peninsular y no hemos tenido para mandar. Esto hace que se tire más de la banana, y por ello ahora va a costar volver a recuperar esa cuota de mercado perdida. Hemos pedido, y también lo ha hecho el Ministerio, a las cinco grandes distribuidoras de alimentos en España que el diferencial de precio no sea tan grande entre la banana y el plátano. Hay que intentar que la diferencia entre el precio final de la banana y el del plátano disminuya para recuperar cuota de mercado. Estoy seguro de que, si unificamos los precios o los acercamos más, el consumidor peninsular vuelve al plátano de Canarias.
¿Habrá que corregir ese amplio desfase entre el valor de la compra mayorista y el precio final en el lineal de la tienda?
El que se está beneficiando de todo ese esfuerzo es el distribuidor final. A lo mejor hay 10 céntimos de diferencia, como mucho, al por mayor, pero en la venta final está hasta en un euro. Evidentemente, con el libre mercado no se puede obligar a cambiar el precio, pero sí se puede concienciar. Creo que si el sector del plátano se sienta y se lo exige a la distribución, esta lo tiene que aceptar porque no vender plátanos también puede ser un riesgo para las grandes compañías. Al final el plátano de Canarias es una marca consolidada. Ahora mismo hay una pequeña incertidumbre sobre cómo va a evolucionar el mercado. También es verdad que a partir de este enero vuelve a aumentar el consumo porque se abren los colegios y no hay mucha fruta con hueso en el primer trimestre.
Del plátano pasamos al tomate de exportación. Esto sí que tiene peor pinta. ¿No lo cree?
Ha sido un sector que, desgraciadamente, no ha tenido suerte. Primero fue la crisis económica y luego llegó la sentencia por las ayudas al transporte de mercancías y se quedaron sin crédito. Por ello, al final el plan estratégico del tomate no se pudo aplicar. La producción viene cayendo en los últimos 10 años. También modificamos el Posei para elevar la ayuda a la hectárea con un compromiso de modernización. En Tenerife se han plantado 20 nuevas hectáreas en Guía de Isora. Y ahora nos encontramos con que el 51% del tomate va a Reino Unido y puede afectar mucho el brexit.
¿Ya sabe qué puede pasar este año con la cuota de atún rojo para la flota artesanal canaria?
Nosotros hemos mandado una comunicación al Estado. En la reunión que tuvimos en diciembre en Madrid, ya comunicamos a la Secretaría General de Pesca y al ministro Luis Planas nuestras intenciones. Les hemos dado toda la información. Creo que nos van a tocar 440 toneladas en 2019, el 7,9% de la marca nacional. Lo que se va a hacer es una distribución por barco de la cuota en Canarias, que es mucho más sensato. Para hacer esto debemos tener una cuota importante, porque con 250 barcos y 100 toneladas no lo puedes hacer.
¿Qué pasó con la reapertura de la pesca del bonito del norte al final de año?
No pudimos coger mucho porque no pasó por aquí. Le pedimos al Estado que reabriera la pesca y hay que decir que lo hizo. Pero desgraciadamente fue muy tarde y ya no se pudo capturar. Esto nos preocupa para el futuro. Ahora, tras la última reunión del ICCAT, sí nos preocupa lo que vaya a pasar con la especie tuna o Thunnus obesus, que, junto al bonito del norte (Thunnus alalunga), es la que más se pesca en las islas y dura todo el año. Ya le hemos pedido al Estado una cuota específica para Canarias y queremos que esto lo haga ya. Le hemos dado nuestro histórico, que somos los más que pescamos en España. Tenemos una media anual de casi 3.000 toneladas en las últimas campañas.