Septiembre de 2024, Tenerife consigue un hito mundial. El Teide ocupa las páginas de los medios de comunicación y no por su imponente figura, ni por perder el título de la montaña más alta de España, sino por las novedades de su sistema de transporte más famoso: el teleférico. El Parque Nacional acoge la instalación de un sistema de propulsión que hace que las cabinas se alimenten de energía solar fotovoltaica, reduciendo a cero las emisiones de CO2 a la atmósfera. Se trata de la primera experiencia en el mundo de un sistema aislado, es decir que no está conectado a la red, que se alimenta de energía solar.
En su apuesta por seguir trabajando en un acercamiento respetuoso y ordenado al parque, Volcano Teide se suma al reto de la sostenibilidad. Este sistema combina placas fotovoltaicas, recuperación de energía disipada y almacenamiento, y lo hace aprovechando la luz del sol y el movimiento descendente de las cabinas para garantizar su funcionamiento. Todo ello a través de una red inteligente integrada que hace que el teleférico tinerfeño se sitúe en la vanguardia en el ámbito tecnológico y ambiental.
Si se dieran condiciones de baja insolación puede seguir operando gracias a la central de almacenamiento de energía limpia. Por otro lado, el motor que hasta el pasado 24 de septiembre generaba la electricidad pasará a segundo plano y se quedará como reserva por si es necesario usarlo en caso de necesidad o emergencia.
El ingeniero de Caminos y director técnico del teleférico del Teide, Luis Pintor, cuenta que los primeros contactos para que se produjera este gran hito se iniciaron hace más de cinco años, y hace cuatro se tuvo acceso a una tecnología presentada por el fabricante. “Esta transición supone ponernos en medio de un Parque Nacional de la mejor manera posible, sin generar gases efecto invernadero y siendo totalmente eficientes y renovables”. El nuevo sistema incluye la instalación de una planta fotovoltaica con 570 paneles, que se han alojado sobre las cubiertas de las edificaciones tratando de que sean lo menos impactantes visualmente posibles, y “lo más importante” con una acumulación de 1.036 KW/h, que le aportan una solvencia en cuanto a capacidad de generación, señala el codirector del proyecto Pedro Martínez.
El teleférico tinerfeño sube desde la estación base, situada a 2.356 metros, en la falda del Teide, hasta la estación de La Rambleta a 3.555 metros, faltando solo 160 metros para llegar hasta el punto más alto del país, que se hacen a pie. Se trata de un sistema que cuenta con cuatro torres y cada vez que rebasa una de ellas el consumo de energía pasa de 140 KW hasta los 350 KW, es decir, el incremento es más del doble. Esta situación hacía que el proyecto fuera muy complicado de llevar a cabo, afirma el ingeniero industrial, director técnico de R7 y profesor de la ULPGC (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria) Orlando Viera. “Nos estamos adelantando a lo que está por venir, con este proyecto el futuro se hace presente”.
El sistema permitirá el ahorro de 618 toneladas de CO2 equivalente anualmente, y comienza una nueva era que se incluye en una estrategia de sostenibilidad de la empresa.
“Con esta iniciativa queremos mandar un mensaje optimista y comprometido en el sentido de que se puede y se deben tomar medidas contra el cambio climático. Y si nosotros en unas condiciones técnicas complejas lo hemos podido hacer, cualquier institución, cualquier empresa, debe verse comprometida en esta misma línea”, insiste Ignacio Sabaté, director gerente del teleférico del Teide.
Este sistema de transporte, icónico en la isla de Tenerife y el único en Canarias, comenzó a funcionar en agosto de 1971, unas semanas antes se había realizado su inauguración. En estos 53 años de vida ha experimentado cambios, como el aumento de pasajeros por cabina, la modernización de estas, la sustitución de torres…, etc. Sin embargo, este hecho ha sido clave, pues sitúa al teleférico del Teide y a la isla de Tenerife a nivel mundial. Desde la propia empresa lo consideran como un cambio “maravilloso”, ya que se ha dado un avance el futuro con la energía renovable que trae la fotovoltaica, moviendo las cabinas sin ningún tipo de motor auxiliar o de energía externa, presume Juan Carlos González, jefe de explotación del teleférico.
La tecnología del siglo XX queda atrás y se abre paso la energía limpia del siglo XXI con una instalación única en el mundo y que tiene encima los ojos de miles de personas que la ven como referente. “Esta instalación a tantos metros de altura consigue no tener ningún tipo de emisión a la atmósfera, un símbolo vanguardista, innovador, de la que nos sentimos profundamente orgullosos”, sentencia la presidente del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila.
La nueva gestión energética del movimiento de las cabinas, el llamado sistema ESFOR, ha sido desarrollado por uno de los gigantes mundiales de esta industria, el grupo Doppelmayr austriaco, al que pertenece la empresa suiza Frey Stans. Hans Ulrich Zeller es ingeniero de la empresa y explica que la idea es “reducir u optimizar la demanda de energía de un teleférico o un funicular”. Por su parte, la red aislada de las instalaciones (microgrid) ha sido diseñada por la empresa canaria de innovación y tecnología R7, con tecnología de almacenamiento Cegasa (España) y con equipamiento Riello (Italia)