Espacio de opinión de Canarias Ahora
Año nuevo, vida nueva
Se presenta el año 2013 muy problemático en los asuntos políticos y económicos, y nada digamos en los territoriales, con Cataluña encabezando el soberanismo, como se le llama ahora en plan fino y educado al independentismo, y con Euskadi esperando detrás de Cataluña a ver que acontece, y se suman luego los vascos al carro para despedirse de España. De momento me dicen desde Barcelona que Artur Mas va a conformar un ejecutivo más “independentista”, a gusto de Esquerra Republicana y un poco a disgusto de la Unió Democrática de Catalunya de Durán i Lleida, más moderada en los tratamientos con España. Pero no cabe duda que este año será Cataluña protagonista de primer orden. Esperemos que sin desorden, que la extrema derecha castellana se las trae.
En asuntos religiosos, habrá que volver a ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, lo dejé esto de las misas a los catorce o quince años y estoy lleno de pecados cardinales. No hay que confundir los pecados cardinales o capitales, con los números cardinales, como hacía en mi caso cuando estudiaba en la Escuela de Comercio, y por eso mi profesor de matemáticas, don Juan Lozano me suspendió tres veces, y a la cuarta aprobé con un rollo cuasi literario de una ecuación y de varios problemas de combinaciones, permutaciones y combinaciones, pero en mis planteamientos en el examen decisivo había mucha literatura y pocas matemáticas. Con mucha razón don Juan Lozano me dijo que era un cara dura, aunque me aprobó quizá porque no quería verme más, y en esa apreciación de carota coincidió mi buen amigo Anastasio Travieso Quintana, compañero de clases y de aventuras por la Plaza de Santa Ana y la profunda Vegueta, y Tito se descojonaba de la risa al escuchar mis teorías matemático/literarias. En otro aspecto de cosas, tengo el propósito de no criticar nunca más a su Eminencia el cardenal Rouco Varela, y de paso ir menos al bar Eminencia, que hay muchos clientes ateos y agnósticos.
En cuanto a Rouco y la jerarquía de la Iglesia Católica, me parece muy bien los planes que han organizado en defensa de la familia cristiana. ¡Abajo el divorcio, el aborto, y la Ley de Matrimonios de Homosexuales y Lesbianas! Como personalmente nunca he necesitado de esos tres asuntos/trasuntos, en plan egoísta me voy a poner a favor del integrismo católico y tal, y los demás que se fastidien. Ya Rajoy pondrá orden este año de número final de mala suerte en estos temas, que seguro va a derogar todas estas leyes con la bendición de Rouco y los otros jefes católicos. Y en cuestiones políticas tengo el propósito de dejar de enjuiciar a José Manuel Soria López en plan negativo, y procurar resaltar sus méritos como conductor de masas, ministro excelente, y hombre muy macho que lo es, resaltar su parecido físico con José María Aznar, y a este señor no volver a decirle que es un presunto criminal de guerra junto a Bush y Blair. Con respecto al señor Soria no volver a llamarle “alias el salmón”, ni escribir sobre el “Soriagate”, y tampoco especular deshojando la margarita sobre si el “caso salmón” fue justo o injusto que se le diera carpetazo y tente tieso. Por mi parte, silencio absoluto sobre los otros casos, “Eolo”, “Faycan”, “Doramas”, “Brisan”, “Canódromo”, “Consejería de Sanidad”, etc, además porque con tantos casos los artículos se me hacen muy grandes, y por supuesto no volver a llamar a los Bravo de Laguna, Papá Bravo y Niño Bravo, que me han dicho que se agarran unos cabreos del quince, y eso no es de periodista de orden y conservador como debería ser de aquí en adelante.
Con respecto a la política nacional, recalcar por lo menos en tres artículos a la semana que Rubalcaba es un malvado y Rajoy un tío cojonudo, y que don Mariano va a rebajar la jubilación a los 50 años, y a sólo diez la necesidad de años cotizados para cobrar el cien por cien de la pensión contributiva, y en cuanto a la no contributiva equiparla al salario mínimo, que así muchos ciudadanos dejarán antes de trabajar. Por último, en el terreno deportivo, dejar de amar a la Unión Deportiva sobre todas las cosas, porque no da sino disgustos y a la edad de uno puede ser un problema de salud si en el tramo final de la Liga opta al ascenso, será cosa no apta para cardiacos amarillos. Lo más práctico en el terreno futbolístico es esperar al final de la Liga para declararme partidario del Real Madrid o del Barcelona. Seré forofo del ganador, claro, aunque parece claro que tomaré cava catalán. Cuando me pregunten qué equipo es mi preferido de la Península, diré que el Oporto, que como saben es de la Península Ibérica, y fue una contestación que le di a un amigo que se puso pesado por mis preferencias, aparte de la Unión Deportiva, en los años 60 del siglo pasado en mi tertulia del Club Victoria (no me gusta nada lo de Real). Total, que tengo el propósito de la enmienda y el dolor de corazón. Por eso me voy a ver a mi cardiólogo, y también a mi psiquiatra, que la cuasicosa nacional se ha vuelto cosificada cosa de locos.
Se presenta el año 2013 muy problemático en los asuntos políticos y económicos, y nada digamos en los territoriales, con Cataluña encabezando el soberanismo, como se le llama ahora en plan fino y educado al independentismo, y con Euskadi esperando detrás de Cataluña a ver que acontece, y se suman luego los vascos al carro para despedirse de España. De momento me dicen desde Barcelona que Artur Mas va a conformar un ejecutivo más “independentista”, a gusto de Esquerra Republicana y un poco a disgusto de la Unió Democrática de Catalunya de Durán i Lleida, más moderada en los tratamientos con España. Pero no cabe duda que este año será Cataluña protagonista de primer orden. Esperemos que sin desorden, que la extrema derecha castellana se las trae.
En asuntos religiosos, habrá que volver a ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, lo dejé esto de las misas a los catorce o quince años y estoy lleno de pecados cardinales. No hay que confundir los pecados cardinales o capitales, con los números cardinales, como hacía en mi caso cuando estudiaba en la Escuela de Comercio, y por eso mi profesor de matemáticas, don Juan Lozano me suspendió tres veces, y a la cuarta aprobé con un rollo cuasi literario de una ecuación y de varios problemas de combinaciones, permutaciones y combinaciones, pero en mis planteamientos en el examen decisivo había mucha literatura y pocas matemáticas. Con mucha razón don Juan Lozano me dijo que era un cara dura, aunque me aprobó quizá porque no quería verme más, y en esa apreciación de carota coincidió mi buen amigo Anastasio Travieso Quintana, compañero de clases y de aventuras por la Plaza de Santa Ana y la profunda Vegueta, y Tito se descojonaba de la risa al escuchar mis teorías matemático/literarias. En otro aspecto de cosas, tengo el propósito de no criticar nunca más a su Eminencia el cardenal Rouco Varela, y de paso ir menos al bar Eminencia, que hay muchos clientes ateos y agnósticos.