Espacio de opinión de Canarias Ahora
Año nuevo, vida vieja
Entre que mi ordenador está echando la boquiada, y en mi caso voy camino de los ochenta, a ver si entre la OTAN y Rusia me dejan llegar, estoy ahora con unas perspectivas más irónicas, sarcásticas, y entre la vida vieja y un año nuevo me viene a la mente una frase de Juan Carlos Monedero de hace unos días que decía que está pesimista, pero sigue esperanzado. Y retomando otra frase de mi admirado Iñaki Gabilondo, estoy defraudado, decepcionado, pero no derrotado. Eso nunca. No vale ser de izquierda un día, un mes, un año, diez años, hay que serlo toda la vida y mantener la ilusión de que a partir de mayo todo será una realidad a favor del pueblo, de los más desfavorecidos.
Esta vida vieja que llevo a cuestas sobre la espalda y, especialmente, la rodilla izquierda, que no me operé de menisco pese a los consejos de Emilio Tomé, médico de la Unión Deportiva Las Palmas y me lo repitió varias veces, y como empezaba a trabajar en el Diario de Las Palmas al mismo tiempo que seguía estudiando, llegué a la conclusión de que las dos cosas y un postoperatorio con escayola incluída me parecía mucho, y ahora de vez en vez, sobre todo cuando el agua de Las Canteras está muy fría, la rodilla me canta y me acuerdo del doctor Tomé al que no hice caso de sus sabios consejos. Y claro, si añadía mis inicios periodísticos, la Escuela de Comercio, y mi actividad clandestina primero en las Juventudes Socialistas con Felo Monzón, gran amigo de mi padre, y luego con Tony Gallardo en el PCE, la operación de menisco quedó postergada para siempre.
Ahora sigo pesimista pero esperanzado para que Yolanda Díaz de una vez por todas se decida a convertir lo de Sumar, en Multiplicar, no sea que de tanto escuchar la cosa le vaya restando y al final haya varios chiringuitos pequeñitos en la izquierda y se quede el PSOE sólo para luchar contra el PP y Vox, cosa que sería un contratiempo histórico del que no quiero hablar ni escribir mucho. No hace falta explicar a mis ilustres lectores que una división de Podemos, Izquierda Unida y Yolanda Díaz, más que Sumar sería una resta que da escalofríos.
Menos mal que por Canarias la cosa va bastante bien por la excelente labor de Ángel Víctor Torres, Román Rodríguez y Noemí Santana Perera, que tienen muchas perspectivas de repetir gobierno en mayo 2023, y si pueden prescindir de Casimiro Curbelo mucho mejor, porque el líder gomero no se sabe qué carretera va a coger, si una por la izquierda, el centro o la derecha, si se va para Chipude, Hermigua o Valle Gran Rey, o lo que es peor, si toma rumbo a Tenerife sin avisar.
Año nuevo, vida vieja, y como estoy ya mayor cada vez le tengo más pánico a la actual guerra híbrida entre Rusia y la OTAN, con Ucrania de conejillo de indias y carne de cañón, a ver si no llegan a palabras mayores otánicos y rusos, es decir, a recurrir ojivas nucleares, envío nueve y que se acabe.
Entre que mi ordenador está echando la boquiada, y en mi caso voy camino de los ochenta, a ver si entre la OTAN y Rusia me dejan llegar, estoy ahora con unas perspectivas más irónicas, sarcásticas, y entre la vida vieja y un año nuevo me viene a la mente una frase de Juan Carlos Monedero de hace unos días que decía que está pesimista, pero sigue esperanzado. Y retomando otra frase de mi admirado Iñaki Gabilondo, estoy defraudado, decepcionado, pero no derrotado. Eso nunca. No vale ser de izquierda un día, un mes, un año, diez años, hay que serlo toda la vida y mantener la ilusión de que a partir de mayo todo será una realidad a favor del pueblo, de los más desfavorecidos.
Esta vida vieja que llevo a cuestas sobre la espalda y, especialmente, la rodilla izquierda, que no me operé de menisco pese a los consejos de Emilio Tomé, médico de la Unión Deportiva Las Palmas y me lo repitió varias veces, y como empezaba a trabajar en el Diario de Las Palmas al mismo tiempo que seguía estudiando, llegué a la conclusión de que las dos cosas y un postoperatorio con escayola incluída me parecía mucho, y ahora de vez en vez, sobre todo cuando el agua de Las Canteras está muy fría, la rodilla me canta y me acuerdo del doctor Tomé al que no hice caso de sus sabios consejos. Y claro, si añadía mis inicios periodísticos, la Escuela de Comercio, y mi actividad clandestina primero en las Juventudes Socialistas con Felo Monzón, gran amigo de mi padre, y luego con Tony Gallardo en el PCE, la operación de menisco quedó postergada para siempre.