Espacio de opinión de Canarias Ahora
Balance de 2018. El próximo año será clave
Por estas fechas uno tiene que ir haciendo balance del año 2018 para poder plantear con perspectiva el 2019. El año pasado acabó con un nivel de enfrentamiento serio con la crisis catalana, con el fallido intento de constituir una República separada de España, con la aplicación del 155 y las elecciones autonómicas que llevaron a una mayoría independentista a mantener el gobierno. Por desgracia, la puesta en cuestión de la propia España, donde mudamos de una crisis “de Régimen” a una crisis de Estado, ha provocado dos consecuencias indeseables: La reaparición del nacionalismo español que gira todavía más a la derecha y un conflicto territorial de difícil solución que envenena toda la política nacional.
En 2018 también hemos vivido cómo un PP acosado por los casos de corrupción perdía la presidencia del gobierno en una inesperada moción de censura encabezada por el PSOE, donde Unidos Podemos jugó un papel fundamental para “convencer” al PNV. Momento en el que Rajoy erró con sus cálculos al acortar los tiempos para el debate a la espera de que las negociaciones, que no se produjeron, encallasen con los grupos independentistas.
La marcha de Rajoy abrió, por primera vez en el PP, un mecanismo de designación del siguiente presidente por Primarias en vez de “por elección digital”, que le dio la victoria al cachorro de Esperanza Aguirre y Aznar, Pablo Casado. Casado se libró in extremis de ser imputado por el caso Máster, probablemente por jueces amigos. Casado ha dado un giro a la derecha y ha acogido parte de las líneas discursivas de la extrema derecha europea, pensando que así le cortaría el paso a VOX, que había llenado Vistalegre en un acto, de manera equivocada ya que lo que ha hecho es legitimar al original frente a la copia.
Desde ese momento se ha ido produciendo una competición muy dura entre Ciudadanos, cada día más errático, PP y VOX, por ver quién es más duro con Cataluña y se posicionaba más a la derecha. Las declaraciones poco afortunadas de los líderes del independentismo han sido usadas para echar toda la gasolina posible. Como dijo Enric Juliana: Aznar funciona como el pianista de Pink Floyd, al ser el pater familiae de estos tres grupos.
El PSOE empezó con fichajes estrella, pasando por tener que quitar algunas “manzanas podridas” del gobierno, a cierta improvisación en su actividad legislativa. Sin embargo, la apuesta por el diálogo ha ido calmando, con algún susto ocasional, el conflicto en Cataluña y ha acabado el año con varias medidas de índole social que le refuerza como centralidad en el país, apoyadas por Unidos Podemos.
Pablo Iglesias ha ido ganando madurez y sentido de Estado desde la moción de censura y ha ido acertando con la estrategia, pidiendo disculpas y reconociendo errores que le quedaban en el tintero. Unidos Podemos debe definir un proyecto solvente que movilice a sus militantes de cara a las elecciones porque necesita a sus bases y debemos, por responsabilidad social, garantizar una mayoría de izquierdas en el Parlamento.
El contexto internacional se refleja de forma creciente en España. La llegada al poder de la extrema derecha o con el apoyo de la misma a varios países de la UE ha reforzado el poder de “la Internacional autoritaria”, que se ha visto estimulada desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Salvini, desde Italia, ha intentado plantar cara a la UE, con escaso éxito, pero está devorando al Movimiento 5 Estrellas, que está desaparecido en combate. La plasmación de esta corriente autoritaria se ha dado con la llegada de VOX al parlamento andaluz con 12 diputados, con un fuerte abstencionismo del votante de izquierdas. Corriente de fondo que ninguna encuesta había sabido valorar. Advertencia hacia la izquierda, una desmovilización del electorado lleva al tripartito aznariano al poder.
En Canarias no podemos medir todavía el impacto de VOX en la política de nuestro archipiélago. Lo que si podemos afirmar es que el trumpismo ha llegado a nuestras islas de manos de CC, que ha echado mano de los eslóganes de este como “Canarias Primero”. CC está virando hacia la derecha hasta mimetizarse con el PP. Ana Oramas lanza proclamas españolistas en el Congreso que podrían haber sido lanzadas por cualquier diputado popular. CC logra restaurar la alianza conservadora con el PP en Canarias justo antes de las elecciones, comprando la bajada de impuestos a cambio de la estabilidad parlamentaria. Estos días tanto CC como el PP vetaron en el Senado la senda del déficit que aportaba 90 millones más para Canarias a las órdenes de los populares. ¡Suerte que son “nacionalistas” y velan por Canarias!
CC trata inexplicablemente de resucitar el conflicto insular junto a NC, a base de declaraciones cruzadas entre Carlos Alonso (CC) y Antonio Morales (NC) con escaso éxito. Los nacionalistas también han intentado resucitar el conflicto con Madrid con los diversos convenios que han quedado por firmar y con el convenio de carreteras, pidiendo cuál pedigüeños más dinero que no logran ejecutar cuando llega a las islas. La idea fuerza que hay detrás de esto es lograr cohesionar el voto nacionalista que está cansado de los años oscuros de gobierno de CC y que está degradándose. También han querido echar gasolina al conflicto con Cataluña al acusar al gobierno del PSOE de que está desviando fondos “de Canarias hacia Cataluña”, sumándose a la ola autoritaria en España y haciendo seguidismo del discurso del tripartido aznarista.
Un ejemplo de ello es la falta absoluta de sensibilidad social. CC tuvo que devolver 30 millones de lucha contra la pobreza que no se ejecutaron, mientras exige 945 por demoras y otras obligaciones legales adeudadas por el gobierno del PP, buscando un conflicto innecesario por intereses espurios. Por supuesto, las grandes beneficiadas de dichos convenios son las empresas constructoras afines a CC. También hemos visto como el TSJC tumbó un decreto del gobierno que prohibía el alquiler vacacional en las zonas turísticas, ya que estaba hecho para beneficiar a las empresas hoteleras. CC confunde interesadamente los intereses de “Canarias” con los intereses de las grandes riquezas y las grandes empresas afincadas en nuestras islas.
El balance de lo que llevamos de legislatura es claramente negativo. Nuestro modelo productivo, estimulado por el gobierno, provoca que nuestros jubilados son los que menos ganan de toda España. Muchas familias dependen de dichas pensiones como su único ingreso, cuestión que no le importó a CC cuando negoció en los presupuestos más fondos para las carreteras mientras el PNV negociaba la subida de las pensiones.Recuerden, para CC las carreteras son más importantes que las personas, y los beneficios empresariales más todavía.
Mientras el gobierno en minoría de Coalición Canaria está preocupado por el convenio de carreteras, UNICEF nos informa de que nuestra comunidad es la que tiene más niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión social con un 41,6% (149.476 niños, niñas y adolescentes). La tasa de exclusión social se sitúa en un 40% (840.000 personas), es decir, nuestro pueblo tiene la mayor cifra de personas que viven en condiciones de Privación Material Severa, personas que no pueden permitirse al menos cuatro de los nueve conceptos de consumo básico definidos en la UE. Además de mantener altas tasas de paro, excesiva precariedad, que la natalidad haya bajado y los peores servicios públicos de nuestro país entre otros.
Este es el balance que nos deja el gobierno de Canarias en manos de CC. Con estos datos, el gobierno tiene superávit de 531 millones, lo que es una muestra de incompetencia y de falta de sensibilidad social.
En 2019 tendremos que elegir entre el tripartito aznarista junto a CC, siguiendo la senda de los recortes de Rajoy y del retroceso como comunidad autónoma, o apostar por un pacto de progreso, con un gobierno de la decencia que acabe con tantos años de corrupción, desigualdad, paro y políticas clasistas.
La izquierda debe de ir con un programa de mínimos, una política de alianzas clara y con un proyecto solvente que movilice a la ciudadanía. O damos esperanza a la gente o retrocederemos muchos años.
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