Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Iconoclastia

Cansinos y plúmbeos

0

El Congreso aprobó ayer definitivamente la amnistía en diferido por culpa del retraso que el PP ocasionó en el Senado aprovechando su clara y rotunda mayoría. La oposición actuó de esa manera desleal para retrasar la aprobación de la ley por puro sadismo partidista y el cuestionable placer de que la amnistía se aplique lo más tarde posible, aunque se desarrollará ineludiblemente por mucho que pretendan aplazarla. 

La ultraderecha se sumó al festín de las fieras en el Congreso insultando a los representantes del gobierno y sus socios con la absurda idea de romper el debate y retrasar aún más la ley de amnistía. Pedro Sánchez le ha dado en toda la cara a Feijóo, que cada día parece más un boxeador grogui y noqueado. Hasta su nariz de púgil derrotado parece una premonición. 

Los matones de Vox intentaron ayer romper un pleno tenso con insultos malcriados y recurrentes a los adversarios y con un juego sucio característico de la derecha más extremista. La derecha en España es experta en utilizar los conflictos entre españoles y los muertos como arma arrojadiza contra el adversario político.

Esto lo hace siempre cuando está en la oposición y no toca poder porque cuando gobierna cambia absolutamente sus planteamientos y exige a la oposición lealtad institucional, como por cierto le ofrecieron incondicionalmente Zapatero a Aznar y luego Sánchez a Rajoy. 

La derecha en España es aquella que cuando gobierna exige que se cumplan las reglas del juego y la Constitución pero cuando está en la oposición pone piedras en el camino para pasarse por el arco del triunfo la renovación del Consejo General del Poder Judicial recogida en nuestra sacrosanta Constitución.

La derecha española es esa que presume de constitucionalista pero luego es la primera en saltarse la ley de leyes o la Carta Magna. Ahora la derecha española está peleada con la ultraderecha, aunque eso siempre ha sido habitual hasta que tienen que repartirse los gobiernos autonómicos. Para repartirse el botín sí están siempre dispuestos. 

La propia derecha está dividida internamente porque mientras Alejandro Fernández, que fue candidato del PP en las elecciones catalanas, asegura solemnemente que el procés ha tras el resultado de las últimas elecciones, su jefe Feijóo afirma justamente lo contrario. No se entienden ni entre ellos mismos. 

En el PP tienen la osadía de afirmar que Sánchez se ha entregado a los independentistas catalanes cuando precisamente con Sánchez el soberanismo ha caído a los más bajos números históricos. Salvador Illa no solo ganó holgadamente a los independentistas sino que también lo hizo, y por mucha mayor diferencia, a los conservadores y ultraconservadores nacionales PP y Vox. 

Siempre que ha gobernado la derecha, tanto con Aznar como con Rajoy, los independentistas catalanes han logrado sus mejores resultados electorales pero con los socialistas el suflé ha bajado considerablemente. 

No son opiniones sino datos objetivos y contrastables, por lo que aún resulta más ridículo escuchar a los voceros de la derecha defender tesis que se caen por su propio peso. 

La oposición asegura que Sánchez es rehén de Puigdemont a la vez que propaga que el ex presidente catalán se mofa de él mientras los independentistas votan en contra de la ley sobre la abolición de la prostitución junto a la derecha y ultraderecha. 

O una cosa u otra pero las dos a la vez no pueden ser. Claro que pedirle un mínimo de sensatez a esta gente es completamente absurdo y una pérdida terrible de tiempo. Son demasiado pesados, cansinos y plúmbeos. 

El Congreso aprobó ayer definitivamente la amnistía en diferido por culpa del retraso que el PP ocasionó en el Senado aprovechando su clara y rotunda mayoría. La oposición actuó de esa manera desleal para retrasar la aprobación de la ley por puro sadismo partidista y el cuestionable placer de que la amnistía se aplique lo más tarde posible, aunque se desarrollará ineludiblemente por mucho que pretendan aplazarla. 

La ultraderecha se sumó al festín de las fieras en el Congreso insultando a los representantes del gobierno y sus socios con la absurda idea de romper el debate y retrasar aún más la ley de amnistía. Pedro Sánchez le ha dado en toda la cara a Feijóo, que cada día parece más un boxeador grogui y noqueado. Hasta su nariz de púgil derrotado parece una premonición.