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Poco que celebrar en el Día de Canarias

En esta recién pasada festividad del Día de Canarias sólo hay que ensalzar la idiosincrasia que define a las gentes nativas, la cultura musical y el singular costumbrismo del pueblo y de la tierra canaria. Más que nada, es una evocación de unión de todas las islas para seguir juntando los entrañables lazos de nuestra población y archipiélago trasatlántico, de una etnia sana en sus expresiones y conductas, aquietada en su forma de enfrentarse a los avatares y al medio ambiente de la Macaronesia en el que moramos, sin que en ella pervivan muchas ambiciones para su existencia. Es la posible unión de las islas y sus pueblos que, viven ancladas en un territorio fraccionado por siete ínsulas que orillan el atlántico oriental con el continente negro.

Poco hay que celebrar en una Comunicad Canaria que desprotege a sus paisanos isleños de sus derechos y de una digna existencia. Personas que viven en una tierra que con sus originales formas naturales, tiene pocas cualidades para ofrecer oportunidades de desarrollo en las prestaciones de trabajos y en el bienestar de sus vidas. En este asunto muy poco otorga el Gobierno de CC a la sociedad isleña. Dichos gobernantes prefieren ser objetos rehenes de la clase económica dominante, que en servir de lides para una estabilidad en igualdad común para la mayoría social. Y en algunos puntuales hechos sociales, tan primordiales para una sana y eficaz subsistencia en estas islas pobres en tantos avances y progresos. Y a ellos me remito.

Pobreza

En la pobreza social Canarias es la comunidad nacional con mayor riesgo y exclusión social. Y vilmente con la población infantil en su pobreza. Desde la crisis mundial de 2008 ha aumentado esta gravísima y repudiada situación que sufren nuestras gentes menos afortunada de la sociedad canaria. Un 40% de personas –y sus familias– padecen esta lacra de la miseria, que parece no acabar jamás, con el cuasi abandono y desprotección del Gobierno canario. En las islas la crisis está enquistada por diversas causas, lo que ha hecho crónica la pobreza como consecuencia de la escasez de trabajos por falta de cualificación; además de precarios, bajos en salarios y vil explotación por esa necesidad perentoria, a lo que se une la desigualdad en los salarios y progresos profesionales. Esta falta de oportunidades laborales tiene su raíz en la deficiente o nula cualificación en la formación profesionalizada y en la insuficiencia cultural de muchos canarios.

No existe, por parte del Gobierno Autonómico, un plan urgente que dé prioridad a este insocial e inmisericorde problema que se genera en todas las islas. El parcheo cortoplacista (insuficiente en sus presupuestos de acogida) y en la incumplida Ley de Servicios Sociales prometida años atrás por dicho Ejecutivo, hacen que la penuria en estas malhadadas gentes continúen en alza (de ello tiene manifiestas pruebas Cáritas que actualmente atiende, en lo que puede, a 37.000 personas en las Islas, con mayores demandas alimenticias que no pueden solucionar). Todo lo basan en promesas para la galería, en postureos políticos, por parte de los que ocupan sus acomodadas y bien pagadas poltronas. Mientras, la población enunciada sigue batiendo sus escuálidas vidas en la miseria, huérfanos con su mala suerte, en una sociedad materialista, inhumana, desalmada. Este desamparo es un fraude a la dignidad de las personas por parte de los gestores de la política, quienes tienen la obligación de servir a la sociedad en su bienestar y felicidad en sus vidas.

Sanidad

La sanidad pública canaria se debate entre la eficiencia y su propia enfermedad crónica desde hace años. Pero para este mal endémico, los políticos del mando en Canarias –y de otras comunidades del Estado– han encontrado la panacea: privatizar gran parte de la sanidad pública y universal. Derivar el dinero de las arcas públicas hacia el negocio privado con la salud. En esta mala gestión han encontrado la solución para las listas de espera de meses y de años, para asistir a un especialista; o para una prueba diagnóstica, con largas listas de impaciente espera, con una cifra de aproximadamente, 40.000 pacientes. Esta dilación hace que muchos no lleguen a consulta, porque la guadaña les llega antes. Ir a la sanidad pública es inocular otra patología, por la rabia y la impotencia, sumada al propio dolor de la enfermedad que padecen. La falta de camas en los hospitales públicos y la ausencia de personal sanitario (que por cierto, cada vez menos cualificado por la falta de experiencia en su especialidad) son otros males que afecta a la salud de la sanidad estatal en Canarias.

Y la Ley de Dependencia, es otro vergonzante desprecio a su cumplimiento, que en tantísimas personas impedidas totalmente en su insalubridad, que apenas tienen para vivir y menos para que se les atienda un personal sanitario, en su agónica enfermedad. El gobierno de CC aún no se ha enterado que tiene la obligación legal de atenderlos a todos.

Enseñanza

Los depauperados presupuestos educativos es uno de los males que, de siempre, han afectado a la enseñanza pública en Canarias. Los cálculos de los presupuestos para educación deben ser in crescendo en base a las ratios de las especialidades, ciclos y tipos de enseñanzas específicas en cada ejercicio y periodo anual. Este peyorativo y cuasi abandono de la enseñanza pública es muy bien recibido –y en tantas veces intencionado, por los ejecutivos de la Consejería de Educación–. Y por descontado, que es muy bien recibido por la enseñanza privada, que incrementa sus negocios, por la falta de la buena educación de la pública, que deben priorizar los servidores políticos hacia la gran mayoría poblacional, que religiosamente paga sus tributos.

Las pírricas partidas presupuestarias para la educación pública hacen que se deteriore el sistema educativo público por la falta de profesores, de material didáctico adecuado y de instalaciones apropiadas. Todo este disparatado e inútil consejero y Gobierno autonómico, han hecho que ocupemos en el baremo de PISA el triste record en fracasos educativos y que muchos jóvenes abandonen la enseñanza en primaria y secundaria, y también universitaria.

Medio Ambiente

El maltrato del Gobierno Canario de nuestro frágil territorio isleño, que no llega a ese “medio”, para solo quedar en “bajo ambiente”. Este Ejecutivo, como los precedentes, no tiene ningún interés en proteger y mimar nuestro ecosistema isleño en general. Si anteriormente, descatalogó una pléyade de especies vivas para favorecer descarados intereses empresariales con la construcción de puertos (Granadilla), como de otros espacios naturales.

Últimamente, se ha ‘glorificado’ con la Ley del Suelo y de los Espacios Naturales de Canarias. Esta es un brindis a la construcción en barra libre de todo el territorio donde se pueda aplicar el cemento y el asfalto. Y aun así, alegan que es una ley benévola y favorable para el Medio Ambiente. Desea CC que las islas estén colmadas de construcciones por doquier y que llegue al litoral del océano.

Sin excluir a los habitantes canarios que tenemos derecho a disfrutar y la obligación de proteger nuestro medioambiente. Es incomprensible que, si la fuente prioritaria de ingresos de las islas es el turismo que nos visita, no se entiende el por qué lo despreciamos. El foráneo viene a disfrutar con los espacios naturales que le pueda ofrecer las islas, junto al benévolo clima que le ofrece el Archipiélago, variados paisajismos, seguridad, sosiego y demás dones que no encuentran en su tierra.

¿Y qué pretende hacer el Gobierno de CC para contrarrestar los posibles, y reales ya, peligrosos embates que genera y causará el cambio climático? Hasta ahora nada efectivo. Tiene escozores en su conciencia política en contra de las energías limpias y renovables. Sigue en el obsoleto consumo de las energías de la quema de combustibles fósiles. Canarias será un paraíso de energías limpias con el permanente sol, continuados vientos alisios y energías de la mar y geotérmicas. Pero se enquista en el venenoso uso del gas y el petróleo, que han hecho cambiar el medioambiente y la insalubridad.

Y podríamos continuar enumerando los males que por la dejadez y el mal gobierno del Ejecutivo Autonómico, que alega que rige para todas nuestras islas, no las hace precisamente, afortunadas.

En esta recién pasada festividad del Día de Canarias sólo hay que ensalzar la idiosincrasia que define a las gentes nativas, la cultura musical y el singular costumbrismo del pueblo y de la tierra canaria. Más que nada, es una evocación de unión de todas las islas para seguir juntando los entrañables lazos de nuestra población y archipiélago trasatlántico, de una etnia sana en sus expresiones y conductas, aquietada en su forma de enfrentarse a los avatares y al medio ambiente de la Macaronesia en el que moramos, sin que en ella pervivan muchas ambiciones para su existencia. Es la posible unión de las islas y sus pueblos que, viven ancladas en un territorio fraccionado por siete ínsulas que orillan el atlántico oriental con el continente negro.

Poco hay que celebrar en una Comunicad Canaria que desprotege a sus paisanos isleños de sus derechos y de una digna existencia. Personas que viven en una tierra que con sus originales formas naturales, tiene pocas cualidades para ofrecer oportunidades de desarrollo en las prestaciones de trabajos y en el bienestar de sus vidas. En este asunto muy poco otorga el Gobierno de CC a la sociedad isleña. Dichos gobernantes prefieren ser objetos rehenes de la clase económica dominante, que en servir de lides para una estabilidad en igualdad común para la mayoría social. Y en algunos puntuales hechos sociales, tan primordiales para una sana y eficaz subsistencia en estas islas pobres en tantos avances y progresos. Y a ellos me remito.