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Mojo con Morera

Contra crónica

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No sé si son los años que voy cumpliendo pero observo que ahora estoy un poco más conservador y leo más a Esquilo, el dramaturgo de la antigua Grecia que dijo “la primera víctima de la guerra es la verdad”, y efectivamente, veo y leo que los medios hegemónicos de comunicación manipulan a través de la mentira y la desinformación, y buscan imponer el pensamiento único y el monocultivo de las mentes.

De los disparates que se están originando en el mundo, no puedo dejar de mencionar a Julián Assange, preso en una cárcel de Gran Bretaña con pedido de extradición a los EEUU con el peligro de ser ejecutado al poder ser condenado a muerte, todo por dar a conocer documentos del Departamento de Estado de las atrocidades cometidas en Irak y en diversas partes del mundo, y buscan silenciar a Assange y ocultar la verdad. Esto que señalo no es nuevo, es una larga historia en la vida de la humanidad envuelta en mentiras, en desinformación.

Mucho más cercano que a Esquilo y Assange en el tiempo y en la geografía está mi estimado amigo Carlos Sosa, director de este periódico, a quien una jueza de Madrid ha decidido juzgar por varios delitos de odio, de acoso y de revelación de secretos, y le pide nada más y nada menos que 23 (veintitrés) años de cárcel y además ha fijado una fianza civil de 422.500 euros mondos y lirondos, y todo esto viene como consecuencia de una querella del juez corrupto y condenado en prisión, Salvador Alba, ya saben los amables lectores para no volver a repetir el tema, está condenado por fabricar pruebas falsas contra la exdiputada de Podemos, Victoria Rosell. Se queda uno de piedra, y me viene a la memoria una querella que me puso Jaime Mayor Oreja, y que le gané a todo un exministro de Aznar gracias a los buenos oficios de mi abogado Luis Val. Espero que Carlos Sosa en este caso le gane a Salvador Alba la citada querella.

Otrosí: en el año 2000, el politólogo Chalmers Johnson publicó un libro que se ha convertido en un clásico de la contra historia de la política exterior de EEUU titulado: Blowback, the costs and consequences of American Empire, y como mi pobre inglés no me da para mucho y menos para cuestiones técnicas, lo traduje al castellano vía inteligencia artificial, y el resumen de tal magnífica obra es un estudio de como las decisiones USA habían generado un efecto blowback, búmeran en idioma de La Isleta, que se habían terminado volviendo contra los intereses de EEUU en aquella regiones sometidas a la influencia del Imperio tras la Segunda Guerra Mundial.

Ahora EEUU y la OTAN están metidos en una guerra apoyando a Ucrania en la que no parece que los ucranianos vayan ganando a Rusia, y todos los expertos afirman que si Occidente es derrotado la reacción podría ser la intervención militar con todas las consecuencias. Una complicada situación que podría revertir en la III Guerra Mundial. La guerra entre Israel y Palestina es otro aditamento que pone la actualidad mundial en un peligro evidente de trastorno de gran magnitud. El enfrentamiento entre la ONU e Israel y la incapacidad del organismo mundial de frenar el genocidio de un pueblo retransmitido por tv y todos los medios de comunicación como si de un film apocalíptico fuera demuestra que ahora mismo la ONU, si es absolutamente inútil para parar el genocidio, ¿para qué sirve?

La vecina del quinto se tropieza conmigo en la Avenida de Las Canteras, le cuento mis cuitas, me mira con una sonrisa sardónica, y me suelta su rollo también apocalíptico. “Me da la impresión que usted cada día está un poco mayor, por decirlo de una forma suave, pero creo que debería dedicarse a escribir de fútbol como en su juventud, y no meterse en estos líos políticos y militares. En mi opinión, la cuestión que se está gestando ahora con la guerra de Ucrania y Gaza se resolvería con la intervención de Rusia y China atacando a EEUU/OTAN/ISRAEL, ya vería cómo se acabarían todas las guerras y habría paz en el mundo”. Me quedo de piedra, le digo que eso sería la Guerra Mundial atómica, y sigue en plan apocalíptico. “Lo que me parece una falsedad es la guerra mundial híbrida, por entregas, como si fuese un serial de telenovela. Estoy convencida que si Rusia y China atacan a EEUU con contundencia se acabó lo que se daba, sería un envío seis y que se acabe, como el envite canario”.

Me fui a dar un baño en El Charcón de Las Canteras por si acaso me llegara la radioactividad, que dicen que el yodo es bueno para esos casos de solución final.

No sé si son los años que voy cumpliendo pero observo que ahora estoy un poco más conservador y leo más a Esquilo, el dramaturgo de la antigua Grecia que dijo “la primera víctima de la guerra es la verdad”, y efectivamente, veo y leo que los medios hegemónicos de comunicación manipulan a través de la mentira y la desinformación, y buscan imponer el pensamiento único y el monocultivo de las mentes.

De los disparates que se están originando en el mundo, no puedo dejar de mencionar a Julián Assange, preso en una cárcel de Gran Bretaña con pedido de extradición a los EEUU con el peligro de ser ejecutado al poder ser condenado a muerte, todo por dar a conocer documentos del Departamento de Estado de las atrocidades cometidas en Irak y en diversas partes del mundo, y buscan silenciar a Assange y ocultar la verdad. Esto que señalo no es nuevo, es una larga historia en la vida de la humanidad envuelta en mentiras, en desinformación.