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La dejadez y la mediocridad, enemigos del turismo

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El turismo nos está dando las pocas alegrías que en tiempos como los que corren se reciben y, como no puede ser de otra manera, se agradecen con entusiasmo. Si te das un paseo por el sur de Gran Canaria puedes disfrutar viendo como la maquinaria profesional del sector trabaja, se mueve y genera riqueza y empleo para todos.

Me suelo detener en el paseo marítimo de Meloneras a última hora de la tarde, sobre las 19:30, a la hora en que el Sol se está poniendo, en la cafetería del Grupo Gordillo y es un espectáculo contemplar la majestuosidad de la puesta de Sol y el enorme disfrute de los turistas que sentados en las numerosas terrazas de la zona o paseando desde el Faro de Maspalomas hasta Meloneras, disparan sus máquinas fotográficas capturando la magia del momento.

Todo funciona, las terrazas, los profesionales, las imágenes humanas que se colocan puntualmente con sus caracterizaciones de piratas del mar o de estatuas de la libertad y los numerosos comercios del centro comercial y de los paseos de las inmediaciones. Todo marcha. Sin lugar a dudas hay cosas que se pueden mejorar, pero sinceramente creo que se está a un buen nivel dentro de nuestras posibilidades.

Observo, como simple persona interesada en que nuestra principal industria funcione, por el bien de todos los que vivimos en la isla, que el Ayuntamiento de San Bartolomé, a pesar de las restricciones de recursos que los tiempos imponen, hace su labor de adecentamiento y puesta a punto de los recursos públicos que son de su competencia, se adecentan zonas, accesos a las distintas urbanizaciones y la jardinería pública se cuida, ya digo, dentro de las posibilidades de tiempos como los que ahora corren.

Otra de mis costumbres, como buen motero y como persona observadora y amante de la naturaleza desde la óptica del turismo, es la subida a las cumbres de la isla para disfrutar de la belleza de los paisajes que estas nos brindan por los parajes cumbreros y de medianías. Es muy gratificante observar la cantidad de turistas que en todo tipo de transporte, guaguas, coches, motos y bicicletas, recorren nuestros lugares más típicos disfrutando y disparando sus cámaras para perpetuar sus momentos de gozo y deleite. La verdad es que se les ve entusiasmados con lo que la naturaleza les brinda y lo aprovechan.

Pero aquí, en nuestras cumbres, en nuestro principal patrimonio natural aparece un signo de dejadez y mediocridad. Precisamente aquí, donde nuestra naturaleza se esmera y enseña a nuestros visitantes la majestuosidad de nuestros parajes es donde el ser humano y me refiero a los responsables de velar por el mantenimiento de nuestro recursos públicos insulares fallan y dañan de forma irreparable la imagen turística de nuestra isla.

Me refiero a los paneles explicativos e interpretativos situados en los principales miradores panorámicos de la isla. Todos están deteriorados, inservibles, quemados por el sol y desgastados por años y años sin ser mantenidos y reparados.

Es un fallo absurdo. No creo que sea tan costoso hacer un mantenimiento periódico y evitar el deterioro de unos elementos tan esenciales para el conocimiento y disfrute de nuestro patrimonio natural y perjudicar así, con tanta dejadez y mediocridad, a todos los que vivimos en Gran Canaria y a los que nos visitan.

Por favor, hagan algo. Gracias.

El turismo nos está dando las pocas alegrías que en tiempos como los que corren se reciben y, como no puede ser de otra manera, se agradecen con entusiasmo. Si te das un paseo por el sur de Gran Canaria puedes disfrutar viendo como la maquinaria profesional del sector trabaja, se mueve y genera riqueza y empleo para todos.

Me suelo detener en el paseo marítimo de Meloneras a última hora de la tarde, sobre las 19:30, a la hora en que el Sol se está poniendo, en la cafetería del Grupo Gordillo y es un espectáculo contemplar la majestuosidad de la puesta de Sol y el enorme disfrute de los turistas que sentados en las numerosas terrazas de la zona o paseando desde el Faro de Maspalomas hasta Meloneras, disparan sus máquinas fotográficas capturando la magia del momento.