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Un derecho, a revisión

El caso es que terminó su carrera, hoy está casada con aquel compañero de universidad y tienen dos hijos. Ella, como tantas otras mujeres que han pasado por el trance de un aborto, sabe que no es una decisión fácil y que, desde luego, nadie la toma a la ligera o con complacencia. Pero con el tiempo, es cierto, se pasa esa página y se sigue.

Revisar a estas alturas el derecho de la mujer a decidir si quiere o no ser madre es como si nos pusiéramos a revisar el derecho a divorciarnos, a utilizar anticonceptivos o a poder trabajar. Es un choque tener que asistir de nuevo a las mismas peticiones, a los mismos argumentos cuando el aborto es una realidad instalada en la sociedad. Quienes quieren recortar ese derecho no ven o no quieren ver la realidad. Y la realidad es que quienes más abortan en este país y cada vez con más frecuencia son las adolescentes. Las mismas que acuden con mucha frecuencia a centros de salud y farmacias solicitando la píldora del día después y se les niega. Y la niegan precisamente aquéllos que también rechazan el aborto, y cómo no, el uso de preservativos.

Supongo que hay un sector de la sociedad que quiere vírgenes hasta los 35, edad media de emancipación en este país, o madres de 15 años sin preparación ni medios. Sin duda ése es un panorama alentador para la familia, ¿verdad?

Ninguna mujer se arranca las entrañas por convicción. Pero hay ocasiones en que la otra opción es todavía peor.

Esperanza Pamplona

El caso es que terminó su carrera, hoy está casada con aquel compañero de universidad y tienen dos hijos. Ella, como tantas otras mujeres que han pasado por el trance de un aborto, sabe que no es una decisión fácil y que, desde luego, nadie la toma a la ligera o con complacencia. Pero con el tiempo, es cierto, se pasa esa página y se sigue.

Revisar a estas alturas el derecho de la mujer a decidir si quiere o no ser madre es como si nos pusiéramos a revisar el derecho a divorciarnos, a utilizar anticonceptivos o a poder trabajar. Es un choque tener que asistir de nuevo a las mismas peticiones, a los mismos argumentos cuando el aborto es una realidad instalada en la sociedad. Quienes quieren recortar ese derecho no ven o no quieren ver la realidad. Y la realidad es que quienes más abortan en este país y cada vez con más frecuencia son las adolescentes. Las mismas que acuden con mucha frecuencia a centros de salud y farmacias solicitando la píldora del día después y se les niega. Y la niegan precisamente aquéllos que también rechazan el aborto, y cómo no, el uso de preservativos.