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El domingo nos jugamos tener una Europa con una sola voz en el mundo

Con el auge potencias emergentes como son el caso de China, Latinoamérica o Rusia, unido a que EEUU siempre ha estado ahí, se empieza a dibujar un nuevo mapa mundial en el que los países europeos, de manera independiente, caerán progresivamente en la irrelevancia en un mundo que empieza, de nuevo, a analizarse en clave geopolítica después del final de la Guerra Fría.

Mientras se acelera el posicionamiento global de estos países y regiones y desarrollan intereses estratégicos, Europa sigue sin ser capaz de tener una visión, una voz y una estrategia unificada para lidiar con las nuevas realidades geopolíticas, a pesar de ser la primera economía del mundo, el estandarte de la defensa de los derechos humanos y el primer donante a los países en vías de desarrollo.

Una UE hablando con una sola voz podría ser el tercer interlocutor, y un factor de equilibrio, en el diálogo entre EEUU y China que serán sin duda el binomio que liderará el mundo en las próximas décadas.

Por tanto, es urgente avanzar en la profundización de la unificación de la política exterior y de seguridad común. Europa debe asistir a los foros internaciones como una sola entidad, con una sola voz. La representación en la Asamblea General de la ONU, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el G20, el FMI o el Banco Mundial ya no puede correr a cargo de Alemania, Francia o Italia, sino de Europa.

A su vez, se hace necesario reconducir las relaciones comerciales de la unión y enfocarlas hacia Latinoamérica, rica en recursos naturales y en plena expansión económica. En este sentido, España puede convertirse en el mejor embajador de Europa en la región y puede consolidar a nuestro país en el nuevo marco global.

Del mismo modo, es necesario que avancemos decididamente hacia el objetivo de constituir unas Fuerzas Armadas Europeas. Una acción exterior eficaz requiere de unas capacidades militares a la altura de una potencia global como es, o quiere ser, Europa. No se puede permitir volver a dar la imagen tan lamentable que se ha dado con el golpe de estado en Ucrania, que no solo ha cogido a Europa mirando para otro lado, sino que su falta de respuesta militar, para garantizar la democracia, y política para gestionar la crisis, ha hecho que Europa haya demostrado que en un contexto global no pinta nada.

Además, en un escenario de restricciones presupuestarias es urgente optimizar el gasto en seguridad y defensa, mediante la puesta en común de los recursos, los sistemas y la tecnología y, el encuadramiento de las fuerzas armadas nacionales en una estructura de organización y mando europeos.

En definitiva, mucho nos queda por avanzar para conseguir una verdadera Unión Europea y mucho nos jugamos en las próximas elecciones, de cuyo resultado puede ocurrir que se acabe con el sueño europeo o se le dé el tan necesario impulso.

Con el auge potencias emergentes como son el caso de China, Latinoamérica o Rusia, unido a que EEUU siempre ha estado ahí, se empieza a dibujar un nuevo mapa mundial en el que los países europeos, de manera independiente, caerán progresivamente en la irrelevancia en un mundo que empieza, de nuevo, a analizarse en clave geopolítica después del final de la Guerra Fría.

Mientras se acelera el posicionamiento global de estos países y regiones y desarrollan intereses estratégicos, Europa sigue sin ser capaz de tener una visión, una voz y una estrategia unificada para lidiar con las nuevas realidades geopolíticas, a pesar de ser la primera economía del mundo, el estandarte de la defensa de los derechos humanos y el primer donante a los países en vías de desarrollo.