La Escuela concertada-privada y la Ley Celáa. Una historia de desamor

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La Escuela concertada-privada está en pie de guerra. Han movilizado a padres y madres, han lanzado campañas en las redes sociales con lazos naranjas con mensajes para parar la LOMLOE, muchas de ellas bulos, y han utilizado, de manera poco ética, a niños y niñas con mensajes en contra de la ley para enternecer nuestro corazón. ¿Qué esconde esta campaña?

La Escuela concertada-privada es un potente catalizador de la segregación escolar en España. No es el único. Es cierto que existen centros concertados-privados que acogen a alumnado desaventajado, ya sea por clase social, por origen nacional, NEE, etc., pero no suele ser lo más frecuente, ya que una de las motivaciones de los padres y madres a la hora de escolarizar a sus hijos/as en dichos centros es la homogeneidad cultural y social. España es un país que segrega mucho a nivel escolar, cuestión que no es un accidente, posicionándonos en la sexta posición dentro de la UE-27, y nuestra segregación escolar es superior a la segregación residencial. Esto significa que la escuela privada-concertada y privada sin concierto, juega un papel relevante en este proceso, aunque también lo juegan los centros bilingües que presionan sobre los monolingües a la hora de repartirse la escolarización, o la zonificación escolar, o las medidas cuasi-mercado en la escolarización.

Es natural que la Comunidad de Madrid haya saltado como gato que cae en una cazuela con agua hirviendo. La LOMLOE es una enmienda a la totalidad del proyecto clasista y elitista del PP en CAM, extendido, en menor medida, a otras Comunidades. De hecho, Madrid, si fuese un país, sería el segundo más segregado de toda Europa. No sólo porque prohíbe que se ceda suelo público para la construcción de centros concertados-privados, que como sabemos acabó en un caso de comisiones ilegales y con la mano derecha de Aguirre en la cárcel por cobrar mordidas, sino que obliga a los centros concertados-privados a tener que asumir al alumnado desaventajado (ya que es auxiliar a la Educación Pública), no podrán cobrar cuotas “voluntarias” (que cobraban el 90% de los centros en Madrid) y que se usaban para recaudar y excluir al alumnado considerado “indeseable”. Por otro lado, la LOMLOE trata de reforzar la equidad, al sistema público de enseñanza, maltrecho tras años de recortes, y la inclusión educativa.

Precisamente, el apoyo a la concertada-privada ha sido la marca distintiva del PP. No sólo porque la Educación Pública fue recortada sin piedad, haciéndole perder calidad, durante la crisis anterior (aunque se recuperó un poco a partir de 2016 por la pérdida de poder del PP). Aunque la financiación de la concertada-privada no ha sido exclusiva del PP, también lo han seguido gobiernos autonómicos del PSOE, PNV, CC, CIU, etc., el PP aceleró este proceso de “secesión de las élites” y “huida de la clase media” de los centros Públicos tras la llegada masiva de inmigrantes que venían a trabajar durante la burbuja inmobiliaria. A partir del año 2012 hasta 2018 (últimos datos disponibles) la concertada-privada fue recuperando el gasto educativo hasta superarlo en más de un 7,66%, mientras la Pública seguía en niveles por debajo de los de 2009. En estos años hemos visto a alumnado en la enseñanza Pública estudiando en centros gueto, en barracones, o en aulas masificadas, fruto de las políticas educativas elitistas del PP.

La derecha política, y los concertados-privados (muchos dependientes de la Iglesia Católica) denuncian que estas medidas que tratan de frenar el aumento de la segregación escolar son un ataque contra la “libertad de elección de los padres y madres” en la Educación. Esta cuestión es falsa. Los padres y madres podrán seguir eligiendo el proyecto educativo que más le interese, pero ahora se ha extendido poder escoger centro a más clases sociales, que antes lo tenían vedado por las cuotas “voluntarias” y otras triquiñuelas que se utilizaban para excluirles. Por consiguiente, lo que no se va a financiar con fondos públicos son aquellos centros que segreguen por clase social, ni por sexo, ni por origen nacional, o por problemas de aprendizaje. Los progenitores que sigan apostando por introducir a sus hijos/as en escuelas homogéneas socialmente y que son burbujas, donde no se van a juntar con alumnado que consideran “indeseable” tendrán que sufragárselo con el dinero de sus bolsillos, que por desgracia da “libertad de elección” en este mundo capitalista en el que vivimos.

Que el alumnado se mezcle no es un capricho de la Ministra, ni de los 7 grupos que han votado a favor la ley (frente a la soledad del PP que votó la LOMCE sin apoyo de nadie), ni de una gran parte de la Comunidad Educativa que propusieron diversas medidas al Ministerio, que algunas fueron tomadas en cuenta. Mezclar alumnado significa aumentar la empatía y el (re)conocimiento de las realidades y situaciones diversas que tienen cada alumno/a de nuestro país. Sirve para no crear guetos sociales, ni burbujas donde no se entienda que algunos alumnos/as no tienen tanta suerte de haber nacido en la clase social “correcta”. Permite que la futura ciudadanía tenga una experiencia democrática compartida. El alumnado no sólo aprende de los docentes, sino que también aprende de los compañeros (efecto compañeros), si le quitamos al alumnado locomotora de las clases (porque son enviados a centros concertados-privados), estamos condenando al alumnado más desfavorecido, no ayudando a la inclusión social y fomentando, a la postre, una mayor conflictividad social y marginación. Si queremos que exista la movilidad social, las políticas del PP son contrarias a ellas, ya que fomentan un cierre oligárquico en nuestra sociedad.

Como los países menos segregados, y que más invierten en Educación, tienen un mejor índice GINI (que mide la desigualdad) y son países más cohesionados, las medidas que están reflejadas en la LOMLOE van por el buen camino, y quizá se hayan quedado cortas, pero es un buen paso para lograr una Educación Pública, de calidad, con menos segregación escolar, inclusiva y con mayor equidad. Esto es lo que necesita una sociedad que pretende encarar el siglo XXI pretendiendo construir un país mejor y más justo socialmente.

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