Espacio de opinión de Canarias Ahora
La filargiria de algunos
Cuando hablamos de tomar medidas de calado por un futuro mejor para Canarias siempre nos encontramos frenos y negacioncitas y, ahora, le tocó, nuevamente, a la ecotasa. Una medida que se ha puesto sobre la mesa tantas veces como tantas las excusas que ha recibido para que no se ponga en marcha. Las de ahora, las de siempre. En este sentido el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres afirmaba que hay que tener en cuenta el momento de incertidumbre o que hay que tratar el tema de manera sosegada.
Ante tal circunstancia se podría señalar lo que tantas veces ya se ha puesto sobre la mesa, es decir, el ejemplo de los diferentes territorios donde ya se lleva a cabo tal medida, las diferentes maneras de ponerlo en marcha o los beneficios que generan en la comunidad de implantación. Sin embargo, siguen empecinados en el mismo desacreditado argumento de que, al parecer, cobrar una irrisoria cantidad por día o estancia es una medida que hará huir al turista de manera irreversible o provocará grandes quebraderos de cabeza a aquellos, que se oponen a cualquier medida que pueda llegar a entenderse como una apertura de marcos más amplios, porque su actividad es meramente especulativa y alejada de las necesidades de la mayoría de los ciudadanos (y también de buena parte de los turistas, dicho sea de paso).
Quizás el problema no está en la Ecotasa, seguramente está en que la actividad de algunos en el territorio insular está encontrando sus límites, que chocan frontalmente con sus infinitas ansias de poder. Por ello, hablar de Ecotasa les da auténticos escalofríos, no digamos ya si nombramos la moratoria turística o pinchar la burbuja turística … y si proponemos aplicar medidas de amortiguamiento al medio en vez de proyectar autopistas de seis carriles hacia el sur, entonces, les estalla la cabeza.
Aún así, hay medidas concretas en este sentido y hay ejemplos varios, aunque representa un buen principio, no va a conseguir solucionar toda la problemática del hecho que subyace que es la superación de la capacidad de carga de las islas que repercute negativamente en el Medioambiente y en la gestión del territorio, así como aumentando la precariedad laboral de la clase trabajadora y en la calidad de vida de la ciudadanía
Sin embargo, el problema no está estrictamente en la superación de la capacidad de carga, sino que ésta es una consecuencia irremediable de medidas políticas obsoletas. Así, podemos ver cómo se invierten fondos europeos en megaproyectos que cumplen décadas guardados en gavetas en vez de aplicar medidas correctoras o de amortiguamiento que a su vez sirvan para la creación de nuevo tejido productivo.
Esta pésima gestión interesa sobre todo a los noístas, esas personas en situación de poder e influencia que niegan la realidad y miran hacia otro lado cuando se le presentan alternativas al modelo turístico porque les va la vida en ello, pues, es su nicho de negocio, su yoísta modus vivendi. Desvían la atención del ciudadano aprovechándose de su hartazgo para deliberadamente reconducir su frustración hacia “el de fuera” o el pleito insular con una notable habilidad para escurrir el bulto y esconder la verdadera razón, la avaricia. Todo para que, pese a todo, sus intereses sigan para adelante.
Es necesario un cambio sustancial en el añejo modelo turístico por lo que no es suficiente una sola medida aislada como la Ecotasa que permita recuperar los espacios de las islas, sino un conjunto de decisiones que funcionen como un todo. Hablamos de la moratoria turística, que en su aplicación es algo temporal, generar un tejido productivo robusto que tome como base la economía de cercanía, la recuperación de los residuos, materias primas, que dé solución a los problemas del agua, la energía … y de parar el crecimiento turístico. Evidentemente todo ello pasa por separar los intereses de especuladores que tienen como costumbre, ya demasiado arraigada, ahondar en la precariedad laboral, aumentar las desigualdades y deteriorar el territorio sin ningún tipo de pudor. En fin, un sistema o “mercado 5 estrellas low cost” que dibuja en el imaginario colectivo un escenario de progreso ficticio que enmascara una realidad de espera al anunciado jeque que llega por el aeropuerto sur como benefactor, ya que con una nómina de poco más de 1000 euros no llega y hay que poner la mano para recibir la propina. Propina que a su vez sirve de excusa para no aumentar los salarios.
Canarias necesita replantearse el modelo turístico, así como la actividad productiva. Hacer valer que tenemos la generación mejor preparada de la historia para garantizar el bienestar de las generaciones futuras.
No es solo El Puertito. Es toda Canarias.
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