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FITUR, no sólo una feria de muestras

En estos momentos, la formación en el terreno turístico en Canarias debería entenderse dentro de un programa transversal que incida en todos los demás, abarcando la formación ocupacional, permanente y reglada, así como la formación de formadores. La formación de los profesionales del turismo tanto continua como inicial, es sin duda un elemento estratégico para afrontar los cambios que están aconteciendo en el sector. La calidad del turismo depende en gran medida de la participación y buena formación de sus trabajadores. Y esto no es algo nuevo, sino que venimos solicitando desde hace mucho tiempo.

Para poder desarrollar e implantar tecnologías novedosas en el sector, para poder seguir siendo una actividad competitiva, para poder exportar este conocimiento y esta calidad, es necesaria una intensa formación del personal en todos aquellos aspectos en los que la evolución de los mercados y las tecnologías vayan exigiendo. Aparentemente está todo inventado en este sentido: implantación de sistemas de aseguramiento, sistemas tecnológicos de información y reservas, así como la gestión empresarial y el desarrollo sostenible en el turismo. Pero parece que no debe ser así, puesto que no llega a entenderse, sobre todo desde el sector empresarial.

Uno de los ámbitos en los que se debe actuar desde la Consejería de Turismo y los diferentes patronatos y organismos autónomos es el de las relaciones Escuela - Empresa. Para ellos son importantes, pero insuficientes, los acuerdos existentes entre la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes (a través del excelente trabajo que se desarrolla desde la Dirección General de Formación Profesional) y las distintas cámaras de comercio, así como asociaciones de empresarios del sector y agentes sociales. Dado que la escasa investigación sobre el sector, las innovaciones y estudios sobre el mismo se han realizado fuera de estas instituciones es especialmente importante reforzar la colaboración de las administraciones educativas y las empresas turísticas con los centros de enseñanza para dotar de un verdadero conocimiento y de la necesaria formación práctica a los futuros trabajadores del sector.

Afortunadamente, desde el trabajo realizado por el Instituto Nacional de las Cualificaciones (INCUAL), se han establecido los niveles educativos y formativos dentro de cada una de las familias profesionales que conforman el Catálogo Nacional de Cualificaciones, entres las que se encuentra la familia profesional de Hostelería y Turismo. En este sentido podemos hablar de aproximadamente veinte titulaciones que se imparten en el estado español, únicamente en el sector de la enseñanza no universitaria, que es la que nos afecta. En el caso de Canarias estaríamos hablando de unas diez titulaciones aproximadamente repartidas por una decena de centros públicos de enseñanza secundaria presentes en cada una de las islas del archipiélago. Y todo ello obedeciendo a unas unidades competenciales básicas referidas al sector. Estos itinerarios formativos y contenidos mínimos de la citada familia profesional de hostelería y turismo está pensado para que acabe confluyendo en un Certificado de Profesionalidad. A través de él se da una información acreditada de la competencia de los trabajadores, se facilitan los procesos de búsqueda de empleo, la movilidad y la igualdad de oportunidades en el mercado laboral.

Desde el sector de los trabajadores se muestra un interés claro por esta cualificación ya que se favorece el derecho a la formación, así como al reconocimiento de su cualificación. En cambio, desde el sector empresarial, a pesar de convertirse en una herramienta eficaz para identificar capacidades de las personas que pretenden trabajar en su empresa, lo que significaría una mayor transparencia del potencial de los recursos humanos a la hora de establecer una gestión por competencias, siguen sin darse cuenta de ello. Es muy sencillo analizar la cualificación de los profesionales que se contratan en las empresas del sector en Canarias lo que nos llevaría de forma automática las manos a la cabeza de forma sorpresiva. Sin el compromiso expreso por parte del sector patronal turístico de la contratación de personal cualificado, poco, muy poco, vamos a avanzar en el reconocimiento de la calidad del sector turístico en Canarias.

Seamos conscientes de las transformaciones del mercado, lo que nos lleva continuamente a invertir recursos y tiempo en el desarrollo de acciones formativas. Pero también es cierto que esta multiplicidad de acciones viene pareja con una total descoordinación de las mismas. Desde el sector educativo estamos haciendo los deberes, esta perfectamente contrastado en todas estas acciones; quizás desde el sector empresarial queda mucho por hacer: formación en procesos de calidad integral, conocimiento de las cualificaciones que lleve a la contratación de personal perfectamente cualificado. Es definitiva, el camino adecuado, ya tomado por el sector del profesorado en Canarias, debe ir encaminado a reforzar la formación de empresarios para ir consolidando un modelo único de calidad en materia de formación y cualificación de los trabajadores.

* Profesor de enseñanza secundaria y Director del IES Faro de Maspalomas

Antonio Hernández Lobo*

En estos momentos, la formación en el terreno turístico en Canarias debería entenderse dentro de un programa transversal que incida en todos los demás, abarcando la formación ocupacional, permanente y reglada, así como la formación de formadores. La formación de los profesionales del turismo tanto continua como inicial, es sin duda un elemento estratégico para afrontar los cambios que están aconteciendo en el sector. La calidad del turismo depende en gran medida de la participación y buena formación de sus trabajadores. Y esto no es algo nuevo, sino que venimos solicitando desde hace mucho tiempo.

Para poder desarrollar e implantar tecnologías novedosas en el sector, para poder seguir siendo una actividad competitiva, para poder exportar este conocimiento y esta calidad, es necesaria una intensa formación del personal en todos aquellos aspectos en los que la evolución de los mercados y las tecnologías vayan exigiendo. Aparentemente está todo inventado en este sentido: implantación de sistemas de aseguramiento, sistemas tecnológicos de información y reservas, así como la gestión empresarial y el desarrollo sostenible en el turismo. Pero parece que no debe ser así, puesto que no llega a entenderse, sobre todo desde el sector empresarial.