La generación del ‘escapando’
Mi padre me dijo una vez: «Nunca intentes nadar hacia el horizonte. Cuando creas llegar, se alejará y así hasta que te ahogues del cansancio».
Algo así pasa en la vida de la generación perdida. Combatientes de un ciclo sin fin; de una generación que no ha podido decidir sobre sus sueños y metas porque no existen horizontes para una generación que ha trabajado gratis como becarios/as ‘pa’ mejorar el currículum’ y que cuando llega a un sueldo de 1.100 euros da ‘chácara y tambor’ pero el alquiler se paga a duras penas y subsiste a base de los tupper de mamá. Una rueda de hámster; en la que si no trabajas, no cobras pero aunque trabajes, no llegas. Una generación de subsistencia. Una generación de «pos’ aquí, escapando».
Vengo del 94 así que al finalizar Periodismo, me atravesó la yugular el mantra «No hay trabajo». Emigré, volví, me quebré en la pandemia y cuando todo parecía un soplo de estabilidad con la nueva reforma laboral, llega la inflación, un precio de combustible desorbitado y la matraquilla: ¿Cómo llego a fin de mes? ‘Pues teletrabaja’, te dicen.
Pero si teletrabajo cinco días por semana, en casa, sin que nadie interrumpa los bucles de la ansiedad, ¿Cuánto necesitaré para pagar a la psicóloga?
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