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El incendio

No le va a ser posible a José Miguel Pérez limitarse a lamentar el desastre, anunciar ayudas y proclamar lo bien coordinaditos que actuaron los servicios de extinción. Deberá coger el toro por los cuernos y darle un buen sacudón. O sea, aclarar lo que deba ser aclarado, no tanto para establecer responsabilidades políticas, que también, como para arbitrar la puesta en marcha de planes de actuación paralizados durante los últimos años a ver si, con un poco de suerte, es posible que los servicios de extinción no tengan que esforzarse tanto en demostrar su eficacia. Dicen, ayer mismo lo recogía este periódico, que funcionaron bien todos los servicios de extinción y que hubo buena coordinación del Cabildo con el Gobierno canario y los equipos estatales de Medio Ambiente. No tengo motivos para negarlo, pero lo cierto es que el incendio continúa adelante en el momento de escribir. Todo ha funcionado estupendamente, vale, pero no se ha impedido la catástrofe y da la impresión de que las llamas se extinguirán cuando no quede nada por arder; o lleguen al filo de la marea, que de ahí sí que no pasan. Al menos que yo sepa.

No le va a ser posible a José Miguel Pérez limitarse a lamentar el desastre, anunciar ayudas y proclamar lo bien coordinaditos que actuaron los servicios de extinción. Deberá coger el toro por los cuernos y darle un buen sacudón. O sea, aclarar lo que deba ser aclarado, no tanto para establecer responsabilidades políticas, que también, como para arbitrar la puesta en marcha de planes de actuación paralizados durante los últimos años a ver si, con un poco de suerte, es posible que los servicios de extinción no tengan que esforzarse tanto en demostrar su eficacia. Dicen, ayer mismo lo recogía este periódico, que funcionaron bien todos los servicios de extinción y que hubo buena coordinación del Cabildo con el Gobierno canario y los equipos estatales de Medio Ambiente. No tengo motivos para negarlo, pero lo cierto es que el incendio continúa adelante en el momento de escribir. Todo ha funcionado estupendamente, vale, pero no se ha impedido la catástrofe y da la impresión de que las llamas se extinguirán cuando no quede nada por arder; o lleguen al filo de la marea, que de ahí sí que no pasan. Al menos que yo sepa.