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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Iros

De repente me veo envuelto en una discusión lingüística y hasta semántica sobre si es más correcto decir iros que idos en el imperativo de ir. En la Avenida de la Playa de Las Canteras estoy con tres amigos, dos que dicen eran votantes del Partido Popular, y uno “tiraba” por el PSOE, pero que ahora están en duda, como también vacilan y son agnósticos gramaticales entre el iros y el idos. Total que nos vemos inmersos en un análisis del purismo y el todovalismo de la lengua de Cervantes, y como me piden opinión me vuelvo ecléctico, gallego, y los tres me miran asombrados, y Pepe, amigo de la infancia va y me dice: “Pero a qué viene eso, si estás hecho un radical, y ahora no te defines”, a lo que le contesto que no estoy hecho un radical, que me han hecho un radical los radicales de derechas del Partido Popular, y como dejamos de discutir de Catalunya y de Cataluña, del techo del gasto de Montoro, y de la Mesa de Colaboración Parlamentaria creada por el PSOE y Unidos Podemos, entramos al trapo de idos e iros y de repente me sale la vena de abogado del diablo y durante un buen rato defiendo que es mejor decir idos, que es más culto, y de repente cambio mi estrategia argumental y me inclino por iros, y mis amigos siguen desconcertados y mirándome como si fuera o fuese un bicho raro.

Cuando menos lo esperamos pasa mi vecina del quinto, y sin que nadie la invita se sienta con nosotros y pide un Tom Collins, lo que le produce al camarero una urticaria mental porque desconoce ese cóctel, mientras mi vecina le explica el combinado de ginebra, limón, azúcar y una guinda, y el camarero dice que no tiene guindas, y mi vecina le dice “pues iros al mercado y compras guindas”, y como el camarero le dice que no puede dejar el negocio para ir al mercado, le explica de paso cómo se hace un gin fizz, un stinger, o un negroni, pero termina mi buena amiga pidiendo un gintonic y aquí paz y en el cielo bizcocho. La vecina del quinto, que quiere politizarlo todo, de pronto se suelta la opinión del día: “a ver si se enteran que eso de iros ha sido iniciativa de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, para aplicárselo no sólo a Mariano Rajoy, sino a todo el Partido Popular. En vez del ”váyase señor González“ que utilizó Aznar contra Felipe, queda más plural el iros que será grito de combate de la Mesa de Colaboración Parlamentaria del PSOE y Unidos Podemos a partir de septiembre. ¡Iros señores del Partido Popular!.

Pero uno de mis amigos que hasta ahora ha votado a la derecha más rancia, y que se ha vuelto ecléctico, lleno de un mar de dudas, todavía le queda un rejillo “pepero”, y le contesta a mi vecina del quinto, “También lo de iros puede ser que sea iniciativa de Rajoy para aplicársela a Maduro y de paso a todos los bolivarianos”. Mi amiga lo mira y le espeta: “Me extrañaba que no saliera el cuento chino de Venezuela, cuando ustedes no tienen argumentos se van para Caracas sin acordarse del caracazo que interpretó el asesino de Carlos Andrés Pérez masacrando al pueblo venezolano, ya sabe que CAP era muy amiguito de Felipe González, y González ahora muy amigo de Rajoy” A partir de ese momento el ido y el moderno iros quedaron en segundo término, y de repente nos vemos discutiendo sobre el Orinoco. Mi vecina cerró el tema: “creo que la RAE va a aceptar Venezuela como comodín para cualquier palabra”. Y se rió con una carcajada diabólica y muy bolivariana.

De repente me veo envuelto en una discusión lingüística y hasta semántica sobre si es más correcto decir iros que idos en el imperativo de ir. En la Avenida de la Playa de Las Canteras estoy con tres amigos, dos que dicen eran votantes del Partido Popular, y uno “tiraba” por el PSOE, pero que ahora están en duda, como también vacilan y son agnósticos gramaticales entre el iros y el idos. Total que nos vemos inmersos en un análisis del purismo y el todovalismo de la lengua de Cervantes, y como me piden opinión me vuelvo ecléctico, gallego, y los tres me miran asombrados, y Pepe, amigo de la infancia va y me dice: “Pero a qué viene eso, si estás hecho un radical, y ahora no te defines”, a lo que le contesto que no estoy hecho un radical, que me han hecho un radical los radicales de derechas del Partido Popular, y como dejamos de discutir de Catalunya y de Cataluña, del techo del gasto de Montoro, y de la Mesa de Colaboración Parlamentaria creada por el PSOE y Unidos Podemos, entramos al trapo de idos e iros y de repente me sale la vena de abogado del diablo y durante un buen rato defiendo que es mejor decir idos, que es más culto, y de repente cambio mi estrategia argumental y me inclino por iros, y mis amigos siguen desconcertados y mirándome como si fuera o fuese un bicho raro.

Cuando menos lo esperamos pasa mi vecina del quinto, y sin que nadie la invita se sienta con nosotros y pide un Tom Collins, lo que le produce al camarero una urticaria mental porque desconoce ese cóctel, mientras mi vecina le explica el combinado de ginebra, limón, azúcar y una guinda, y el camarero dice que no tiene guindas, y mi vecina le dice “pues iros al mercado y compras guindas”, y como el camarero le dice que no puede dejar el negocio para ir al mercado, le explica de paso cómo se hace un gin fizz, un stinger, o un negroni, pero termina mi buena amiga pidiendo un gintonic y aquí paz y en el cielo bizcocho. La vecina del quinto, que quiere politizarlo todo, de pronto se suelta la opinión del día: “a ver si se enteran que eso de iros ha sido iniciativa de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, para aplicárselo no sólo a Mariano Rajoy, sino a todo el Partido Popular. En vez del ”váyase señor González“ que utilizó Aznar contra Felipe, queda más plural el iros que será grito de combate de la Mesa de Colaboración Parlamentaria del PSOE y Unidos Podemos a partir de septiembre. ¡Iros señores del Partido Popular!.