“Eeeeh... Ya hemos terminado la reunión de trabajo. Hemos tenido una noche muy dura y los temores de que el incendio se pudiera desbordar se han producido. Este es el incendio más complejo que hemos padecido en Canarias en los últimos cuarenta años”.
Fernando Clavijo, Presidente del Gobierno de Canarias.
Que esto iba a ocurrir lo sabían, lo saben. Nos lo han advertido todo tipo de instituciones autonómicas, nacionales e internacionales, desde hace años. Y son el Gobierno de Canarias. Ostentan el poder, dirigen la acción pública, tienen los medios económicos, personales y técnicos. Reciben la información de forma directa y clara.
Era cuestión de tiempo, es cuestión de tiempo. Cada vez menos tiempo. Pero nuestra clase política ha decidido esperar con los brazos cruzados. La inacción como método de prevención, planificación y reacción. Tiempos de jolgorio y pandereta. Durante los años de gobierno, golosones, comiendo. Durante los años de oposición, sentados, con las arcas vacías. La mayor parte del tiempo entretenidos en campaña electoral. En materia de financiación partidista no hay distingos, todos comen de la misma mano.
Saben perfectamente que Canarias es un territorio extremadamente sensible, el panel intergubernamental de cambio climático de la ONU nos lo advierte constantemente. Saben que Canarias es la comunidad que más va a sufrir las consecuencias de la crisis del cambio climático de toda Europa. Saben que nuestra costa se va a inundar y saben que las islas se van a desertizar. Este tipo de incendios, de quinta generación, llevan años ocurriendo. La violencia del fuego lleva años manifestándose. Saben que la previsión es que se va a acabar con la masa verde de las islas. Saben que el ser humano depende de la naturaleza, que formamos parte de ella. Saben que estamos poniendo en grave riesgo la vida porque nuestro modelo económico arrasa con nuestro habitat. Hace décadas que superamos la capacidad de carga de las islas.
Todo eso lo saben mejor que nadie. Tienen en su mano los medios, el conocimiento y la responsabilidad de aminorar los efectos apocalípticos de la destrucción del planeta. Saben que hay que cambiar el modelo económico. Que es una cuestión de supervivencia urgente. Que el gobierno debe priorizar las políticas que defiendan el interés general y que ese interés público y social pasa por un cambio del modelo de consumo. Saben perfectamente que el turismo de masas tiene los días contados. Saben que necesitamos promocionar la independencia energética. Saben que necesitamos programar la soberanía alimentaria. Saben que deben preservar nuestro habitat por encima de otro tipo de intereses. Saben que la biodiversidad debe protegerse, cultivarse, reproducirse. Saben que es el ser humano el que, con su actividad económica, está poniendo en riesgo la vida. Saben que la industria turística y la industria de la construcción aceleran las emisiones de CO2, que son industrias incompatibles con la preservación del planeta. Saben que tienen que promocionar, con recursos y medios públicos el cambio de modelo económico.
Todo esto lo saben. Pero no lo dicen. No lo ejecutan. No lo enfrentan. Optan por ocultarlo, por negarlo, por tomar decisiones en contra de la vida. Promocionan la contaminación y la subvención pública del beneficio privado. Optan por hacer ruedas de prensa en medio de un incendio que tendrían que haber evitado. Y vendernos la sorpresa, la incapacidad humana para combatirlo. Se apuntan al marketing de la ola de calor, en lugar de hablar de temperaturas incompatibles con la vida humana. Elegimos irresponsables para gestionar lo de todos. No son ignorantes, ni locos. Son simple y llanamente incapaces de velar por el interés general.
Están ligados al negocio del turismo, al mercadeo del bloque. Dependen de la financiación para la supervivencia del partido, para la supervivencia de sus carteras, de sus fortunas. Lo de ellos destruye lo nuestro. No son ignorantes, ni siquiera se trata de ideología política de derecha o de izquierda. Es la financiación del partido, la dependencia económica del turismo y del cemento. Es la grasa que permite que la maquinaria siga produciendo. Es la corrupción.
Toca sobrevivir a pesar de ellos. No nos queda tiempo que perder.