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Las mujeres de Pablo

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Desconozco si Pablo Casado tuvo algún problema de niño con sus amigas o compañeras de clase pero ahora de mayor se ha vuelto un tanto misógino. Esta semana arremetió contra la reunión de cinco mujeres políticas llamándolo aquelarre, o lo que es lo mismo: reunión de brujas.

Para excusarse Casado podría decir que cuando pronunció la palabra no sabía lo que significaba, lo cual es aún peor para un candidato a la presidencia del Gobierno de España. De todas formas, han pasado varios días de la semana y no ha rectificado ni pedido disculpas.

La vicepresidenta segunda del Gobierno, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, la alcaldesa de Barcelona, la líder de la oposición en la Comunidad de Madrid y una consejera y líder de un partido local de Ceuta se reunieron en Valencia para apostar por otras políticas. 

Querían demostrar que se pueden hacer otras políticas y con una visión más femenina ya que tradicionalmente lo público ha estado ocupado por hombres. 

Las palabras de Casado demuestran ya no solo una clara misoginia sino que expresa que la derecha se siente poco o nada feminista. Feminismo no es más que defender la igualdad entre hombres y mujeres pero parece que eso no va con el presidente del Partido Popular y actual líder de la oposición en España.

Casado no solo tiene problemas con las mujeres políticas de izquierda sino también con las de derecha de su propio partido. Desde hace unos meses mantiene una disputa agria e interminable con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Natividad Díaz Ayuso. 

Buena parte de sus afiliados y simpatizantes prefieren promover a Ayuso a la Presidencia del Gobierno de España tras apoyarla como lideresa de la derecha española. Ayuso incluso podría lograr votos de la ultraderecha porque el votante medio de Vox simpatiza más con ella que con el presidente del PP y de hecho ella piropea continuamente al partido de Abascal, entre otras cosas porque lo necesita para gobernar su comunidad, aunque si es sincera también lo hace por convicción. 

Por si eso fuese poco, la anterior portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, ha machacado impíamente estos días a la dirección nacional del PP comandada por el tándem formado por Pablo Casado y Teodoro García Egea, el récordman de lanzamiento de pipas de aceituna. 

Lo más extraño es que estas disputas dentro del PP se estén produciendo justo cuando el Gobierno de España parecía más débil por las diferencias entre sus socios en algunos asuntos relevantes.

Todo ello ha ocasionado que el PP y el PSOE hayan bajado en la última encuesta del CIS de esta semana en beneficio de Podemos y Vox. La única manera que tiene Pablo Casado de volver a subir es montándose en una escoba con sus odiadas compañeras de aquelarre. Claro que para eso tendrá que resolver antes sus problemas de misoginia.