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Lo que no se cuenta del potencial económico africano

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El Banco Africano de Desarrollo (BAfD) hizo público esta semana su informe anual de seguimiento de la economía africana. En un contexto global tan complejo, polarizado y con crisis de enormes dimensiones en marcha por todo el planeta, los resultados globales para el continente africano son positivos y, me atrevo a añadir, esperanzadores: África tiene perspectivas positivas en las previsiones de evolución de su Producto Interior Bruto (PIB), con un crecimiento previsto del 3,7% en 2024 y del 4,3% en 2025.  

En términos de crecimiento del PIB, a África le está yendo muy bien, solo por detrás de Asia, y se cuentan diez países africanos entre las veinte economías de más rápido crecimiento del mundo, hasta 17 países africanos tendrán este año un crecimiento superior al 5% en sus economías y se espera que sean 24 los que superen el 5% de crecimiento en 2025. Sin embargo, según recuerdan los responsables de esta institución financiera panafricana, estos datos no son aún suficientes para erradicar la pobreza y la desigualdad existentes en el continente. Para hacerlo, añaden, se estima que se debería crecer a ritmo constante “entre un 7 y un 10% anual durante los próximos 40 años para salir del círculo vicioso de la pobreza”. Queda, pues, muchísimo por hacer, como por ejemplo dar energía eléctrica a los cerca de 600 millones de africanos que aún no la tienen. Ese es un tema de trascendencia fundamental, imprescindible para el desarrollo y cuyo potencial permitirá no solo dar energía a África, sino ser suministrador de energía a países europeos deficitarios.  

La lectura de este artículo y la dura realidad de estas cifras, que pese a ser positivas no son aún, ni de largo, suficientes, me han hecho pensar en lo importante que es que en nuestro país se conozca, y conozca bien, que el potencial económico del continente africano es descomunal. Tenemos al lado un mercado de 1.300 millones de personas que crece de forma constante, cuya clase media va paulatinamente aumentando y, con ello, su capacidad de consumo y su demanda de bienes y servicios.  

Pero, dicho esto, ¿qué está frenando a nuestras empresas para decidirse a invertir en el continente? Estoy convencido de que hay un factor decisivo, que es la poca información económica, y lo sesgada que nos llega, del continente africano. Y de esto quiero hablarles hoy, al hilo de un informe realizado por un medio africano especializado en estudiar la imagen y las narrativas de África, tanto dentro del propio continente como en todo el mundo. Se llama Africa No Filter, y una de sus responsables fue invitada por Casa África hace unos meses al IV Encuentro de Periodistas África-España que organizamos conjuntamente con el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid.  

El trabajo de estos periodistas es posiblemente el primer estudio profundo del periodismo económico que se hace para informar del continente africano. Y los resultados llaman la atención, porque perpetúan el estereotipo en materia económica de manera similar al que se hace en información general: muchas más noticias negativas que positivas, simplificación del continente en este caso, prácticamente todo centrado en Nigeria y Sudáfrica, los dos países económicamente más potentes) y siempre a la búsqueda de interpretaciones a lo que las potencias extranjeras (China, Rusia, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) buscan, extraen o persiguen para beneficiarse. De hecho, en el 70% de la información económica sobre África en los medios internacionales predominan las referencias a estas potencias extranjeras.  

En las informaciones económicas se suele silenciar la creatividad y el talento (cualquier éxito se atribuye a la tecnología y no a las personas que están detrás de ella, si son africanos), es raro encontrar enfoques sobre los jóvenes y las mujeres y más de la mitad de las noticias del periodismo económico se centran en leyes y regulaciones de los gobiernos, y menos en las propias empresas africanas, sus éxitos o innovaciones. Una noticia de espectacular calado como la puesta en marcha de la Zona Africana de Libre Comercio (la AfCFTA, por sus siglas en inglés) ha pasado sin pena ni gloria por los medios internacionales y en la prensa internacional los enfoques y novedades que predominan son relativos a la Inversión Extranjera Directa (IED), lo que perpetúa la imagen de dependencia y necesidad de subsistencia del exterior.  

Así que del análisis extraído, es fundamental el ejercicio no solo de reclamar más información económica, y más equilibrada, sobre el continente africano, sino que también puede ser útil sugerir enfoques y aproximaciones, porque hay una gran cantidad de datos que seguro sorprenden no solo a los lectores, sino también a los propios periodistas.

Permítanme enumerar algunos: 

  • África tiene la mano de obra joven y cada vez más educada que más rápido crece en el mundo, y su población mayoritariamente joven está haciendo todo lo posible para recibir educación. 
  • Según encuestas, África tiene una mayoría de ciudadanos dispuestos a pagar más impuestos para financiar programas de formación a su juventud. 
  • Tres cuartas partes de la juventud africana que se encuentra estudiando afirma en encuestas que quiere arrancar su propio negocio en los próximos cinco años. Y el continente tiene el mayor porcentaje de emprendedores en edad adulta del mundo.  
  • Las búsquedas de Internet son también un indicador más que significativo: ocho de los diez países del mundo en que más se buscó el término ‘emprendimiento femenino’ son africanos. De la misma manera, también ocho de los diez países del mundo en que se buscó el término ‘negocios’ en 2021 eran africanos. Y al buscar el término ‘emprendeduría’, seis países africanos en los 10 primeros del mundo.  
  • Seis de las diez economías que más crecen del mundo son africanas.  
  • El continente es ahora mismo el mercado de telefonía móvil y telecomunicaciones más dinámico del mundo. Es también el que mayor uso hace en el planeta de la banca móvil (nuestro actual bizum lleva años funcionando en gran número de países africanos) y el mercado que más crece en tecnología financiera.  
  • En programación informática, África tiene ahora mismo la comunidad de desarrolladores que más crece del mundo. Al mismo tiempo, el ecosistema de startups tecnológicas es también el más dinámico del mundo, y junto a Oriente Medio, el mercado que más crece para el sector de los videojuegos.  
  • Es el continente donde proporcionalmente más crece la compraventa de vehículos, con una creciente demanda para la movilidad de pasajeros.  
  • África dispone ya de más de 400 empresas con ingresos anuales superiores a los 1.000 millones de dólares.  
  • Está empezando a sacarle partido a la Zona Africana de Libre Comercio, que se espera que desde el próximo año, 2025, impulse ya en más de un 52% el comercio intraafricano. Esta una clave esencial para contemplar las inversiones en el continente con la perspectiva de que se podrá acceder al mercado comercial más enorme del planeta, con acceso a una economía de 1.300 millones de personas. 
  • Por último, una referencia a la actualidad. Esta misma semana, por ejemplo, está sucediendo algo de muchísima importancia en Sudáfrica, el país más industrializado del continente. Por primera vez desde el fin del Apartheid, el partido de Nelson Mandela, el
  • Congreso Nacional Africano, (faltan en el momento de escribir este artículo los resultados definitivos) parece haber perdido la mayoría absoluta que ostentaba desde hace tantos años. Si quieren seguir gobernando, deberán pactar con otros partidos, y eso también tiene consecuencias en el ámbito económico, veremos si positivas (es decir, si incrementa los controles, aumenta la autoexigencia de las autoridades...) o negativas. 

Podríamos seguir enumerando cifras y estadísticas que muestran que, verdaderamente, tenemos en África un vecino, como les decía, de un enorme potencial. Es fundamental que desde las instituciones seamos capaces de hacer un poco de didáctica, pero más lo es, en mi opinión, que los medios de comunicación hagan un ejercicio por acercarse a África sin prejuicios y dando visibilidad a la gran cantidad de cosas que están sucediendo y a la vertiente económica que conlleva. Si no nos damos cuenta de esto, hay que recordar que otros ya lo están haciendo. Y en nuestro caso, desde España y concretamente desde Canarias, estamos en una posición privilegiada para intentarlo.  

El Banco Africano de Desarrollo (BAfD) hizo público esta semana su informe anual de seguimiento de la economía africana. En un contexto global tan complejo, polarizado y con crisis de enormes dimensiones en marcha por todo el planeta, los resultados globales para el continente africano son positivos y, me atrevo a añadir, esperanzadores: África tiene perspectivas positivas en las previsiones de evolución de su Producto Interior Bruto (PIB), con un crecimiento previsto del 3,7% en 2024 y del 4,3% en 2025.  

En términos de crecimiento del PIB, a África le está yendo muy bien, solo por detrás de Asia, y se cuentan diez países africanos entre las veinte economías de más rápido crecimiento del mundo, hasta 17 países africanos tendrán este año un crecimiento superior al 5% en sus economías y se espera que sean 24 los que superen el 5% de crecimiento en 2025. Sin embargo, según recuerdan los responsables de esta institución financiera panafricana, estos datos no son aún suficientes para erradicar la pobreza y la desigualdad existentes en el continente. Para hacerlo, añaden, se estima que se debería crecer a ritmo constante “entre un 7 y un 10% anual durante los próximos 40 años para salir del círculo vicioso de la pobreza”. Queda, pues, muchísimo por hacer, como por ejemplo dar energía eléctrica a los cerca de 600 millones de africanos que aún no la tienen. Ese es un tema de trascendencia fundamental, imprescindible para el desarrollo y cuyo potencial permitirá no solo dar energía a África, sino ser suministrador de energía a países europeos deficitarios.