Palabras cocinadas

La literatura y la gastronomía siempre han formado un matrimonio bien avenido, un maridaje muy sólido que ha viajado a lo largo de los siglos desde que la literatura decidió que no quería vivir sin la gastronomía. La razón por la que decidieron unir sus destinoses que, posiblemente, las sensaciones del paladar conducen a mil evocaciones de la fantasía de nuestros cuentos y nuestras ficciones; del mismo modo que lo insondable de los textos se hunde en la profundidad de una olla milenaria, de la que se alimentan permanentemente.

La Feria Insular del Libro, nuestra Feria, alcanza este año su XXVII edición, consagrada a esa unión de la que se nutren muchos sueños, a través de la que respira la ilusiónque se acompaña de palabras cocinadas. Fuerteventura es una tierra volcánica que ha cosechado los frutos de sus leyendas desde voces lejanas que sabían que cada gota del sereno de sus oscuras noches estaba destinada a proyectar una luz única cada mañana, una luz de la que se enamoró Unamuno en sus plácidos paseos por nuestra isla.

Los lectores y los libreros son unos resistentes que apuntalan su trinchera con versos graníticos, con salvas de romances que ansían derribar la indiferencia que se alza orgullosa, ufana de su propia ignorancia en los muros vacíos de los que se ha desterrado a la imaginación. El libro se erige en el centro de la verdad y el conocimiento a través, en parte, de la persistencia del que lee. Siempre valdrá la pena librar esa batalla de palabras cargadas de razón.

Nuestra Feria Insular del Libro será descorchada por Marta Sanz -actual Premio Herralde de Novela, por ‘Farándula’ y habitual de algunos de los hitos literarios majoreros de los últimos años-; será trinchada por Manuel Vicent desde nuestro ciclo ‘El escritor y tú'; será servida por Alexis Ravelo, Antonio Lucas, Yanet Acosta, Lara Siscar y otras humeantes plumas de los más selectos fogones literarios nacionales, canarios y majoreros.

Degustemos, pues, este plato cocinado a título lento, presentado en bandeja de frases bien sazonadas. Siéntense. El libro está servido.

La literatura y la gastronomía siempre han formado un matrimonio bien avenido, un maridaje muy sólido que ha viajado a lo largo de los siglos desde que la literatura decidió que no quería vivir sin la gastronomía. La razón por la que decidieron unir sus destinoses que, posiblemente, las sensaciones del paladar conducen a mil evocaciones de la fantasía de nuestros cuentos y nuestras ficciones; del mismo modo que lo insondable de los textos se hunde en la profundidad de una olla milenaria, de la que se alimentan permanentemente.

La Feria Insular del Libro, nuestra Feria, alcanza este año su XXVII edición, consagrada a esa unión de la que se nutren muchos sueños, a través de la que respira la ilusiónque se acompaña de palabras cocinadas. Fuerteventura es una tierra volcánica que ha cosechado los frutos de sus leyendas desde voces lejanas que sabían que cada gota del sereno de sus oscuras noches estaba destinada a proyectar una luz única cada mañana, una luz de la que se enamoró Unamuno en sus plácidos paseos por nuestra isla.