Periodismo, medios y perspectiva de género: quién tiene el mando

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En una necesaria e interesante jornada sobre Periodismo con Perspectiva de Género a la que asistí estos días, cae como un plomo la certeza de que hay aún demasiados aspectos de los que ocuparse para la igualdad real de hombres y mujeres, y uno de ellos es el de los medios de comunicación. De entrada se ha hecho extensivo un uso erróneo del término Igualdad, confundiendo las partes por el todo. Igualdad es el concepto último y completo en la consecución de los derechos plenos, legales y sociales, de mujeres y hombres. Si llamamos igualdad a cada uno de los ámbitos de la desigualdad pasamos por alto cuestiones concretas

Una de ellas son las redacciones, donde se sigue perpetrando un machismo que ya no se sostiene. Hace mucho que no estamos dispuestas a que se nos relegue a papeles secundarios y residuales y mucho menos a que se nos maltrate. Se ha instalado el mantra de la presencia y visibilidad de las mujeres sobre todo en la televisión, pero es un trampantojo. Si te levantas del sillón y te mueves un poco alrededor de la tele te das cuenta de que detrás siguen estando los hombres.

En un discurso feminista falaz, la figura de la mujer en medios está en puestos de base. Ahí se nos ha colocado para crear la ilusión de que estamos en igualdad. Productores ejecutivos, directores de programas, jefes de redacción, guionistas o coordinadores son en su mayoría hombres. ¿Que hay mujeres?, sí, ¿que son pocas?, también. Las decisiones últimas siguen siendo de hombres y por ende, machistas. Ellos dirán que no, que son feministas, pero tienen de feministas lo que yo de eufemística.

Escarbemos un poco. En las mesas de debate de radios y tv's hay un esfuerzo (esfuerzo) por la presencia paritaria de los dos sexos. Sin embargo, si te paras a escuchar las intervenciones, son mayoritarias para ellos y, lo que es peor, de colofón. Tienen la última palabra, el argumento de peso, porque ante cada intervención de la mujer pisan, interrumpen y concluyen. Las mujeres salimos temerosas a la exposición, se nos va a mirar y escrutar cada palabra, se nos va a exigir mucho más que al argumentario varonil. Da exactamente igual lo que digan, pasará como una intervención respetable. Aunque sea de violencia de género o feminismo.

Sí, ellos opinan sobre violencia de género o violencia sexual o feminismo o patriarcado sin saber, en intervenciones absolutamente carentes de conocimientos, sesgadas cuando no interesadas, de una irresponsabilidad supina porque detrás de esa mesa de debate hay hombres coordinando y/o dirigiendo y/o presentando. Y tienen que hablar, claro. Eso cuando no rebaten argumentos o datos expuestos por mujeres conocedoras o especializadas. Ahí se convierten en nuestros enemigos, en el enemigo de la igualdad.

Se hace urgente que la información sensible acerca de las violencias machistas sea tratada y revisada únicamente por especialistas, lo mismo que un científico acerca del nublao de un volcán. La violencia contra las mujeres no se trata sólo con buena voluntad. Es clamoroso el silencio en los medios en cada caso de violencia de género. Se da la noticia de una manera mecánica y somera porque como no sabemos bien de lo que estamos hablando nos copiamos unos a otros y repetimos el contenido no sea que metamos la pata. No hay, al día siguiente de cada asesinato, especialistas en las televisiones y radios todo el día hablando de por qué se ha producido esto y qué hay que hacer para acabar con ello. No. Es flagrante la antiinformación de las violencias contra las mujeres, es la anestesia periodística al delito. A la pandemia del maltrato contra las mujeres, restricción informativa. Y luego que qué hay que hacer para acabar “con esta lacra”. Pues informar con perspectiva de género (repito, la perspectiva de género no es tu buena voluntad).

Veamos ahora el tema tabú, el que se está pasando por alto no sea que a las feministas se nos acuse de censoras o moralistas: las mujeres jóvenes y guapas en los medios. Si bien no hay discusión en que el feminismo está haciendo avanzar la igualdad (la completa), hay aspectos en los que estamos retrocediendo de una manera tan soterrada como escandalosa: la utilización de la imagen de la mujer en los medios.

Los hombres de la televisión hace tiempo que están decidiendo que la igualdad pasa por poner mujeres jóvenes en la pantalla. Esto ha tenido un efecto devastador para las mujeres mayores, rechazadas como profesionales porque en este país se ha puesto a la juventud como valor a destacar en detrimento de la otra mitad de la población femenina. El trasfondo no es otro que relegarnos por querer ocupar nuestro espacio profesional: somos una amenaza al privilegio que ostentan. Además, oh, sorpresa, del valor de la juventud los hombres han salido indemnes: ellos, en su adultez, se siguen apreciando profesionalmente en un ritual testosterónico de salvaguarda de beneficios.

De otra parte, las mujeres de la última generación ya han interiorizado que tienen que entrar en unos cánones de belleza para hacer antena. Joder, con lo que nos costó eliminar las competiciones oficiales de belleza y hemos vuelto a estereotipos sexistas. A las mujeres jóvenes profesionales que trabajan en televisión se les ha impuesto un prototipo físico en el nombre de su propia libertad individual que nos debería hacer reflexionar sobre si realmente somos las mujeres las que estamos siendo decisoras en los puestos de responsabilidad. Yo digo no.

De las televisiones públicas, locales y nacionales, espero responsabilidad al amparo del conocimiento. Responsabilidad en el tratamiento de la información y respeto máximo en la utilización de la imagen de la mujer. No resulta descabellado desarrollar un protocolo y manual de estilo para proteger que la imagen de las mujeres no se convierta en un parámetro profesional sexista así como un código en el tratamiento informativo de las violencias contra las mujeres. Un impulso firme a una agenda feminista en los medios.

Se hace impostergable revertir la tendencia engañosa de feminismo e igualdad impuesta por hombres procedentes del patriarcado (respingo) que nos está frenando e incluso haciendo retroceder. Es hora de meter la crítica constante en la élite masculina que decide lo que es igualdad y feminismo en los medios porque ellos siguen manteniendo el statu quo de poder y decisión a costa de posicionar a su antojo a las mujeres, jóvenes y mayores, en el nombre de las cuotas paritarias. Y esto, en los medios televisivos, tiene mucho más predicamento por su repercusión. Todos los miembros de los medios públicos, entes o contrataciones externas, son imagen de eso, de lo público. Y responsables de dar bien en pantalla en cuanto a igualdad y feminismo.