Espacio de opinión de Canarias Ahora
El poder de la senectud
Quien iba a pensar que la tercera edad se iba a encorajinar contra un indolente gobierno que, abusa con la pésima administración de las bien ganadas pensiones en su retiro laboral. Creían que a esas edades de senectud, eran pasivos, sumisos y que apenas tenían conciencia para discernir sobre las depauperadas cuentas en sus administraciones del hogar. Cuentas que, en muchos casos, solo les sirven para subsistir en sus vidas. Pero la furia por tanta injusticia y hurtos a sus pensiones les ha hecho reverberar la sangre. Con las armas de la razón, han tomado las calles de todo el país, voz en grito, aún vivaz y enérgica, clamando por sus desvalijados sueldos. Después de los inhumanos recortes en los imprescindibles medicamentos, les hurtan sus pagas de jubilados laborales, o les hacen unos incrementos de vergüenzas. Es ya insoportable, ante tanto despropósito administrativo en su contra, por parte del antisocial gobierno del PP.
No es de justeza ni de razón humana que, unos trabajadores que han prestado servicios al país con el pago de sus correspondientes tributos y de sus deductivas pagas para la jubilación, reciban a cambio en su vejez, un salario de mísera miseria. Esta práctica es un terrorismo administrativo que va contra la integridad moral y la salud de los jubilados. Han tenido los jubilados ahora, toda una vida de entrega al trabajo abnegado, que con esta encomiable actitud, al contribuido al bienestar, progreso y modernidad del país. Han sido también, los animosos luchadores en las calles y en sus trabajos, para la existencia de una democracia en España (a pesar de los defectos y carencias de llamarse democracia en este país, donde las libres manifestaciones de opinión son absurdamente cercenadas en ese derecho). Las crisis financieras que han generado las grandes multinacionales que manejan los capitales a nivel global, las pagamos, como es habitual (que no legal), las clases menos pudientes. Y en el hipócrita nombre de ese receso económico, se hacen los recortes a las clases sociales más desfavorecidas.
Al igual que han hecho con la Sanidad pública y universal, la Educación pública, la vivienda de protección oficial, etc. etc., que han sido privatizadas en gran parte en nuestro país. Ahora quieren privatizar el gran monto económico de las pensiones, que es otro de los becerros de oro de los negocios que se persiguen, por sus grandes réditos, del que desean apropiarse las multinacionales de las finanzas (que ya ocurren en varios países del mundo, como Chile). Y el gobierno del PP, que ha abrazado y practica la ideología neoliberal, no será menos, se las pondrá en las manos a los fondos buitres (aunque siempre con las pertinentes mordidas para los gobernantes de turno por tal regalo). Como ha quedado demostrado, han sido pésimos ejemplos de servicios públicos todas esas privatizaciones que han regalado el actual gobierno y otros gobiernos neoliberales, en varias comunidades autonómicas, donde han tenido responsabilidad de gobierno. Pero sí les ha resultado un boyante negocio para estas empresas en sus bienes gananciales.
Las pagas de las pensiones de los extrabajadores que han entregado sus vidas a sus profesiones y en pagos de impuestos, tienen que ser muy dignas y acordes a los momentos de los niveles de vida; o sea, el IPC. Y encarecidamente, deben estar reguladas por decreto estatal; teniendo que ser públicas y solventes en los salarios, en cada tiempo y del incremento de los bienes de consumo; y debe estar recogidas, de forma incuestionable, en la letra de los derechos ciudadanos de la Constitución española, como un legítimo derecho inalienable e innegociable, por parte de los gobiernos de turnos. Contra este derecho no cabe otra resolución: que sea una paga digna para una vida sin agónicas miserias.
Esta privativa responsabilidad de blindar las pensiones por decreto constitucional, debe hacerse, tal cual se hizo en el periodo de gobierno del expresidente Zapatero, que por obligatoria demanda de la banca europea, se modificó la Constitución española. En el nuevo e ignominioso artículo añadido, se obliga al Estado español a pagar la deuda contraída con dichos bancos europeos. De esos dineros prestados en barra libre y graciosamente, se aprovecharon e hicieron ricos muchos despabilados de los negocios; pero fue en los infortunados donde recayeron las deudas de esa crisis que aún se padece.
Los arbitrarios repartos de los presupuestos del Estado son corregibles, si se tiene buena disposición y una justa distribución al servicio de la sociedad a la que deben cumplir, para su bienestar social y de una existencia saludable. Especialmente con los jubilados, para que no les roben sus derechos y sus pagas en sus últimos días. Para que puedan tener una vida tolerable y sin apuros en sus economías y no tengan que imprecar a los santos celestiales, por los injustos repartos a los que cruelmente los someten.
La banca debe pagar más impuestos; a la iglesia se le deben anular los privilegios de no pagar el IBI y reducir los cuantiosos dineros del erario público que les abona el Estado; la Cicav, debe pagar más impuestos de los ricos inversores; perseguir el fraude fiscal, que tanto se le roba al Estado por no pagar los debidos impuestos; En la amnistía fiscal que, graciosamente se les benefició a los evasores de impuestos por el ministro de Hacienda, que cumplan con sus pagos reglamentarios; a los rescates de bancos, que devuelvan hasta el último céntimo; se debe anular la reflotación de empresas de los negocios fraudulentos de las autopistas, que si les va mal el negocio los pagamos todos; etc. etc.
Este gobierno nos matará de hambre y por la falta de calidad de una vida digna y merecedora de ser vivida. Pero, sin embargo, debemos estar contentos y agradecerle al gobierno del PP, que gasta en armas bélicas desmesuradas cantidades del dinero público para nuestra defensa de supuestas agresiones de los malvados extranjeros. A la deuda pendiente de 20.000 millones a empresas de armamento, se le sumarán ahora, por decisión irrevocable de la ministra, la cantidad de 10.000 millones más en bombas y otros aparatos bélicos.
Quien iba a pensar que la tercera edad se iba a encorajinar contra un indolente gobierno que, abusa con la pésima administración de las bien ganadas pensiones en su retiro laboral. Creían que a esas edades de senectud, eran pasivos, sumisos y que apenas tenían conciencia para discernir sobre las depauperadas cuentas en sus administraciones del hogar. Cuentas que, en muchos casos, solo les sirven para subsistir en sus vidas. Pero la furia por tanta injusticia y hurtos a sus pensiones les ha hecho reverberar la sangre. Con las armas de la razón, han tomado las calles de todo el país, voz en grito, aún vivaz y enérgica, clamando por sus desvalijados sueldos. Después de los inhumanos recortes en los imprescindibles medicamentos, les hurtan sus pagas de jubilados laborales, o les hacen unos incrementos de vergüenzas. Es ya insoportable, ante tanto despropósito administrativo en su contra, por parte del antisocial gobierno del PP.
No es de justeza ni de razón humana que, unos trabajadores que han prestado servicios al país con el pago de sus correspondientes tributos y de sus deductivas pagas para la jubilación, reciban a cambio en su vejez, un salario de mísera miseria. Esta práctica es un terrorismo administrativo que va contra la integridad moral y la salud de los jubilados. Han tenido los jubilados ahora, toda una vida de entrega al trabajo abnegado, que con esta encomiable actitud, al contribuido al bienestar, progreso y modernidad del país. Han sido también, los animosos luchadores en las calles y en sus trabajos, para la existencia de una democracia en España (a pesar de los defectos y carencias de llamarse democracia en este país, donde las libres manifestaciones de opinión son absurdamente cercenadas en ese derecho). Las crisis financieras que han generado las grandes multinacionales que manejan los capitales a nivel global, las pagamos, como es habitual (que no legal), las clases menos pudientes. Y en el hipócrita nombre de ese receso económico, se hacen los recortes a las clases sociales más desfavorecidas.