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Política en el Puerto de La Luz

Sánchez-Simón trata de satisfacer los deseos o cumplir las órdenes (táchese lo que no guste) de su señorito devolviendo al dedo del PP la facultad de nombrar cargos. Como el consejo no se dejó, el Gobierno CC-PP se dispone a modificar su composición por decreto para que pueda él solito gobernar el puerto a la mayor gloria soriana y hacer buena la etapa Arnáiz con la recuperación de varios de sus protagonistas.

La facultad de nombrar cargos la tuvo el consejo hasta 1993 en que pasó al presidente abriendo la etapa de despropósitos que culminara Arnáiz, quien no se ocultó para decir que él estaba a lo que dispusiera Soria. Éste extendió así al puerto el desastre del Cabildo que presidía. Emilio Mayoral devolvió la facultad al consejo cuando ya sabía que iban a calzar por él y Sánchez-Simón quiere recuperarla. Como no pudo conseguirlo en el consejo, confía, hacerlo mediante decreto gubernamental auspiciado por su señorito.

Ésta, creo, viene a ser la situación en trazos gruesos. El Puerto es lo de menos, lo de más quien manda en él y suena a cínico Sánchez-Simón cuando dice que las decisiones no pueden adoptarse por fuera del puerto mientras trata de imponerse al consejo mediante decisiones exteriores para mejor servir a los objetivos de Soria. No ha podido empezar peor y a la réplica política psocialista se une la de los empresarios que no quieren estar en el consejo de figurantes; irritados porque, encima, Soria les hizo ver desde la Consejería de Hacienda a lo que se exponen si no lo complacen.

En este asunto se dilucidan cuestiones que no tienen que ver con la gestión profesional del puerto de La Luz, definitivamente dominada por la lucha política desquiciada a la espera de las elecciones de marzo. Los políticos han olvidado la sabia recomendación de no jugar nunca con las cosas de comer. Con el decreto de modificación de la composición del consejo se pretende, según el PP, darle mayor presencia a los empresarios del puerto; noble empeño si no fuera porque entre ellos están los amiguitos de Soria. No sé a quien pretende engañar.

Sánchez-Simón trata de satisfacer los deseos o cumplir las órdenes (táchese lo que no guste) de su señorito devolviendo al dedo del PP la facultad de nombrar cargos. Como el consejo no se dejó, el Gobierno CC-PP se dispone a modificar su composición por decreto para que pueda él solito gobernar el puerto a la mayor gloria soriana y hacer buena la etapa Arnáiz con la recuperación de varios de sus protagonistas.

La facultad de nombrar cargos la tuvo el consejo hasta 1993 en que pasó al presidente abriendo la etapa de despropósitos que culminara Arnáiz, quien no se ocultó para decir que él estaba a lo que dispusiera Soria. Éste extendió así al puerto el desastre del Cabildo que presidía. Emilio Mayoral devolvió la facultad al consejo cuando ya sabía que iban a calzar por él y Sánchez-Simón quiere recuperarla. Como no pudo conseguirlo en el consejo, confía, hacerlo mediante decreto gubernamental auspiciado por su señorito.