Espacio de opinión de Canarias Ahora
Previsiblemente
Causa risa ver a unos políticos que se autodenominan nacionalistas firmando en Madrid un pacto de Gobierno con el líder del PP, Mariano Rajoy, precisamente el mismo que insistió tras las elecciones que en cada comunidad autónoma debía gobernar el partido más votado. En Canarias fue, con creces, el PSOE. El PP es la tercera fuerza política en el Parlamento. Rajoy, además de un dechado de virtudes, es la coherencia política personificada.La misma coherencia que tienen Paulino Rivero y sus correligionarios de Coalición Canaria. Primero dicen que la ampliación de competencias del Estatuto de Autonomía de Canarias es innegociable y luego se tiran a los brazos del PP canario, precisamente el partido que tildó la tímida reforma de CC y PSOE como ÂnacionalsocialistaÂ. Soria López (émulo de Aznar López) y sus secuaces son los que menos competencias quieren para Canarias porque pertenecen al partido más españolista e incongruente: lo que niegan a Cataluña se lo dan a Andalucía. Esa esquizofrenia política les hará visitar al psiquiatra más pronto que tarde. Por si fuera poco, los nacionalistas más chiripitifláuticos del Estado se personan en Madrid para firmar el pacto con el PP, el partido de la oposición en España. ¿No decían los dirigentes de CC que ellos estaban equidistantes a PP y PSOE y que sólo se juntaban y se aliaban con el ganador? Se acabó la farsa en CC. Tras la salida del centro de Olarte y la izquierda de Román Rodríguez, lo que queda en CC es derecha pura y dura con la agravante del insularismo a ultranza. La gran paradoja es que CC pacta con la derecha antinacionalista al tiempo que el PP lo hace con el nacionalismo más insularista. Hasta hace dos días se descalificaban sin pudor. Ahora, tras su derrota electoral, los dos perdedores se han inventado un pacto absurdo para no ceder más cotas de poder que las que han tenido que dejar obligadamente en otras instituciones. Sólo les quedaba el Gobierno autónomo y a él se han aferrado como sanguijuelas. El estreno de Ana Oramas como portavoz de CC no pudo ser más triste. La alcaldesa de La Laguna, sustituta de Paulino Rivero, pidió cuentas al PSOE de Zapatero acerca del Estatuto de Autonomía sin tener la mínima decencia de mirarse a su espejo para que le devolviera la imagen de la boda de conveniencia entre Paulino y Soria. Los que han cambiado sus posturas en la reforma del Estatuto ya consensuada entre socialistas y nacionalistas son precisamente CC y PP. Menos mal que a los nacionalistas canarios, a los otros, aún les queda Román. CC y PP han firmado un gobierno débil para los próximos cuatro años, pero el futuro no está claro. También firmaron con la misma confianza hace cuatro años y hace dos los populares fueron expulsados del Gobierno. Podemos retrotraernos a la época de Olarte, en la que los consejeros populares también fueron expulsados. Se han casado mal y ya creen que es para toda la vida. Acabarán estrellándose. Previsiblemente.
Causa risa ver a unos políticos que se autodenominan nacionalistas firmando en Madrid un pacto de Gobierno con el líder del PP, Mariano Rajoy, precisamente el mismo que insistió tras las elecciones que en cada comunidad autónoma debía gobernar el partido más votado. En Canarias fue, con creces, el PSOE. El PP es la tercera fuerza política en el Parlamento. Rajoy, además de un dechado de virtudes, es la coherencia política personificada.La misma coherencia que tienen Paulino Rivero y sus correligionarios de Coalición Canaria. Primero dicen que la ampliación de competencias del Estatuto de Autonomía de Canarias es innegociable y luego se tiran a los brazos del PP canario, precisamente el partido que tildó la tímida reforma de CC y PSOE como ÂnacionalsocialistaÂ. Soria López (émulo de Aznar López) y sus secuaces son los que menos competencias quieren para Canarias porque pertenecen al partido más españolista e incongruente: lo que niegan a Cataluña se lo dan a Andalucía. Esa esquizofrenia política les hará visitar al psiquiatra más pronto que tarde. Por si fuera poco, los nacionalistas más chiripitifláuticos del Estado se personan en Madrid para firmar el pacto con el PP, el partido de la oposición en España. ¿No decían los dirigentes de CC que ellos estaban equidistantes a PP y PSOE y que sólo se juntaban y se aliaban con el ganador? Se acabó la farsa en CC. Tras la salida del centro de Olarte y la izquierda de Román Rodríguez, lo que queda en CC es derecha pura y dura con la agravante del insularismo a ultranza. La gran paradoja es que CC pacta con la derecha antinacionalista al tiempo que el PP lo hace con el nacionalismo más insularista. Hasta hace dos días se descalificaban sin pudor. Ahora, tras su derrota electoral, los dos perdedores se han inventado un pacto absurdo para no ceder más cotas de poder que las que han tenido que dejar obligadamente en otras instituciones. Sólo les quedaba el Gobierno autónomo y a él se han aferrado como sanguijuelas. El estreno de Ana Oramas como portavoz de CC no pudo ser más triste. La alcaldesa de La Laguna, sustituta de Paulino Rivero, pidió cuentas al PSOE de Zapatero acerca del Estatuto de Autonomía sin tener la mínima decencia de mirarse a su espejo para que le devolviera la imagen de la boda de conveniencia entre Paulino y Soria. Los que han cambiado sus posturas en la reforma del Estatuto ya consensuada entre socialistas y nacionalistas son precisamente CC y PP. Menos mal que a los nacionalistas canarios, a los otros, aún les queda Román. CC y PP han firmado un gobierno débil para los próximos cuatro años, pero el futuro no está claro. También firmaron con la misma confianza hace cuatro años y hace dos los populares fueron expulsados del Gobierno. Podemos retrotraernos a la época de Olarte, en la que los consejeros populares también fueron expulsados. Se han casado mal y ya creen que es para toda la vida. Acabarán estrellándose. Previsiblemente.