Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Rajoy y los ''mercados'' amigos

Sin duda y a la vista de las encuestas, la idea caló y contribuyó a acercar a Rajoy a la presidencia. A pesar de que nadie sabe a ciencia cierta qué va a hacer. No lo sabemos nosotros ni, por lo visto, los tales “mercados” que han borrado aquella favorable perspectiva. No aflojan un punto de dispuestos a llevarse por delante a la mismísima democracia. Tan es así que Rajoy ha advertido ya que no tiene una varita mágica y que ningún Gobierno puede hacer solo todo. Un reconocimiento tardío, vistos los casi ocho años de martirio a Zapatero que han sido la pieza esencial de la campaña electoral en la que anda desde 2004, cuando los psocialistas lo derrotaron por primera vez..

La nueva actitud de Rajoy, la de poner en remojo la barca ante la que se le viene encima, la secundan los dirigentes peperos más alegantines y entusiastas propagandistas de la buena nueva; que ni es nueva ni es buena . Por ejemplo, Dolores de Cospedal. Rajoy debió confiarle alguna de sus intenciones ocultas pues acaba de augurar que cuando su jefe comience a hacer “lo que debe hacer”, las calles se llenarán de manifestantes disconformes con las medidas que adopte. Algo sabe ella, pues.

Otro que tal baila es el portavoz del PP, el extraterrestre Esteban González Pons. Lleva días callado quizá porque Rajoy teme que le sobrevenga otro momento de éxtasis y eleve a seis los tres millones y medio de puestos que crearía el PP del suculún (=zapatazo) nada más llegar. Debe el hombre, como buen católico, imitar la desconfianza de la Iglesia hacia los excesos piadosos que hacen levitar y estigmatizan a las santas.

Podría citar otros casos, pero bastan los mencionados como muestra de que los peperos están ahora en fase de curarse en salud. El paso siguiente, si llegan a La Moncloa, será alegar que la herencia de Zapatero es peor de lo que esperaban; lo que les permitirá tirar un tiempecito hasta que los “mercados” den otro apretón y sustituyan a Rajoy por un tecnócrata, como ha ocurrido en Grecia e Italia: según algunos analistas esa es la querencia de los dichos “mercados” y aunque no me gustaría que ocurriera por lo que dañaría a la democracia, tendría gracia que Rajoy acabara como Papandreu y Berlusconi, es decir, sustituido por un personaje no electo más del gusto de los “mercados”.

Anotaré por último que la recogida de velas del PP en los últimos días no es improvisada. Es imposible que se tragaran sus propias bolas porque, de ser así, que Dios nos coja doblemente confesados. Por eso prefiero creer que aprovechan los últimos días de la campaña, cuando el pescado está ya vendido, para advertir que no todo el monte es orégano. El propio Rajoy decía ayer, en El País, que su prioridad son las pensiones y que “a partir de ahí, habrá que recortar en todo”. Tocaba ya anticipar la que queda por caer; con suavidad, eso sí, para que sus votantes no caigan del guindo antes del lunes próximo y descubran que los animalitos no siempre se conocen y los mercados no están por la labor de dejar que España levante cabeza mientras puedan exprimirla; por más que Mariano, para los amigos, ocupe la presidencia. Business is business.

Y acabo con el regalo del ineféibol Soria a los compañeros de la radio autonómica. Le faltó añadir a los plátanos, el pan y las perras para el cine, que era la trilogía soñada en los famélicos años de posguerra.

Sin duda y a la vista de las encuestas, la idea caló y contribuyó a acercar a Rajoy a la presidencia. A pesar de que nadie sabe a ciencia cierta qué va a hacer. No lo sabemos nosotros ni, por lo visto, los tales “mercados” que han borrado aquella favorable perspectiva. No aflojan un punto de dispuestos a llevarse por delante a la mismísima democracia. Tan es así que Rajoy ha advertido ya que no tiene una varita mágica y que ningún Gobierno puede hacer solo todo. Un reconocimiento tardío, vistos los casi ocho años de martirio a Zapatero que han sido la pieza esencial de la campaña electoral en la que anda desde 2004, cuando los psocialistas lo derrotaron por primera vez..

La nueva actitud de Rajoy, la de poner en remojo la barca ante la que se le viene encima, la secundan los dirigentes peperos más alegantines y entusiastas propagandistas de la buena nueva; que ni es nueva ni es buena . Por ejemplo, Dolores de Cospedal. Rajoy debió confiarle alguna de sus intenciones ocultas pues acaba de augurar que cuando su jefe comience a hacer “lo que debe hacer”, las calles se llenarán de manifestantes disconformes con las medidas que adopte. Algo sabe ella, pues.