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Algunas reflexiones tras el 20A

21 de abril de 2024 13:28 h

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Desde mi pleno apoyo a una Canarias sostenible, equilibrada, autocentrada, con mayor equidad social, con plena decisión sobre su destino, estas son, de forma resumida, mis opiniones sobre la movilización del 20 de Abril:

  • No, no fueron las manifestaciones más grandes de la historia en las Islas, como algunos vaticinaron. En Gran Canaria la movilización fue, por supuesto, mucho menor que las universitarias de los años 80 del pasado siglo, que llegaron a juntar en las calles hasta 150.000 personas; en el caso de Tenerife, aunque masiva, lejana en número de participantes al apoyo que obtuvo la de Vilaflor, en los comienzos del XXI, más de 100.000 personas. Era, en todo caso, bastante previsible. Y confirman que las movilizaciones feministas (como hemos visto en los últimos años) y las que defienden el territorio y el medio ambiente son las que hoy mueven más gente en las calles, lo que me alegra. 
  • La movilización fue masiva y sus convocantes tienen razones para sentirse satisfechos con la respuesta obtenida ante una convocatoria que nos sorprendió a casi todos; y por la que hay que felicitarlos: sintonizaron con un estado de malestar colectivo ante una situación en la que se mezclan problemas económicos y sociales muy diversos.
  • Especialmente masiva en Tenerife, la isla que, por su desarrollismo, por su crecimiento turístico y también en población (casi 250.000 más en los últimos 25 años, el doble que Gran Canaria), acumula más problemas y genera más malestar ciudadano. La que un mismo partido, primero ATI y luego CC, ha dirigido casi siempre durante cuatro décadas.

Jóvenes, pero no solo

  • Entre los elementos positivos destaca, sin duda, la importante presencia de gente joven en estas, aunque las manifestaciones fueron muy variadas respecto a la edad de los participantes. La preocupación por el territorio y el medio, así como por las condiciones laborales y sociales, también por la identidad, parecen estar muy presentes entre buena parte de nuestra juventud. Contrasta con la prevalencia del voto a la derecha y la extrema derecha negacionista de la Crisis Climática entre las franjas más jóvenes de la ciudadanía en el conjunto del Estado, según reflejan distintos estudios sociológicos.
  • Las personas que nos manifestamos el 20A somos una parte del pueblo canario muy sensibilizado con los graves problemas que le aquejan y que exigimos un cambio de rumbo menos desarrollista, más sostenible, de mejor calidad de vida para todos y todas. Pero, ojo, y que nadie se moleste, no “somos” el pueblo canario, en el que habrá opiniones dispares e incluso absolutamente contrarias a las que el sábado 20 de abril defendimos en las calles.
  • Como ven no busco el aplauso, por eso también digo lo que me parece sobraba. Por ejemplo, el minoritario escrache en la vivienda del presidente Clavijo. Siempre me he opuesto a los mismos, dañaran a Soraya Sáenz de Santamaría o lo hicieran a Irene Montero y Pablo Iglesias; ahora, también me opongo. Grave el hecho, grave el silencio de mucha gente ante el mismo. No todo vale. 
  • Y, sobre todo, no comparto en modo alguno la convocatoria de una “huelga de hambre indefinida” con exigencias al Gobierno que se sabía que eran imposibles de cumplir por este. Se recurre a ella cuando no hay salida alguna en los cauces democráticos, como en los casos de Aminatou Haidar, que en el año 2009 estuvo 32 días en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, o del activista cubano Orlando Zapata, que, a consecuencia de su largo ayuno (85 días), terminó falleciendo en febrero de 2010 en La Habana. Cabe preguntarse, además, si tiene más legitimidad la voluntad de seis huelguistas, por estupenda gente que sean y buenas intenciones que tengan, que los votos de cientos de miles de canarios.

Mayoría desarrollista en el Parlamento

  • Digo lo anterior porque, guste o no guste, hay que recordar que los partidos más desarrollistas, CC y PP, gobiernan en Canarias con más de 375.000 sufragios obtenidos en las urnas el pasado mes de mayo; y que las posiciones más favorables a la sostenibilidad o están fuera de la Cámara o son minoría en esta. Ese Parlamento con mayoría clara conservadora es el que tendría que aprobar las medidas de sostenibilidad que se reclaman. Lo tenemos crudo. 
  • Los objetivos que generan más consenso entre quienes promovieron y apoyaron estas convocatorias parecen ser el establecimiento de una moratoria y la tasa turística o ecotasa, así como medidas específicas en el ámbito de la vivienda vacacional y otras referidas a facilitar el acceso a una vivienda a la población canaria, así como la limitación en la adquisición de viviendas por no residentes. 
  • En mi opinión se mitifica mucho el efecto de la ecotasa. En Cataluña o Baleares la tienen y su nivel de turistificación es enorme, insoportable en Barcelona o Ibiza. La tasa turística debe ser un elemento más, un aporte económico de quienes nos visitan destinado a proteger el territorio, el medio natural y nuestro patrimonio cultural. Por sí sola, resuelve muy poco.
  • Es mucho más relevante, con diferencia, establecer una moratoria y límites al crecimiento turístico (que llevan aparejados la contención del crecimiento poblacional). No necesitamos seguir creciendo ni en número de camas ni de visitantes. La apuesta debe ser la calidad más que la cantidad, el incremento del gasto en destino, no ocupar más territorio, cualificar a las ciudades turísticas, diversificar (gastronomía, cultura, deportes…) y, asimismo, la mejora en la formación y en los ingresos salariales del personal del sector.
  • La polémica por la situación del sector turístico no es una exclusiva de Canarias. “El sector turístico plantea un problema fundamental: que, en general, crea puestos de trabajo poco cualificados y mal remunerados. Respecto a esta segunda afirmación, y según el Observatorio del Trabajo y del Modelo Productivo, los salarios del conjunto de subsectores turísticos estarían un 23% por debajo del resto de sectores económicos… El reto para las próximas décadas consiste fundamentalmente en reconvertir nuestro modelo de sol y playa a un modelo, de una parte, más productivo, y, de otra, más sostenible”. Forma parte del análisis sobre el turismo en Cataluña de Miquel Puig i Raposo, doctor en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona (UB) y, desde 2022, secretario de Asuntos Económicos y Fondos Europeos de la Generalitat. Desde Cataluña, Baleares o Andalucía muchos se sintieron reflejados en las exigencias del 20A.
  • Ningún partido puede atribuirse el mayor o menor éxito del 20A. Sus postulados coinciden en buena medida con los que, históricamente, han defendido algunos de ellos con dilatada trayectoria y, asimismo, con lo que ahora plantean otros de reciente creación. Ni más ni menos. En el 20A se reflejó la preocupación, el cabreo y el cansancio de mucha gente -votantes de muy distintos partidos y abstencionistas- ante un conjunto de problemas vinculados con el actual modelo turístico. Gestionar ese malestar y que se perciban cambios no será nada fácil. Pretender ser la voz única de ese movimiento tan amplio y diverso es una pretensión tan oportunista y pretenciosa como irreal e injusta.

Ni sencillo ni inmediato

  • Lo importante, en todo caso, es que cada vez sea mayor la conciencia de defensa del territorio y del medio, de la identidad, en el conjunto de la sociedad canaria; y que esta impregne, también, a la gran mayoría de las formaciones políticas que operan en las Islas y al conjunto de la sociedad. Y, claro, que ello se traduzca también en la legislación y en las prácticas institucionales. Lo que exigirá análisis, debate, negociación y acuerdos.
  • Por último, los razonables objetivos de la movilización no son sencillos de alcanzar a corto plazo. Pero es posible avanzar en esa línea desde un acuerdo social y político que beneficiaría a la mayoría de la sociedad de las Islas. Para ello, los que defendemos esos posicionamientos tenemos que ampliar los apoyos, de forma didáctica, convencidos (y tratando de convencer) de que es el mejor camino, pero no creyendo que es sencillo ni inmediato. Queda mucho por hacer y lo que sucedió el 20A debe animar a afrontarlo.

Desde mi pleno apoyo a una Canarias sostenible, equilibrada, autocentrada, con mayor equidad social, con plena decisión sobre su destino, estas son, de forma resumida, mis opiniones sobre la movilización del 20 de Abril:

  • No, no fueron las manifestaciones más grandes de la historia en las Islas, como algunos vaticinaron. En Gran Canaria la movilización fue, por supuesto, mucho menor que las universitarias de los años 80 del pasado siglo, que llegaron a juntar en las calles hasta 150.000 personas; en el caso de Tenerife, aunque masiva, lejana en número de participantes al apoyo que obtuvo la de Vilaflor, en los comienzos del XXI, más de 100.000 personas. Era, en todo caso, bastante previsible. Y confirman que las movilizaciones feministas (como hemos visto en los últimos años) y las que defienden el territorio y el medio ambiente son las que hoy mueven más gente en las calles, lo que me alegra. 
  • La movilización fue masiva y sus convocantes tienen razones para sentirse satisfechos con la respuesta obtenida ante una convocatoria que nos sorprendió a casi todos; y por la que hay que felicitarlos: sintonizaron con un estado de malestar colectivo ante una situación en la que se mezclan problemas económicos y sociales muy diversos.
  • Especialmente masiva en Tenerife, la isla que, por su desarrollismo, por su crecimiento turístico y también en población (casi 250.000 más en los últimos 25 años, el doble que Gran Canaria), acumula más problemas y genera más malestar ciudadano. La que un mismo partido, primero ATI y luego CC, ha dirigido casi siempre durante cuatro décadas.