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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Sí se puede

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Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 son los más progresistas de toda la historia de España. Sin duda, esta herramienta presupuestaria tendrá un impacto muy significativo en la consolidación de la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. A mi modo de ver, representan un decidido paso para poner la economía de nuestro país al servicio de la mayoría social y proteger a los colectivos más vulnerables del embate de la crisis de la COVID-19. Hay que valorar de una forma extraordinaria, muy positiva, el incremento del IPREM, el indicador que se utiliza para calcular las rentas y subvenciones para las personas más vulnerables, teniendo en cuenta que la subida va a ser cinco veces superior a la última realizada, muestra muy a las claras la apuesta del Gobierno de Progreso para poner en el centro de las preocupaciones económicas y políticas a quienes corren mayores riesgos o están ya en una situación de especial dificultad.

La combinación de los elementos anteriores que hemos esbozado, junto a la inyección económica en al campo de la dependencia, pone el énfasis en la decidida voluntad para garantizar tanto un amplio abanico de derechos sociales como los recursos necesarios para su efectiva realización. Todo este proyecto presupuestario progresista va a tener un impacto muy significativo en la consolidación en 2021 de la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, con una mejora sustancial para las clases populares. Para poner algunos ejemplos, hay que resaltar que la partida de Sanidad se va a incrementar con 3.064 millones de euros (tres mil sesenta y cuatro millones), que representa un 151, 4 por ciento más que el presupuesto Montoro. Pero hay un aspecto que incide en el apoyo a nuestra juventud, y es que el dinero a becas se incrementa en 514 millones de euros (quinientos catorce millones) lo que reafirma la voluntad de que la renta no sea el principal obstáculo para que nuestra juventud se forme y eduque.

Dicen los expertos, economistas y politólogos, que estos PGE contarán con una inversión pública jamás alcanzada antes y que llega hasta casi los 240.000 millones de euros (doscientos cuarenta mil millones) , y que se convertirá en un elemento clave para impulsar el empleo y la transición ecológica, con una inversión de 11.935 millones para políticas verdes. Y no hay que olvidar la cuantía dirigida a Vivienda que sube un 367 por ciento con un incremento de 1.772 millones de euros, combinado con la regulación efectiva del precio de los alquileres que supone un avance no visto desde hace varios lustros que significa un logro constitucionalista del derecho a una vivienda digna.

En definitiva, que Sí se Puede, y en estos logros no cabe duda que Unidas Podemos, y políticos como Pablo Iglesias, Alberto Garzón, y tantos otros de Podemos e Izquierda Unida, han jugado un papel esencial para llevar a la practica estos PGE, influenciando en Pedro Sánchez y el PSOE de una forma evidente. Todo lo contrario de lo que hizo Felipe González durante su mandato, que prefirió pactar con Jordi Pujol y Xabier Arzallus antes que Julio Anguita.  En este aspecto hay que valorar el giro a la izquierda que ha dado Pedro Sánchez.

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 son los más progresistas de toda la historia de España. Sin duda, esta herramienta presupuestaria tendrá un impacto muy significativo en la consolidación de la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. A mi modo de ver, representan un decidido paso para poner la economía de nuestro país al servicio de la mayoría social y proteger a los colectivos más vulnerables del embate de la crisis de la COVID-19. Hay que valorar de una forma extraordinaria, muy positiva, el incremento del IPREM, el indicador que se utiliza para calcular las rentas y subvenciones para las personas más vulnerables, teniendo en cuenta que la subida va a ser cinco veces superior a la última realizada, muestra muy a las claras la apuesta del Gobierno de Progreso para poner en el centro de las preocupaciones económicas y políticas a quienes corren mayores riesgos o están ya en una situación de especial dificultad.

La combinación de los elementos anteriores que hemos esbozado, junto a la inyección económica en al campo de la dependencia, pone el énfasis en la decidida voluntad para garantizar tanto un amplio abanico de derechos sociales como los recursos necesarios para su efectiva realización. Todo este proyecto presupuestario progresista va a tener un impacto muy significativo en la consolidación en 2021 de la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, con una mejora sustancial para las clases populares. Para poner algunos ejemplos, hay que resaltar que la partida de Sanidad se va a incrementar con 3.064 millones de euros (tres mil sesenta y cuatro millones), que representa un 151, 4 por ciento más que el presupuesto Montoro. Pero hay un aspecto que incide en el apoyo a nuestra juventud, y es que el dinero a becas se incrementa en 514 millones de euros (quinientos catorce millones) lo que reafirma la voluntad de que la renta no sea el principal obstáculo para que nuestra juventud se forme y eduque.