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Para qué sirve Podemos

Francisco Pomares

Ignacio Urquizu, profesor de sociología de la Complutense, ha publicado un muy esclarecedor artículo en la cuarta de opinión de El País, en el que explica las causas de la pérdida de fortaleza de Podemos en los sondeos. Al contrario de lo que puedan opinar los interesados –la candidata de Podemos a la presidencia del Gobierno en Canarias, Noemí Santana, cree que las encuestas forman parte de una conspiración de la casta contra su partido-, los datos de los sondeos son extraordinariamente claros. Podemos ha caído de una intención directa de voto del 22,2% en noviembre pasado hasta el 12,8 a mediados de abril.

Urquizu explica porqué se está produciendo ese derrumbe y lo atribuye a diferentes causas: el ‘caso Monedero’ y otros indicios de que la nueva política de Podemos no es tan nueva, el vínculo del apoyo a Podemos con un estado de ánimo ciudadano cambiante y muy volátil y el hecho de que Podemos –aunque quiera disimularlo con un discurso anticasta- es básicamente un partido de ultraizquierda en un país mayoritariamente moderado. En ese sentido, el voto a Podemos viene a representar lo mismo que el voto a Izquierda Unida en sus mejores momentos, es decir, en los peores momentos del PSOE.

Suscribo plenamente el análisis de Urquizu, y le añadiría un cuarto motivo para un previsible retroceso de Podemos, y es el de los errores tácticos cometidos en los últimos meses. A mi juicio, el mayor de ellos es haber valorado el mantenimiento de su ‘virginidad política’ como un factor a su favor, negándose a participar con su nombre y programa en las elecciones locales. Podemos se presenta en solitario, bajo otros nombres, o en coalición con otras fuerzas, en la mayoría de las grandes capitales españolas, pero al contrario de lo que hace el otro partido emergente –Ciudadanos-, que juega con sus siglas y su programa y promete apoyar desde fuera a quien considere que más se aproxime a sus propuestas, Podemos no quiere implicarse y adopta una actitud que en la práctica le aleja de toda utilidad práctica. Quienes votan a la izquierda la votan para que no gobierne la derecha, no para que mantenga su pureza. Podemos diseñó una estrategia basada en el empoderamiento social, con la convicción de que se daban las condiciones para el ‘sorpasso’ de los partidos tradicionales. Eso no parece que vaya a ser así, pero Podemos sigue actuando como si nada hubiera ocurrido, como si Andalucía no hubiera cambiado el mapa electoral, y como si la única opción para resolver los problemas de este país fuera que Podemos gobernara en todos lados y en solitario.  

Más allá de la coincidencia de millones de ciudadanos con el diagnóstico sobre la situación política, lo que se espera de un partido son soluciones a los problemas de la mayoría. El discurso adanista y salir mucho en la tele está bien, sobre todo para empezar. Pero no es suficiente. No basta con epatar. En algún momento hay que mojarse.

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