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Si el socialismo fuera socialismo

Me gustaría que el ministro de Trabajo del PSOE hubiera votado en la UE contra la ampliación de la jornada laboral a 65 horas, en lugar de haberse abstenido. Me gustaría que el PSOE no hubiera coincidido con el PP en el apoyo a los textos legales que han permitido al Tribunal de Justicia Europeo fallar que es legal que una empresa polaca, con trabajadores polacos, pague en Alemania sueldos inferiores al 50% de lo que habría que pagar a un alemán. Me gustaría que no hubieran contribuido a este silenciado avance del dumping laboral. Me gustaría que el PSOE no compartiera con el PP la estrategia de la flexiseguridad, que apunta al deterioro del empleo fijo, en una época en que se reduce en la UE la parte que los salarios representan en la renta. Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en el apoyo a la Directiva Bolkestein, que favorece la implantación de las grandes multinacionales y más privatizaciones. Me gustaría que la palabra socialismo significara socialismo.

Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en el respaldo a las directivas privatizadoras de los servicios postales y ferroviarios. Me gustaría que el PSOE no hubiera coincidido con el PP en la negativa a apoyar el Informe Auken, aprobado por el Parlamento Europeo, sobre abusos urbanísticos en España. Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en la voluntad de usar las instituciones de la UE para impulsar un puerto innecesario en Granadilla. Me gustaría que el PSOE no hubiera actuado igual que el PP al negar su apoyo, a la propuesta de la izquierda del Parlamento Europeo, para sancionar económica y diplomáticamente a Israel por los crímenes cometidos en Gaza. Me gustaría que el PSOE se hubiera diferenciado del PP dedicando la campaña electoral de las europeas a hablar de Europa, sin silenciar otras alternativas políticas. Me gustaría que la palabra socialismo significara socialismo.

Me gustaría que la gente progresista no sacrificara tanto de su progresismo en el altar del voto al PSOE, ni en la falsa pureza del ritual abstencionista. Me gustaría que el miedo a Mayor Oreja y los suyos no fuera el certificado de defunción de la utopía posible. Me gustaría que entendiéramos que los españoles de hoy somos más ricos que los suecos de 1990, pero padecemos nueve veces más desempleo que ellos porque repartimos muy mal y tenemos uno de los gastos públicos sociales más bajos de la UE. Me gustaría que no aceptáramos que las generaciones progresistas de hoy, que corremos menos riesgos que las de hace unas décadas, seamos incapaces de lograr nuevos avances socioeconómicos o, peor aún, seamos sólo testigos de retrocesos socioeconómicos.

El modelo económico PSOE-PP nos ha convertido en la locomotora europea del desempleo y en líderes por la cola en lo referido a protección social. Si con cuatro millones de desempleados la ciudadanía sigue confiando en las formaciones políticas que han gestado la gran anomalía social que es España en la UE, uno empieza a temer que, con seis millones de desempleados, ocurriría igual. Uno empieza a recordar al activista sudafricano que decía que el mayor arma de los opresores es el cerebro de los oprimidos. Aquí, el mayor arma del proyecto neoliberal es el cerebro de tantos socialistas.

(*) Ramón Trujillo, coordinador de Izquierda Unida en Tenerife.

Ramón Trujillo *

Me gustaría que el ministro de Trabajo del PSOE hubiera votado en la UE contra la ampliación de la jornada laboral a 65 horas, en lugar de haberse abstenido. Me gustaría que el PSOE no hubiera coincidido con el PP en el apoyo a los textos legales que han permitido al Tribunal de Justicia Europeo fallar que es legal que una empresa polaca, con trabajadores polacos, pague en Alemania sueldos inferiores al 50% de lo que habría que pagar a un alemán. Me gustaría que no hubieran contribuido a este silenciado avance del dumping laboral. Me gustaría que el PSOE no compartiera con el PP la estrategia de la flexiseguridad, que apunta al deterioro del empleo fijo, en una época en que se reduce en la UE la parte que los salarios representan en la renta. Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en el apoyo a la Directiva Bolkestein, que favorece la implantación de las grandes multinacionales y más privatizaciones. Me gustaría que la palabra socialismo significara socialismo.

Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en el respaldo a las directivas privatizadoras de los servicios postales y ferroviarios. Me gustaría que el PSOE no hubiera coincidido con el PP en la negativa a apoyar el Informe Auken, aprobado por el Parlamento Europeo, sobre abusos urbanísticos en España. Me gustaría que el PSOE no coincidiera con el PP en la voluntad de usar las instituciones de la UE para impulsar un puerto innecesario en Granadilla. Me gustaría que el PSOE no hubiera actuado igual que el PP al negar su apoyo, a la propuesta de la izquierda del Parlamento Europeo, para sancionar económica y diplomáticamente a Israel por los crímenes cometidos en Gaza. Me gustaría que el PSOE se hubiera diferenciado del PP dedicando la campaña electoral de las europeas a hablar de Europa, sin silenciar otras alternativas políticas. Me gustaría que la palabra socialismo significara socialismo.