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El Tribunal Supremo contra Garzón

Que el juez Baltazar Garzón esté imputado en un delito y pueda ser suspendido cautelarmente de su actividad como juez, y que presuntos delincuentes como Francisco Camps, Carlos Fabra, Luis Bárcenas, y otros por el estilo sigan en sus puestos públicos, es señal que algo va mal en España.

La transición democrática en España fue demasiado generosa con quienes habían colaborado con la dictadura fascista del General Franco. Es el caso de Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo en 1963, cuando la dictadura asesinó a Julián Grimau, y al cual se refirió en términos despectivos cuando incluso el Papa pidió al General Franco clemencia. Pero no sólo este hecho mancha a Fraga, años más tarde fue Ministro de la Gobernación (Interior), y en 1976 bajo su mandato la Policía Armada (la gristapo, los abominables grises) asesinó en Vitoria a cinco trabajadores, hiriendo a mas de cien, y fue sangriento protagonista de los sucesos de Montejurra, con dos muertos de Comisiones Obreras y también numerosos heridos. A Manuel Fraga Iribarne la democracia hubiese tenido que inhabilitarle para ningún cargo público, y sin embargo ha sido líder de Alianza Popular, Presidente de Galicia y Senador. Un “magnífico” premio por su fidelidad a la dictadura fascista.

La iniciativa del Tribunal Supremo de sentar en el banquillo al juez Baltasar Garzón está causando asombro y estupor en todo el mundo. Periódicos como Waghington Post, New York Times, Chicago Cronicle, Los Angeles Times, de Estados Unidos, los franceses Le Monde, Le Figaro, los británicos The Guardian, Daily Mirror, y otros muchos de toda Europa, publican en sus primeras páginas esta noticia en plan muy critico. En Facebook ya se está publicando una iniciativa de apoyo a Garzón, y Comisiones Obreras y UGT han convocado para el martes próximo día 13 un acto en la Facultad de Medicina de Madrid a la cual se están adhiriendo personalidades de la política y la cultura de toda España. Garzón que quería investigar los crímenes del franquismo, es acusado por los criminales. El Tribunal supremo está en solfa.

Que el juez Baltazar Garzón esté imputado en un delito y pueda ser suspendido cautelarmente de su actividad como juez, y que presuntos delincuentes como Francisco Camps, Carlos Fabra, Luis Bárcenas, y otros por el estilo sigan en sus puestos públicos, es señal que algo va mal en España.

La transición democrática en España fue demasiado generosa con quienes habían colaborado con la dictadura fascista del General Franco. Es el caso de Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo en 1963, cuando la dictadura asesinó a Julián Grimau, y al cual se refirió en términos despectivos cuando incluso el Papa pidió al General Franco clemencia. Pero no sólo este hecho mancha a Fraga, años más tarde fue Ministro de la Gobernación (Interior), y en 1976 bajo su mandato la Policía Armada (la gristapo, los abominables grises) asesinó en Vitoria a cinco trabajadores, hiriendo a mas de cien, y fue sangriento protagonista de los sucesos de Montejurra, con dos muertos de Comisiones Obreras y también numerosos heridos. A Manuel Fraga Iribarne la democracia hubiese tenido que inhabilitarle para ningún cargo público, y sin embargo ha sido líder de Alianza Popular, Presidente de Galicia y Senador. Un “magnífico” premio por su fidelidad a la dictadura fascista.