Espacio de opinión de Canarias Ahora
La última asamblea de Podemos y los miedos que provoca
Vaya por delante que estas son unas reflexiones particulares, no discutidas ni puestas en común con el resto de mis compañeros. Lo digo para que si alguien se siente ofendido por lo escrito más abajo se sienta ofendido conmigo, y no con mis compañeros de militancia.
Hay tres tipos de “críticos” en Podemos, cómo mínimo: Los que provienen de una izquierda que se había quedado sin base y aprovecha su presencia en Podemos para conseguir el altavoz que les hacía falta, los que provienen de lo más fracasado del 15 M y una pléyade de ególatras, trepillas y asalta listas electorales... Aunque actúen de consuno y extrañamente coordinados, los tres tienen características distintas y sería un error meterlos a todos en el mismo saco... Sus legitimidades ideológicas son tan variadas que confundirlos en un solo saco crearía más confusión. Así, los que vienen de la izquierda sin altavoz (y yo mismo podría ser incluido en esa categoría), suelen agarrase a tres o cuatro principios y lo que no se ajusta estrictamente a esos principios es rechazado. No hay que olvidar que en realidad esos principios son los que han mantenido a la izquierda viva, aunque aletargada, en los oscuros años de la depredación neoliberal. Pero se corre el riesgo de querer ajustar la realidad a los principios, olvidándose de que los principios son solo principios. Y no hay que renunciar a ellos, sino mirar críticamente la realidad y ver hasta qué punto lo literal se ajusta a lo cotidiano. El riesgo de sectarismo se desliza en esa posición. Y al final se cae en la trampa de negar la dialéctica de los hechos. Se entra en una dinámica que da por sentado y finiquitado lo que en realidad es un proceso de construcción de una organización política (Podemos) capaz de tumbar el sistema. Porqué lo realmente interesante de Podemos es que está en construcción. Y es una construcción colectiva, de todos los que participan en la asamblea, los Círculos, los grupos de trabajo e, incluso, los que lo siguen por las redes sociales, lo votan, apoyan, etc... No es una tarea limitada a los militantes y/o activistas. No se exige un carnet ni un acto de contrición para participar en ese proceso. Por lo que los debates pueden ser un tanto liosos pero se van ordenando con el tiempo. Y la necesidades en la lucha cotidiana terminaran estructurando Podemos hasta que pueda ser una organización con un ideario y un programa comunes que permitan, sin perder los valores de pluralidad, participación y transparencia, ganar el poder. Los que se empeñan en dejar a Podemos cosificado en lo inicial, reclamando unos “principios” o un “espíritu” fundacionales, van contra la corriente de las cosas y, lo más grave, de las duras luchas que se avecinan. Si hemos tenido éxito ha sido más por convertirnos en altavoz de la calle y de los ciudadanos que por tener un ideario... ...
Esta izquierda, que muchas veces se ha mantenido aislada de esas luchas cotidianas, ha visto en Podemos el espacio para hacerse oír. Lo que es un derecho, nadie puede negarlo, pero ha caído en la trampa de la exigencia de que se le escuche. Olvidan que el derecho de expresión está compensado por el derecho a cambiar de canal o sintonía cuando lo que se expresa no interesa. Por eso algunos, de manera insistente y machacona envían y envían escritos repetitivos con la exigencia de su difusión individualizada y masiva por los correos de Podemos, no se dan por satisfechos con la exhibición de sus escritos en el blog de la organización. Exigen que cada uno de los que participan en la construcción de Podemos reciban individualizado un correo con su escrito. A veces no sé si esa exigencia va más a cultivar un ego que a procurar el debate. Y es que asamblea tras asamblea, estos críticos salen derrotados. La gente, sencillamente, no sigue sus intervenciones... Con todo el derecho del mundo, quien es derrotado en una asamblea puede seguir manteniendo sus posiciones, pero debería aplicar los acuerdos de la mayoría. Ese es el principal problema de este sector crítico y minoritario de Podemos en Gran Canaria, se niegan a aceptar los acuerdos asamblearios. Intentan por diez mil medios rodearlos, soslayarlos e ignorarlos. No debe tomarse lo que digo como una acusación. Es la simple constatación de una realidad. Si aceptamos que la Asamblea manda, cuando perdemos una votación en la asamblea, debemos asumirlo. Lo contrario es jugar con dos cartas, una cuando la asamblea apoya mis decisiones y otra cuando no. Estos compañeros deberían darse cuenta de que el enemigo no es el grupo promotor de Podemos de antes de las elecciones, sino todos aquellos que quieren dejar a Podemos como una organización que gire siempre sobre sí misma y no llegue a tener suficiente fuerza como para cuestionar al poder. Y esto es válido sean cuales sean los supuestos errores de ese grupo promotor inicial. Porque esos errores no son errores de tal entidad como para exigir la desaparición del grupo promotor. Máxime cuando esos mismos críticos han sido parte del grupo promotor en un primer momento. Si después decidieron, por ellos mismos, inhibirse un tiempo y volver cuando el resultado electoral estaba claro, deberían aceptar que ese mismo aislamiento les ha hecho perder cierto ritmo respecto a la evolución de la organización en Gran Canaria. Quizás sea eso lo que les hace presentar el mismo escrito bajo diferentes formas, asamblea tras asamblea, fracaso tras fracaso. Deberían reflexionar sobre el futuro que quieren para Podemos, que siga siendo un foro donde nos limitamos a debatir o un espacio común de construcción de una alternativa de poder.
Otro grupo de críticos de Podemos son los que vienen del 15 M. Movimiento que si bien fue minoritario en nuestras islas, en su conjunto significó un aldabonazo en la conciencia de mucha gente. Todavía no he visto un análisis serio de ese movimiento. Escuché estupideces como que estaba impulsado por la CIA, los servicios secretos, que eran perro flautas, anti sistemas peligrosísimos, etc... pero un análisis riguroso, o al menos un intento, de porque surgió y porqué termino diluyéndose en nada, no lo he visto. Quizás porque no he sabido ver... tampoco es mi intención analizarlo ahora. Algunos de los que participaron se refugiaron en organizaciones como IU o en movimientos como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas. Otros quedaron a la deriva... muchos han venido a Podemos porque al fin y al cabo este movimiento es quien mejor ha recogido sus motivaciones. Muchos colaboran de forma entusiasta y transparente y otros, minoritarios de nuevo, son tan anti sistema que llegaron a pedir que Podemos no se presentara a las elecciones europeas, negando el principio inicial de la propia organización. En vez de reflexionar en las causas que llevaron a la disolución del 15M intentan trasladar las prácticas de ese movimiento al propio Podemos. De ahí viene su propio fracaso en las asambleas. Invocan los principios de Podemos, reclaman asamblearismo y atacan a la asamblea cuando quedan en minoría... No han pensado qué, quizás, y sólo quizás, el 15M no murió sino que lo mataron los alegantinas que terminaron por aburrir a la gente.
El triunfo de Podemos es el fracaso de la vieja forma de hacer política, no lo olvidemos, pero vieja o nueva se trata de hacer política, renunciar a ello, poniendo por delante los supuestos principios, es sacrificar la realidad y la posibilidad de tumbar al neoliberalismo, por lo etéreo de un espíritu que nadie ha visto reencarnarse. Es curioso que los mismo que reclaman el poder de la asamblea se revuelven como fieras cuando la pierden y acusan de manipulación a unos y de tontos a otros. Pues decir que un grupo es capaz de manipular una asamblea de 400 personas es llamar tontos manipulados a los asistentes a esa asamblea. Recuerda el discurso del perroflautismo contra el 15M. Este grupo de críticos no preocupa demasiado, pierden las asambleas simplemente por qué no tienen razón. Otra cosa es su manía de esconderse en el anonimato de las redes sociales, con curiosos y simpáticos seudónimos denuncian a los que se les oponen en las asambleas. Llegan a convertirse en auténticos difamadores, fiscales estalinistas, rebuscadores de infamias. Pero no pasan de ahí, del ruido mediático. Contestar a sus mentiras y engaños es una pérdida de tiempo. La propia asamblea termina poniéndolos en su sitio. Lo vimos cuando las elecciones europeas y lo vimos en la última.
El tercer grupo de críticos a la XIII asamblea es una pléyade variada y astuta que, sin negar la asamblea, maniobra para invalidar sus acuerdos. Es el grupo de los que ven en Podemos una plataforma para llegar a ser casta. Ya se ven de concejales, acaldes y demás hierbas, y temen que los que defienden a Podemos como alternativa de poder ciudadano, terminen por impedirles las maniobras y pactos a nivel local por los que se ven instalados en poltronas institucionales. Es quizás el grupo más peligroso. Su enemigo es el grupo inicial de Podemos, pues reconocen en ellos a personas honestas que no tienen nada que ganar en la práctica política, personas que han renunciado a trepar políticamente en alguna de las formaciones que han pululado y pululan por los municipios canarios. Son los auténticos submarinos del poder oligárquico de Canarias. En aras de una supuesta autonomía o soberanía de los círculos, van a terminar convirtiendo a estos en redes clientelares que les permitan pillar un asiento en las próximas elecciones municipales. Este es el auténtico enemigo que Podemos tiene dentro. Este es el grupo que debemos denunciar asamblea tras asamblea hasta conseguir que se vayan. Pues su intención es convertir a Podemos en otra casta inoperante a la hora de cambiar la sociedad. Estos son los que dejan cancha al resto de los críticos, pues saben que si logran desgastar a los promotores iniciales de Podemos en Gran Canaria tendrán el camino fácil a la hora de conseguir poltrona política. El error de los otros dos grupos es hacerles el trabajo sucio sin saberlo. No se dan cuenta que atacando a los promotores iniciales de Podemos, están debilitando la esperanza de que las cosas cambien realmente en nuestras islas y se acabe de una vez con el caciquismo localista que tanto daño hace a la izquierda.
Podemos quiere la transformación radical de la sociedad. No se va a conformar con un sillón en un parlamento, cabildo o ayuntamiento. Pretende cambiar la sociedad desde la política, con una nueva forma de hacer política y desde la sociedad, impulsando y apoyando todas las movilizaciones contra el neoliberalismo. Por la ampliación de la democracia y el reparto de la riqueza. Sentar las bases de ese cambio, la construcción de una organización abierta, transparente y democrática que sirva de herramienta para que los ciudadanos gobiernen efectivamente es la tarea que el grupo promotor de Podemos en Gran Canaria se ha fijado. Asamblea tras asamblea vemos como aumenta no sólo el número de asistentes sino el de participaciones activas, no sólo en los debates de la propia asamblea, sino en los grupos de trabajo y en los círculos. Eso significa que Podemos se está convirtiendo en esa herramienta efectiva de cambio político y social. Los caciques, los poderes oligárquicos y financieros, son conscientes del riesgo que esto entraña para sus intereses. Por eso ven con buenos ojos la miríada de critiquillos a Podemos. Por eso se preocupan de organizarlos, coordinarlos y darles toda la repercusión que se puede. Son la mano que mueve la cuna dentro de Podemos. Si consiguen que este se convierta en una herramienta inoperante, ellos, los banqueros, los corruptos, habrán ganado.
Impedirlo es tarea de todos los que participan en Podemos. Sólo la mirada crítica de la asamblea, el discernimiento de todos y cada uno de los que participan en Podemos, será capaz de distinguir a los que juegan el papel de la casta y los que defienden la idea de un Podemos fuerte que derrote al neoliberalismo y sus políticas en Canarias, estén encarnadas por caciquillos locales o por representantes de multinacionales. Sólo la Asamblea con su toma de decisiones puede arrinconar a los que pretenden que Podemos se convierta en una herramienta inoperante, un sillón de sicoanalista en el que despacharse a gusto. Los poderes facticos de Canarias lo saben. Por eso se preocupan de que surjan círculos incontrolados por la Asamblea pero si controlados por los personajes descritos más arriba. El enemigo a detectado el peligro que supone Podemos para el sistema. Intenta dinamitarlo desde dentro, aplaude a los alegantinas de la izquierda y promueve a los trepillas. Anular y destruir la Asamblea es su objetivo. No se lo vamos a permitir.
Vaya por delante que estas son unas reflexiones particulares, no discutidas ni puestas en común con el resto de mis compañeros. Lo digo para que si alguien se siente ofendido por lo escrito más abajo se sienta ofendido conmigo, y no con mis compañeros de militancia.
Hay tres tipos de “críticos” en Podemos, cómo mínimo: Los que provienen de una izquierda que se había quedado sin base y aprovecha su presencia en Podemos para conseguir el altavoz que les hacía falta, los que provienen de lo más fracasado del 15 M y una pléyade de ególatras, trepillas y asalta listas electorales... Aunque actúen de consuno y extrañamente coordinados, los tres tienen características distintas y sería un error meterlos a todos en el mismo saco... Sus legitimidades ideológicas son tan variadas que confundirlos en un solo saco crearía más confusión. Así, los que vienen de la izquierda sin altavoz (y yo mismo podría ser incluido en esa categoría), suelen agarrase a tres o cuatro principios y lo que no se ajusta estrictamente a esos principios es rechazado. No hay que olvidar que en realidad esos principios son los que han mantenido a la izquierda viva, aunque aletargada, en los oscuros años de la depredación neoliberal. Pero se corre el riesgo de querer ajustar la realidad a los principios, olvidándose de que los principios son solo principios. Y no hay que renunciar a ellos, sino mirar críticamente la realidad y ver hasta qué punto lo literal se ajusta a lo cotidiano. El riesgo de sectarismo se desliza en esa posición. Y al final se cae en la trampa de negar la dialéctica de los hechos. Se entra en una dinámica que da por sentado y finiquitado lo que en realidad es un proceso de construcción de una organización política (Podemos) capaz de tumbar el sistema. Porqué lo realmente interesante de Podemos es que está en construcción. Y es una construcción colectiva, de todos los que participan en la asamblea, los Círculos, los grupos de trabajo e, incluso, los que lo siguen por las redes sociales, lo votan, apoyan, etc... No es una tarea limitada a los militantes y/o activistas. No se exige un carnet ni un acto de contrición para participar en ese proceso. Por lo que los debates pueden ser un tanto liosos pero se van ordenando con el tiempo. Y la necesidades en la lucha cotidiana terminaran estructurando Podemos hasta que pueda ser una organización con un ideario y un programa comunes que permitan, sin perder los valores de pluralidad, participación y transparencia, ganar el poder. Los que se empeñan en dejar a Podemos cosificado en lo inicial, reclamando unos “principios” o un “espíritu” fundacionales, van contra la corriente de las cosas y, lo más grave, de las duras luchas que se avecinan. Si hemos tenido éxito ha sido más por convertirnos en altavoz de la calle y de los ciudadanos que por tener un ideario... ...