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¿Amigos? ¿Del Spa de Santa Catalina?

Cualquiera de esas dos motivaciones que condujeron a esa cena de Bittini con Soria en Madrid bien pudieron ser abordadas en una reunión formal, incluso con luz y taquígrafos, en el despacho oficial del consejero en Las Palmas de Gran Canaria. Pero dados los últimos acontecimientos, debemos concluir que o bien no se trató la cuestión del acuerdo entre las partes o, simplemente, no fue posible acordar nada. Por lo tanto, hemos de considerar seriamente la opción tercera, es decir, que Soria y Bittini cenaran juntos en Madrid sencillamente porque son amigos, y no iban a dejar de serlo ahora que entre ambos ha de haber un intercambio dinerario del calibre que todos conocemos. De ser amigos, nos preguntamos si la relación nació o se ensoleró en esas largas y sanas jornadas en el Spa del hotel Santa Catalina, a donde acudía también asiduamente un elemento definitivo en toda esta trama tebetiana: Luis Soria, el consejero que firmó la sentencia de muerte de las cuentas de la Comunidad Autónoma.

Cualquiera de esas dos motivaciones que condujeron a esa cena de Bittini con Soria en Madrid bien pudieron ser abordadas en una reunión formal, incluso con luz y taquígrafos, en el despacho oficial del consejero en Las Palmas de Gran Canaria. Pero dados los últimos acontecimientos, debemos concluir que o bien no se trató la cuestión del acuerdo entre las partes o, simplemente, no fue posible acordar nada. Por lo tanto, hemos de considerar seriamente la opción tercera, es decir, que Soria y Bittini cenaran juntos en Madrid sencillamente porque son amigos, y no iban a dejar de serlo ahora que entre ambos ha de haber un intercambio dinerario del calibre que todos conocemos. De ser amigos, nos preguntamos si la relación nació o se ensoleró en esas largas y sanas jornadas en el Spa del hotel Santa Catalina, a donde acudía también asiduamente un elemento definitivo en toda esta trama tebetiana: Luis Soria, el consejero que firmó la sentencia de muerte de las cuentas de la Comunidad Autónoma.