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Calatayud, defensor de hoteles ilegales

El presidente del Cabildo lanzaroteño nunca ha ocultado su deseo de encontrar una salida a las casi dos decenas de hoteles ilegales levantados en la isla al calorcito de instituciones y gobernantes demasiado dados al trapicheo. Por lo tanto, no hay que pedirle milagros a Pedro San Ginés. Pero sí que es exigible que, dado que accedió al poder apoyándose en los partidos corruptos que saltaron por los aires al estallar la operación Unión, que al menos tenga la decencia política de disimular sus inclinaciones en favor de los hoteles ilegales. Y metidos en prevenciones, bueno hubiera sido que se cortara un poco y no colocara a su lado como asesor jurídico a un abogado que, junto a su suegro, ha sido uno de los que ha actuado en los tribunales en defensa de esos mismos hoteleros trasgresores. Porque Ignacio Calatayud, amigo íntimo del presidente San Ginés (como él mismo ha reconocido públicamente), lleva demasiados asuntos sensibles en el Cabildo de Lanzarote con unas prerrogativas desmesuradas y cobrando sabrosonas minutas por sus asesoramientos legales.

El presidente del Cabildo lanzaroteño nunca ha ocultado su deseo de encontrar una salida a las casi dos decenas de hoteles ilegales levantados en la isla al calorcito de instituciones y gobernantes demasiado dados al trapicheo. Por lo tanto, no hay que pedirle milagros a Pedro San Ginés. Pero sí que es exigible que, dado que accedió al poder apoyándose en los partidos corruptos que saltaron por los aires al estallar la operación Unión, que al menos tenga la decencia política de disimular sus inclinaciones en favor de los hoteles ilegales. Y metidos en prevenciones, bueno hubiera sido que se cortara un poco y no colocara a su lado como asesor jurídico a un abogado que, junto a su suegro, ha sido uno de los que ha actuado en los tribunales en defensa de esos mismos hoteleros trasgresores. Porque Ignacio Calatayud, amigo íntimo del presidente San Ginés (como él mismo ha reconocido públicamente), lleva demasiados asuntos sensibles en el Cabildo de Lanzarote con unas prerrogativas desmesuradas y cobrando sabrosonas minutas por sus asesoramientos legales.