El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El cazador cazado por la simple democracia
Por fortuna contamos con una Justicia independiente y unos medios de comunicación libres que contrapesan los posibles abusos de un político en el poder. ¿Cacería? Creemos que el cazador cazado está siendo esta vez simple protagonista del funcionamiento de una democracia. En sus delirios pensó que su modo de actuar era imbatible e irrebatible y su poder terrenal, eterno. El cinismo con el que quiso envolver a todos los que le rodearon y le escucharon cuando se hizo pasar por una voz progresista que sólo buscaba la eficacia económica se ha tornado una falacia más: los indicios de que utiliza el poder en provecho propio y para “cazar” a los que osan cuestionarlo se acumulan en su trayectoria. La memoria de los que fueron sus víctimas -comenzó con su homofobia hacia Jerónimno Saavedra, siguió persiguiendo periodistas y editores, también a sus opositores internos y externos- o de los que gozaron de sus arbitrariedades -contratos millonarios- le llevó a pensar que estaba blindado. Por fortuna en la prensa nadie posee inmunidad infinita y el que la hace corre el riesgo de pagarla y no sólo en dinero. Sea cazador o cazado.
Por fortuna contamos con una Justicia independiente y unos medios de comunicación libres que contrapesan los posibles abusos de un político en el poder. ¿Cacería? Creemos que el cazador cazado está siendo esta vez simple protagonista del funcionamiento de una democracia. En sus delirios pensó que su modo de actuar era imbatible e irrebatible y su poder terrenal, eterno. El cinismo con el que quiso envolver a todos los que le rodearon y le escucharon cuando se hizo pasar por una voz progresista que sólo buscaba la eficacia económica se ha tornado una falacia más: los indicios de que utiliza el poder en provecho propio y para “cazar” a los que osan cuestionarlo se acumulan en su trayectoria. La memoria de los que fueron sus víctimas -comenzó con su homofobia hacia Jerónimno Saavedra, siguió persiguiendo periodistas y editores, también a sus opositores internos y externos- o de los que gozaron de sus arbitrariedades -contratos millonarios- le llevó a pensar que estaba blindado. Por fortuna en la prensa nadie posee inmunidad infinita y el que la hace corre el riesgo de pagarla y no sólo en dinero. Sea cazador o cazado.