El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La clave, en la clasificación de los licitadores
En la Consejería de Turismo no saben ya qué hacer para camuflar lo que es una auténtica metedura de pata, por no calificarlo con epítetos más sonoros y cochinos. Desde Promotur convocaron un concurso para adjudicar por 4,5 millones de euros la campaña de los Estadios de la Felicidad y, para que pudiera ganar -por ejemplo- una firma especializada en moquetas, limitaron las ofertas a una clasificación de empresas contratistas de servicios administrativos, esto es, grupo L. A pesar de que el grueso de la acción es campaña publicitaria, como pudo comprobarse en el primero de los tres estadios previstos, el del Arsenal de Londres, la empresa pública canaria no añadió el epígrafe T, que según la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas correspondería a servicios de contenidos, con subepígrafe 1, de publicidad. Una moto acuática, una tabla virtual de windsurfing y una camilla de masajes no justifican que sólo se permitiera concursar a empresas de ferias y congresos y se excluyera a las agencias publicitarias. Huele mal y Rita lo sabe.
En la Consejería de Turismo no saben ya qué hacer para camuflar lo que es una auténtica metedura de pata, por no calificarlo con epítetos más sonoros y cochinos. Desde Promotur convocaron un concurso para adjudicar por 4,5 millones de euros la campaña de los Estadios de la Felicidad y, para que pudiera ganar -por ejemplo- una firma especializada en moquetas, limitaron las ofertas a una clasificación de empresas contratistas de servicios administrativos, esto es, grupo L. A pesar de que el grueso de la acción es campaña publicitaria, como pudo comprobarse en el primero de los tres estadios previstos, el del Arsenal de Londres, la empresa pública canaria no añadió el epígrafe T, que según la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas correspondería a servicios de contenidos, con subepígrafe 1, de publicidad. Una moto acuática, una tabla virtual de windsurfing y una camilla de masajes no justifican que sólo se permitiera concursar a empresas de ferias y congresos y se excluyera a las agencias publicitarias. Huele mal y Rita lo sabe.