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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Consultorio del pliego de descargo

No podíamos imaginar que nuestro comentario de ayer acerca de la voracidad recaudatoria del muy honorable, y en ocasiones sexy, cuerpo de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, levantara tanta polvareda. Numerosos lectores han manifestado sus opiniones y algunos hasta sus propias experiencias, lo que enriquece mucho el argumento inicial, esto es, recauda, que algo queda. En las arcas municipales, claro. Un atribulado lector nos pide, además, consejo: ¿Qué exponer en un pliego de descargo cuando el mismo guardia que te autoriza a aparcar momentáneamente en un sitio es el que te empapela? La cosa tiene su enjundia, no se vayan a creer. Le ocurrió a este lector cuando se disponía a devolver una silla de ruedas al establecimiento de ortopedia donde lo tenía alquilado, frente al mercado del Puerto, donde hay una parada de guaguas. El ciudadano ve al policía y le pide que le permita hacer la operación de descarga, a lo que el agente le dice que sí. Cuando regresa ve que su vehículo luce el fatal papelote de la multa. Al pedir una explicación a agente tan cachondo, éste le responde lacónicamente: “Su coche está mal estacionado”. Lo mismo exactamente le ocurrió a otro conductor que aparcó unos instantes un pequeño furgón. ¿Qué hacer en estos casos? Veamos.

No podíamos imaginar que nuestro comentario de ayer acerca de la voracidad recaudatoria del muy honorable, y en ocasiones sexy, cuerpo de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, levantara tanta polvareda. Numerosos lectores han manifestado sus opiniones y algunos hasta sus propias experiencias, lo que enriquece mucho el argumento inicial, esto es, recauda, que algo queda. En las arcas municipales, claro. Un atribulado lector nos pide, además, consejo: ¿Qué exponer en un pliego de descargo cuando el mismo guardia que te autoriza a aparcar momentáneamente en un sitio es el que te empapela? La cosa tiene su enjundia, no se vayan a creer. Le ocurrió a este lector cuando se disponía a devolver una silla de ruedas al establecimiento de ortopedia donde lo tenía alquilado, frente al mercado del Puerto, donde hay una parada de guaguas. El ciudadano ve al policía y le pide que le permita hacer la operación de descarga, a lo que el agente le dice que sí. Cuando regresa ve que su vehículo luce el fatal papelote de la multa. Al pedir una explicación a agente tan cachondo, éste le responde lacónicamente: “Su coche está mal estacionado”. Lo mismo exactamente le ocurrió a otro conductor que aparcó unos instantes un pequeño furgón. ¿Qué hacer en estos casos? Veamos.