El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un convenio con la Fundación Universitaria
En su búsqueda de la pureza en la gestión pública, el PP y el diario que da cobijo a los sospechosos de corrupción dieron con una veta de oro: al Ayuntamiento monta un árbol de navidad cuyas luces se alimentaron con unas baterías de hidrógeno para tratar de dar un paso en la búsqueda de alternativas energéticas. La iniciativa fue producto de un acuerdo entre el consistorio y la Fundación Universitaria, que hace de intermediaria de un proyecto experimental que dirige el catedrático Antonio Gómez Gotor, que es esposo de Chani Ruiz. Rápidamente, los expertos en la lucha contra la corrupción creyeron haber dado con la madre de todas las corruptelas, con un nepotismo insoportable, sin averiguar si el catedrático ha obtenido beneficios personales con este proyecto, si su hijo Enrique colaboró desinteresadamente o si, por el contrario, se lucró por haber ido a hacer las mediciones previas por encargo de su progenitor. Si hubo alguna oscura maniobra para otorgar los 40.000 euros que costó la iniciativa y si Jerónimo Saavedra y el presidente de la Fundación Universitaria, que firmaron ese convenio, estaban en tan obscenas claves y callaron tras llevarse cada uno un maletín rebosante de millones. No quieren indagar porque tienen miedo de que la realidad les estropee tan buen titular.
En su búsqueda de la pureza en la gestión pública, el PP y el diario que da cobijo a los sospechosos de corrupción dieron con una veta de oro: al Ayuntamiento monta un árbol de navidad cuyas luces se alimentaron con unas baterías de hidrógeno para tratar de dar un paso en la búsqueda de alternativas energéticas. La iniciativa fue producto de un acuerdo entre el consistorio y la Fundación Universitaria, que hace de intermediaria de un proyecto experimental que dirige el catedrático Antonio Gómez Gotor, que es esposo de Chani Ruiz. Rápidamente, los expertos en la lucha contra la corrupción creyeron haber dado con la madre de todas las corruptelas, con un nepotismo insoportable, sin averiguar si el catedrático ha obtenido beneficios personales con este proyecto, si su hijo Enrique colaboró desinteresadamente o si, por el contrario, se lucró por haber ido a hacer las mediciones previas por encargo de su progenitor. Si hubo alguna oscura maniobra para otorgar los 40.000 euros que costó la iniciativa y si Jerónimo Saavedra y el presidente de la Fundación Universitaria, que firmaron ese convenio, estaban en tan obscenas claves y callaron tras llevarse cada uno un maletín rebosante de millones. No quieren indagar porque tienen miedo de que la realidad les estropee tan buen titular.