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La decisión de Santiago Pérez

Santiago Pérez es el político más incómodo para el poder tradicional y aparentemente eterno de Tenerife. No lo soporta ATI porque ATI es la correa de transmisión política de la oligarquía a la que Santiago Pérez no le tiene miedo maldito. Pero tampoco lo soporta una parte de su partido, la que anda también ensimismada en ese irrespirable dolce far niente, chapoteando en el barrizal de miopía que incapacita para ver más allá de lo que manda el Tenerife que manda. Más de veinte años después de ir asumiendo responsabilidades gratas e ingratas, de aceptar ser el matarife o el bombero, la diana, el palo y la zanahoria, Santiago Pérez ha dicho basta. Hace muy pocas fechas comunicó a Juan Fernando López Aguilar, su secretario general, que quiere dejar el Cabildo de Tenerife. Le han pedido que espere.

Santiago Pérez es el político más incómodo para el poder tradicional y aparentemente eterno de Tenerife. No lo soporta ATI porque ATI es la correa de transmisión política de la oligarquía a la que Santiago Pérez no le tiene miedo maldito. Pero tampoco lo soporta una parte de su partido, la que anda también ensimismada en ese irrespirable dolce far niente, chapoteando en el barrizal de miopía que incapacita para ver más allá de lo que manda el Tenerife que manda. Más de veinte años después de ir asumiendo responsabilidades gratas e ingratas, de aceptar ser el matarife o el bombero, la diana, el palo y la zanahoria, Santiago Pérez ha dicho basta. Hace muy pocas fechas comunicó a Juan Fernando López Aguilar, su secretario general, que quiere dejar el Cabildo de Tenerife. Le han pedido que espere.