El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Unas dedicatorias a estribor
En un discurso de esta categoría no podían faltar las alusiones directas al político que más ha contribuído a la destrucción de las correctas relaciones entre clase periodística y clase política, José Manuel Soria López, una sentida ausencia en el acto de este lunes. A él y a los que actúan como él se refirió recurrentemente Tristán, experimentado marino, como la banda de estribor, y sin citar a nadie por su nombre en ningún momento, captamos la esencia, el concepto de la cosa, cuando aseguró que ha visto “cómo se ha forzado el relevo de directores, cómo se ha prevaricado con la publicidad institucional, quitándosela a periódicos y emisoras no afines en beneficio de los circunstancialmente adictos a la causa, hemos sufrido el ninguneo, el amedrentamiento, como respuesta a nuestro trabajo, los sms amenazantes, mientras el cinismo alcanzaba las más altas cotas de perfección. En esta profesión vivimos viendo (...) tramposos compulsivos, prevaricadores profesionales, chantajistas expertos en montajes que tratan de desprestigiar con la técnica de la fabricación del bulo y su conversión en falsa noticia a magistrados y fiscales prestigiosos e íntegros? junto con personas intachables, sacrificadas, con un esforzado afán de servicio a la comunidad, verdaderas vidas ejemplares, más humildes, accesibles y serviciales cuanto más inteligentes y abnegadas”. Sin comentarios, ¿para qué?
En un discurso de esta categoría no podían faltar las alusiones directas al político que más ha contribuído a la destrucción de las correctas relaciones entre clase periodística y clase política, José Manuel Soria López, una sentida ausencia en el acto de este lunes. A él y a los que actúan como él se refirió recurrentemente Tristán, experimentado marino, como la banda de estribor, y sin citar a nadie por su nombre en ningún momento, captamos la esencia, el concepto de la cosa, cuando aseguró que ha visto “cómo se ha forzado el relevo de directores, cómo se ha prevaricado con la publicidad institucional, quitándosela a periódicos y emisoras no afines en beneficio de los circunstancialmente adictos a la causa, hemos sufrido el ninguneo, el amedrentamiento, como respuesta a nuestro trabajo, los sms amenazantes, mientras el cinismo alcanzaba las más altas cotas de perfección. En esta profesión vivimos viendo (...) tramposos compulsivos, prevaricadores profesionales, chantajistas expertos en montajes que tratan de desprestigiar con la técnica de la fabricación del bulo y su conversión en falsa noticia a magistrados y fiscales prestigiosos e íntegros? junto con personas intachables, sacrificadas, con un esforzado afán de servicio a la comunidad, verdaderas vidas ejemplares, más humildes, accesibles y serviciales cuanto más inteligentes y abnegadas”. Sin comentarios, ¿para qué?