Don Pepito, contra la justicia que le quita la razón

Chiquito cabreo el de don Pepito, que ha comunicado vía editorial a sus seguidores que acaba de perder otra demanda civil de protección de su honor contra periodistas de otros medios informativos canarios. No gana una, quizás porque en realidad es él, auxiliado a las bandas por sus mariachis, el que anda cada día vulnerando el honor de los demás con insultos, insidias y acusaciones infundadas. Este viernes comentaba que acababan de recibir en El Día una sentencia por la que había sido desestimada la demanda civil de protección del honor que interpuso contra los periodistas Ángel Tristán Pimienta y Francisco Pomares, ex directores de La Provincia y La Opinión de Tenerife, respectivamente. Para no mencionarlos, el editorialista decía en su editorial de este viernes que los demandados, que “se han ido de rositas”, fueron “un director de un medio de Las Palmas, y el otro, director de su hijuela en Tenerife”. El mismo editor tinerfeño reconoce que esa sentencia ya “engrosa la colección que estamos haciendo de veredictos judiciales que tenemos apelados en Audiencias, en el Supremo y en el Constitucional, entre otras altas instancias”, lo que de momento sólo está haciendo felices a los abogados de la empresa editora del periódico.

Chiquito cabreo el de don Pepito, que ha comunicado vía editorial a sus seguidores que acaba de perder otra demanda civil de protección de su honor contra periodistas de otros medios informativos canarios. No gana una, quizás porque en realidad es él, auxiliado a las bandas por sus mariachis, el que anda cada día vulnerando el honor de los demás con insultos, insidias y acusaciones infundadas. Este viernes comentaba que acababan de recibir en El Día una sentencia por la que había sido desestimada la demanda civil de protección del honor que interpuso contra los periodistas Ángel Tristán Pimienta y Francisco Pomares, ex directores de La Provincia y La Opinión de Tenerife, respectivamente. Para no mencionarlos, el editorialista decía en su editorial de este viernes que los demandados, que “se han ido de rositas”, fueron “un director de un medio de Las Palmas, y el otro, director de su hijuela en Tenerife”. El mismo editor tinerfeño reconoce que esa sentencia ya “engrosa la colección que estamos haciendo de veredictos judiciales que tenemos apelados en Audiencias, en el Supremo y en el Constitucional, entre otras altas instancias”, lo que de momento sólo está haciendo felices a los abogados de la empresa editora del periódico.