El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Espera que te espera
En el baúl la protagonista de nuestra historia llevaba todo lo necesario para su estancia de siete meses en Argentina, desde ropa para dos estaciones hasta la Epilady, el secador, los medicamentos, zapatos... En Buenos Aires, Iberia le explicó que había habido un problema técnico, pero que su equipaje y el de otros pasajeros igualmente perjudicados estaría allí en 24 horas. Le facilitaron un número de teléfono para que llamara al día siguiente y le informaron de que, a partir de las 24 horas, disponía de una cantidad máxima de 56 euros diarios para artículos de primera necesidad que le pagarían previa presentación de facturas. Era invierno en Buenos Aires, así que la doña tuvo que comprarse abrigo y calzado, además de las cosas naturales de aseo. A los cuatro días le dicen que mande una relación del contenido de la maleta, a ver si escaneando las que había en Barajas daban con ella. A los veinte días le pidieron que mandara una copia de la denuncia, del resguardo de la tarjeta de embarque y una valoración de lo contenido en el baúl. Y seguía el invierno en Buenos Aires, y la afectada, gastando sus ahorros en lo que no tenía previsto.
En el baúl la protagonista de nuestra historia llevaba todo lo necesario para su estancia de siete meses en Argentina, desde ropa para dos estaciones hasta la Epilady, el secador, los medicamentos, zapatos... En Buenos Aires, Iberia le explicó que había habido un problema técnico, pero que su equipaje y el de otros pasajeros igualmente perjudicados estaría allí en 24 horas. Le facilitaron un número de teléfono para que llamara al día siguiente y le informaron de que, a partir de las 24 horas, disponía de una cantidad máxima de 56 euros diarios para artículos de primera necesidad que le pagarían previa presentación de facturas. Era invierno en Buenos Aires, así que la doña tuvo que comprarse abrigo y calzado, además de las cosas naturales de aseo. A los cuatro días le dicen que mande una relación del contenido de la maleta, a ver si escaneando las que había en Barajas daban con ella. A los veinte días le pidieron que mandara una copia de la denuncia, del resguardo de la tarjeta de embarque y una valoración de lo contenido en el baúl. Y seguía el invierno en Buenos Aires, y la afectada, gastando sus ahorros en lo que no tenía previsto.