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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Huevos de UGT sobre los trabajadores de Fundescan

Los trabajadores de Fundescan están que se suben por las paredes. Después de cinco meses sin cobrar, acudiendo a sus puestos de trabajo a la espera de que el sindicato UGT les ofrezca una salida razonable a su situación, pendientes de un expediente de regulación de empleo que no llega y sometidos a un desgaste personal, económico y familiar insoportable, este martes tuvieron encima que sufrir lo que no se esperaban. Se manifestaban, como cada martes, ante la sede del sindicato en la muy sindicalista calle de Primero de Mayo, en Las Palmas de Gran Canaria, junto al monumento en honor de Pablo Iglesias, cuando empezaron a sufrir una inesperada lluvia de huevos. Los manifestantes, testigos presenciales de la agresión, aseguran que los proyectiles procedían de una ventana próxima al despacho del secretario general y se preguntaban si esa es la nueva fórmula de diálogo social que preconiza la UGT o si se trata, sencillamente, de un aviso gráfico del modo en que se piensan imponer las soluciones.

Los trabajadores de Fundescan están que se suben por las paredes. Después de cinco meses sin cobrar, acudiendo a sus puestos de trabajo a la espera de que el sindicato UGT les ofrezca una salida razonable a su situación, pendientes de un expediente de regulación de empleo que no llega y sometidos a un desgaste personal, económico y familiar insoportable, este martes tuvieron encima que sufrir lo que no se esperaban. Se manifestaban, como cada martes, ante la sede del sindicato en la muy sindicalista calle de Primero de Mayo, en Las Palmas de Gran Canaria, junto al monumento en honor de Pablo Iglesias, cuando empezaron a sufrir una inesperada lluvia de huevos. Los manifestantes, testigos presenciales de la agresión, aseguran que los proyectiles procedían de una ventana próxima al despacho del secretario general y se preguntaban si esa es la nueva fórmula de diálogo social que preconiza la UGT o si se trata, sencillamente, de un aviso gráfico del modo en que se piensan imponer las soluciones.