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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Jerónimo llamó angustiado

Efectivamente, la ausencia de Televisión Canaria del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria requería unas explicaciones del director de la cadena pública, sobre todo por las acusaciones que siempre sufre de tener cierta querencia al chicharro, dicho sea aprovechando que andamos metidos en estas calendas. Willy tiene instrucciones de Paulino Rivero de dejarse querer en Gran Canaria, y la tele anda de un tiempo a esta parte desviviéndose por agradar a personalidades como Jerónimo Saavedra. Es verdad que la cadena se hizo con los derechos del pasado Womad después de que Televisión Española comunicara al alcalde que no tenía presupuesto para asumir una producción así. Y es cierto que Saavedra optó entonces por Televisión Canaria. Pero de ahí a que el director de la cadena describa esa llamada como “de cierta angustia” refleja cuanto menos una imprudencia impropia en un director general. Y es a partir de esa posición cuando Willy García se adentra en un jardín lleno de setos que componen un laberinto sólo descifrable para mentes muy privilegiadas.

Efectivamente, la ausencia de Televisión Canaria del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria requería unas explicaciones del director de la cadena pública, sobre todo por las acusaciones que siempre sufre de tener cierta querencia al chicharro, dicho sea aprovechando que andamos metidos en estas calendas. Willy tiene instrucciones de Paulino Rivero de dejarse querer en Gran Canaria, y la tele anda de un tiempo a esta parte desviviéndose por agradar a personalidades como Jerónimo Saavedra. Es verdad que la cadena se hizo con los derechos del pasado Womad después de que Televisión Española comunicara al alcalde que no tenía presupuesto para asumir una producción así. Y es cierto que Saavedra optó entonces por Televisión Canaria. Pero de ahí a que el director de la cadena describa esa llamada como “de cierta angustia” refleja cuanto menos una imprudencia impropia en un director general. Y es a partir de esa posición cuando Willy García se adentra en un jardín lleno de setos que componen un laberinto sólo descifrable para mentes muy privilegiadas.