El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
En manos de la Dirección General
A pesar de su gravedad, el asunto se ha mantenido en secreto hasta este mismo domingo, en que La Provincia lo desveló. A ninguna de las partes en presencia, o a casi ninguna, por ser más precisos, interesaba lo más mínimo airear un enfrentamiento tan enconado como el que pudiera derivarse de un incidente así. La Policía no quería que el malestar hacia sus colegas de la Guardia Civil se extendiera a inspectores y a la escala básica, que ya bastantes roces se producen de manera recurrente. La delegada del Gobierno, obligada a mantener exquisitas relaciones con los dos cuerpos, huía del conflicto como gato escaldado, pero por exigencia del juez instructor tuvo que enviar este viernes pasado al juzgado toda la documentación referida al menos a este roce con el general de la Guardia Civil. Todo se ha disparado hasta el punto de llegar al despacho del director general de la Policía y la Guardia Civil, que deberá pronunciarse de manera urgente, antes de que la bola de nieve se dispare y el malestar se extienda de manera poco edificante a la Justicia, donde han sentado como una patada las graves insinuaciones del general.
A pesar de su gravedad, el asunto se ha mantenido en secreto hasta este mismo domingo, en que La Provincia lo desveló. A ninguna de las partes en presencia, o a casi ninguna, por ser más precisos, interesaba lo más mínimo airear un enfrentamiento tan enconado como el que pudiera derivarse de un incidente así. La Policía no quería que el malestar hacia sus colegas de la Guardia Civil se extendiera a inspectores y a la escala básica, que ya bastantes roces se producen de manera recurrente. La delegada del Gobierno, obligada a mantener exquisitas relaciones con los dos cuerpos, huía del conflicto como gato escaldado, pero por exigencia del juez instructor tuvo que enviar este viernes pasado al juzgado toda la documentación referida al menos a este roce con el general de la Guardia Civil. Todo se ha disparado hasta el punto de llegar al despacho del director general de la Policía y la Guardia Civil, que deberá pronunciarse de manera urgente, antes de que la bola de nieve se dispare y el malestar se extienda de manera poco edificante a la Justicia, donde han sentado como una patada las graves insinuaciones del general.