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El Niño Bravo pidió permiso

Menos mal que en ese mismo partido que Soria ha llevado al riscadero empiezan a aparecer elementos con un puntito de cordura. Lucas Bravo de Laguna, del que aquí hemos criticado muchas veces esos tics tan sorianos que lo han llevado a derrapar de lo lindo, ha protagonizado uno de los primeros gestos de prudencia de su carrera. Hace unos días el alcalde de Santa Brígida evacuó consultas a la Junta Electoral para que le dijeran si podía o no enviar a todos los vecinos un atento saluda invitándoles a las fiestas patronales de la villa. La Junta le preguntó que para cuándo era eso; que para el día 6 de junio, contestó el Niño Lucas; pues espérese al 23, hombre de Dios, que no va a pasar nada por unos días de retraso. Como si el pueblo no supiera cuándo son sus fiestas, añadimos nosotros para animar un poco más la respuesta. Así que el alcalde ha decidido esperar pacientemente para volverse a dar un homenaje de popularidad. No hizo lo mismo, ser prudente, mira tú por donde, con la sentencia que le condenó a pagarse de su bolsillo los abogados para pleitos personales. La ha recurrido, el muy inquieto, quizás para no darlo todo por perdido después de tanto varapalo seguido. Pero estamos seguros de que ya ha aprendido la lección y no volverá a utilizar los dineros públicos para lo que no puede ser.

Menos mal que en ese mismo partido que Soria ha llevado al riscadero empiezan a aparecer elementos con un puntito de cordura. Lucas Bravo de Laguna, del que aquí hemos criticado muchas veces esos tics tan sorianos que lo han llevado a derrapar de lo lindo, ha protagonizado uno de los primeros gestos de prudencia de su carrera. Hace unos días el alcalde de Santa Brígida evacuó consultas a la Junta Electoral para que le dijeran si podía o no enviar a todos los vecinos un atento saluda invitándoles a las fiestas patronales de la villa. La Junta le preguntó que para cuándo era eso; que para el día 6 de junio, contestó el Niño Lucas; pues espérese al 23, hombre de Dios, que no va a pasar nada por unos días de retraso. Como si el pueblo no supiera cuándo son sus fiestas, añadimos nosotros para animar un poco más la respuesta. Así que el alcalde ha decidido esperar pacientemente para volverse a dar un homenaje de popularidad. No hizo lo mismo, ser prudente, mira tú por donde, con la sentencia que le condenó a pagarse de su bolsillo los abogados para pleitos personales. La ha recurrido, el muy inquieto, quizás para no darlo todo por perdido después de tanto varapalo seguido. Pero estamos seguros de que ya ha aprendido la lección y no volverá a utilizar los dineros públicos para lo que no puede ser.