La verdad es que Las Palmas tiene una alcaldesa que da gusto verla, tan entretenida en las cosas importantes de la ciudad, como las pulseras verdes, y despistada en asuntos triviales, como la venta de la empresa mixta de distribución y gestión del agua, Emalsa. Pepa Luzardo se ha enterado por la prensa de la pirula que Endesa-Unelco ha hecho a sus socios en la compañía del agua, y se ha cogido un rebote de colosales proporciones. La eléctrica no informó ni siquiera a la presidenta del consejo de administración, que viene a ser la señora Luzardo, de sus negociaciones con Sacyr-Vallehermoso, de la venta de su 33% de la compañía. Es cierto que se saltó el derecho de tanteo porque lo que vendió es su empresa Nueva Nuinsa, tenedora de las acciones de Emalsa, además de otros derechos y propiedades, pero no es muy elegante saltarse las normas básicas en estos asuntos. Todos los ojos apuntan a los dirigentes Pablo Marrero y José María Plans, a los que costará trabajo recuperar la credibilidad en determinados ámbitos empresariales. Y municipales.