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Soria, más afligido que de costumbre

Ya no destila José Manuel Soria la euforia acostumbrada. Sus salidas a los medios informativos empiezan a ser más contadas y comedidas, y sus respuestas menos soliviantadas y fantasmagóricas. Ya no habla ni de las prospecciones, tarea que ha encomendado a su subsecretario de Estado, el también canario Enrique Hernández Bento, que está haciendo. El ministro de Industria atraviesa momentos difíciles que se apreciaron notablemente en la entrevista que le publicó este lunes el diario El Mundo, antaño aparatoso amigo capaz de majarse los dedos y convertirse en cómplice de sus mentiras a cambio de una campaña publicitaria. Ya lo entrevista Esther Esteban, que es más floja que una ronda de unos, a la que encargaron una entrevista de aliño para que el ministro no quede ni bien ni mal, sino todo lo contrario. No le pregunta ni siquiera por las prospecciones en Baleares o en Canarias, y se conforma con cualquier respuesta de manual ante los temas más candentes. Al menos, la señora Esteban logró sacarle que no va a bajar el IVA turístico, lo que ya era de dominio público, o que las eléctricas se la tienen jurada por inútil. “No me sacarán a hombros”, dijo, afligido y resignado Soria refiriéndose a ese poderoso sector, al que acusó, miren qué cosas, de invertir fuera los beneficios que consigue en España, como si él no respaldara con su presencia actividades de empresarios españoles que obtienen aquí sus beneficios. Lo hizo, sin irnos muy lejos, en la República Dominicana, a donde acudió no hace mucho a dejarse agasajar por el Grupo Martinón, propietario –qué casualidad- del hotel Volcán, donde pasa sus vacaciones en lo que lo legalizan o lo derriban.

Movimientos sísmicos en la zona cero

A Repsol empiezan a no salirle las cuentas, y los informes que con fórceps la compañía está aportando a requerimiento de Medio Ambiente demuestran que la petrolera ocultó deliberadamente datos relevantes que debieron ser sometidos a información pública el verano pasado. Por ejemplo, el 29 de noviembre de 2013, después de cerrados con la euforia oficial acostumbrada el periodo de información pública del verano, Repsol aportó a Industria un estudio sobre actividad sísmica en Canarias que es para tararí y no echar gota. Aun siendo redactado de parte, es decir, por encargo de Repsol, el estudio reconoce más de quince movimientos sísmicos hace no muchos meses, algunos de ellos justo en la zona donde se prevén los pinchazos. En vez de comparar los datos sísmicos con otras regiones del mundo donde se efectúan actividades como las que se pretenden y así evaluar el impacto, la adenda de la petrolera los compara con el resto de Canarias para concluir que la cosa es más o menos estándar, es decir, “con una actividad sísmica baja”. El estudio de sismicidad no hace, sin embargo, ningún análisis de las consecuencias que esa actividad sísmica pudiera tener en las prospecciones, con lo que tras leer los 39 folios, nos hemos quedado con las ganas de saber si las previsibles aceleraciones del terreno (PGA) “esperadas en la zona” los próximos dos años, “equivalentes a un sismo de magnitud 5,2”, pueden o no tener consecuencias en las perforaciones que se van a hacer o, sencillamente, se quedarán en un meneito a los barcos que allí operen. Si esas consecuencias fueran menos graves tirando a inocuas, ¿por qué no se aportó este informe al estudio de impacto ambiental que se sometió a información pública? ¿Por qué se aporta ahora? ¿Fue una de las exigencias de Medio Ambiente al descubrir la inmensa chapuza que es este expediente? Se trata de uno de los agujeros negros detectados por los comisionados canarios que han acudido a consultar el expediente a Industria. Nadie da explicaciones, lo que contribuye aún más a la sospecha. Lo más probable es que sea obligado abrir otro proceso de consulta ciudadana, lo que retrasará el negocio, espantará a Repsol y Soria se quedará sin salir a hombros de nadie al término de esta legislatura. Porque los de Brufau empiezan a estar hasta las mismísimas pelotas de que no salgan las cosas como se las tenían prometidas.

Un golpe de mala suerte en la mar

Seguimos atentos a las evoluciones del rescate de los cuatro tripulantes del helicóptero del SAR fallecidos a pocas millas de Gran Canaria y de Fuerteventura mientras (hay que recordarlo) participaban en un ejercicio propio de su actividad, es decir, el auxilio de personas víctimas de siniestros en la mar. La mala suerte no permitió que cerráramos la edición de este lunes con la noticia de que los cuatro cuerpos habían podido ser sacados a la superficie para que sus familias vieran cerrados estos dramáticos episodios: un percance en el momento del izado del aparato provocó que éste se quebrara y que una parte del fuselaje, con dos de los cadáveres, volvieran al fondo del mar, de donde esta madrugada seguían tratando de rescatarlos. Las familias tienen todo el derecho del mundo a recuperar a sus seres queridos, y así lo batallaron desde que apreciaron los primeros síntomas de desestimiento por parte del Ministerio de Defensa ante las complicaciones de un rescate así. La presión ejercida por los familiares de los desaparecidos activó a la prensa, y tras ella, el Gobierno tuvo que actuar. Lo discutible viene acto seguido: el BOE publicaba este lunes el anuncio por el que se contrataba el rescate a la norteamaricana Phoenix International Holding mediante un proceso urgente, negociado y sin publicidad, por 3,2 millones de euros. El importe llamó la atención a los miembros de la mesa de contratación del Ministerio de Defensa, que dejaron caer un comentario muy extraño al final del anuncio publicado en el BOE: “La mesa aprecia que la proposición de esta empresa es susceptible de ser considerada desproporcionada o anormal”. Defensa se apresuró a desmentir estos extremos, a atribuir a “un error” el comentario, y a anunciar que este mismo martes se subsanará.

3,2 millones con un tope de 5

Pero, repasando los dieciocho folios del contrato que ha firmado Defensa, se descubren algunos extremos que no aparecen en el anuncio del BOE y que pueden ser atribuibles a las prisas o a la poca experiencia que extrañamente parece demostrar un departamento que debería estar más que acostumbrado a rescatar a militares –vivos o muertos- en zonas de conflicto o en operaciones de simulacros, como es este caso. Aparentemente se aceptan sin más las condiciones de Phoenix por el indiscutible mérito de su reputación y su experiencia internacionalmente acreditadas. De hecho, es una de las compañías que participa en el rescate del Boeing desaparecido en el Índico y de las pocas que puede realizar estas operaciones a profundidades de hasta 6.000 metros. Así, se abonan 1.800.000 dólares por anticipado para cubrir la movilización del buque ADT Ares (once días), la fase de búsqueda (tres días), la fase de recuperación (siete días) y la desmovilización del buque (once días). Se pacta, asimismo, un coste adicional de 60.000 dólares diarios si se superaran los diez días previstos adicionalmente de búsqueda, a lo que habría que añadir los gastos de combustible, comunicaciones y logística, más un 15% de beneficio industrial. En total, el contrato no pone como tope los 3,2 millones de la adjudicación, sino un total de 5. La pregunta es obligada, ¿el Ministerio de Defensa no dispone de ningún seguro que pudiera prever este tipo de contingencias dedicándose a lo que se dedican sus efectivos? Defensa asegura que siendo el proveedor más caro, se eligió por su fiabilidad. ¿Podría saberse quiénes eran los competidores, si es que se llamó a algún otro? Porque estando de acuerdo con que las operaciones se debían realizar para rescatar estos cuerpos, también es obligado exigir que se guarden siempre las más elementales garantías de contratación.

Cáceres vuelve a apostar por el Womad

No nos cansaremos de contarlo cada vez que ocurra, y como acaba de ocurrir, pues lo contamos: el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, uno de los más celebrados versos libres del Partido Popular, presentó este lunes en Mérida, arropado por representantes de todas las instituciones implicadas, la vigésimo tercera edición del Womad de Cáceres. Ni la crisis ni el sectarismo que en otras regiones –verbigracia, la canaria- se emplearon para borrarlo del calendario, han desanimado a las autoridades extremeñas, que han presentado este Womad de mayo como uno de los acontecimientos culturales y sociales más importantes del año. Junto a Monago, la alcaldesa de Cáceres, la consejera regional de Cultura, el presidente de la Diputación… y la directora de Womad para España y Portugal, la canaria Dania Dávora. Con un presupuesto de 360.000 euros (140.000 menos de lo que cuesta traer a la selección USA de baloncesto, la mitad de lo que cuestan coordinadores, gerentes y cargos de confianza en el Ayuntamiento de Las Palmas, y lo mismo que va a costar el Festival de Cine), la ciudad de Cáceres tendrá del 8 al 11 de mayo su Womad de cada año, en esta ocasión nuevamente con un sesgo marcadamente maliense, con la presencia, entre otros artistas (hasta veinte), de Vieux Farka Toure, aclamado como el Jimmy Hendrix del Sahara, hijo del guitarrista Ali Farka Toure. Tras la presentación se dispararon las noticias en los medios nacionales, tanto especializados como generalistas, lo que demuestra el interés que concita esta cita anual a la que Las Palmas de Gran Canaria renunció por miopía política y la correspondiente dosis de sectarismo que el PP de Extremadura no aplica para este caso. Cáceres, que acaba de cerrar su Semana Santa orgullosa de las 5.000 personas que deambularon estos días por su ciudad monumental, se prepara para recibir a 50.000 más, lo que entusiasma a todo el mundo por el impacto económico que representa y por mantenerse como urbe de referencia global de las músicas del mundo. Y nosotros, aquí, haciendo fiestas del perro (20.000 cada una, y van dos) y maratones que avergüenzan incluso a los corredores.

Ya no destila José Manuel Soria la euforia acostumbrada. Sus salidas a los medios informativos empiezan a ser más contadas y comedidas, y sus respuestas menos soliviantadas y fantasmagóricas. Ya no habla ni de las prospecciones, tarea que ha encomendado a su subsecretario de Estado, el también canario Enrique Hernández Bento, que está haciendo. El ministro de Industria atraviesa momentos difíciles que se apreciaron notablemente en la entrevista que le publicó este lunes el diario El Mundo, antaño aparatoso amigo capaz de majarse los dedos y convertirse en cómplice de sus mentiras a cambio de una campaña publicitaria. Ya lo entrevista Esther Esteban, que es más floja que una ronda de unos, a la que encargaron una entrevista de aliño para que el ministro no quede ni bien ni mal, sino todo lo contrario. No le pregunta ni siquiera por las prospecciones en Baleares o en Canarias, y se conforma con cualquier respuesta de manual ante los temas más candentes. Al menos, la señora Esteban logró sacarle que no va a bajar el IVA turístico, lo que ya era de dominio público, o que las eléctricas se la tienen jurada por inútil. “No me sacarán a hombros”, dijo, afligido y resignado Soria refiriéndose a ese poderoso sector, al que acusó, miren qué cosas, de invertir fuera los beneficios que consigue en España, como si él no respaldara con su presencia actividades de empresarios españoles que obtienen aquí sus beneficios. Lo hizo, sin irnos muy lejos, en la República Dominicana, a donde acudió no hace mucho a dejarse agasajar por el Grupo Martinón, propietario –qué casualidad- del hotel Volcán, donde pasa sus vacaciones en lo que lo legalizan o lo derriban.

Movimientos sísmicos en la zona cero